Job 8

1-2 ¿Hasta cuándo vas a seguir hablando así,

hablando como un viento huracanado?

3 Dios, el Todopoderoso,

nunca tuerce la justicia ni el derecho.

4 Seguramente tus hijos pecaron contra Dios,

y él les dio el castigo merecido.

5 Busca a Dios, al Todopoderoso,

y pídele que tenga compasión de ti.

6 Si tú actúas con pureza y rectitud,

él velará por ti, y te dará

el hogar que justamente mereces.

7 La riqueza que tenías no será nada

comparada con lo que tendrás después.

8 Consulta a las generaciones pasadas,

aprende de la experiencia de los antiguos.

9 Nosotros somos apenas de ayer, y nada sabemos;

nuestros días en esta tierra pasan como una sombra.

10 Pero los antiguos podrán hablarte

y enseñarte muchas cosas.

11 El junco y el papiro

crecen sólo donde abunda el agua;

12 sin embargo, estando aún verdes y sin cortar,

se secan antes que otras hierbas.

13 Lo mismo pasa con los malvados,

con los que se olvidan de Dios:

sus esperanzas quedan frustradas.

14 Su confianza y su seguridad

son como el hilo de una telaraña.

15 Querrán agarrarse al hilo, y no resistirá;

o apoyarse en la telaraña, y no los soportará.

16 Los malvados son como verdes hierbas al sol,

que se extienden por todo el jardín;

17 enredan sus raíces entre las rocas

y se adhieren a las piedras,

18 pero si alguien las arranca de su sitio

nadie podrá saber que estuvieron allí.

19 Así termina su prosperidad,

y en su lugar brotan otras hierbas.

20 Dios no abandona al hombre intachable,

ni brinda su apoyo a los malvados.

21 Él hará que vuelvas a reír

y que grites de alegría;

22 en cambio, tus enemigos se cubrirán de vergüenza

y la casa de los malvados será destruida.