Job 23

1-2 Una vez más mis quejas son amargas

porque Dios ha descargado su mano sobre mí.

3 ¡Ojalá supiera yo dónde encontrarlo,

y cómo llegar a donde vive!

4 Presentaría ante él mi caso,

pues me sobran argumentos.

5 ¡Ya sabría cómo responder

a lo que él me contestara!

6 Pero él no usaría la fuerza como argumento,

sino que me escucharía

7 y reconocería que tengo la razón;

me declararía inocente,

¡me dejaría libre para siempre!

8 Pero busco a Dios en el oriente, y no está allí;

lo busco en el occidente, y no lo encuentro.

9 Me dirijo al norte, y no lo veo;

me vuelvo al sur, y no lo percibo.

10 Él conoce cada uno de mis pasos;

puesto a prueba, saldré puro como el oro.

11 Yo siempre he seguido sin desviarme

el camino que él me ha señalado.

12 Siempre he cumplido sus leyes y mandatos,

y no mi propia voluntad.

13 Cuando él decide realizar algo, lo realiza;

nada le hace cambiar de parecer.

14 Lo que él ha dispuesto hacer conmigo, eso hará,

junto con otras cosas semejantes.

15 Por eso le tengo miedo;

sólo el pensarlo me llena de terror.

16 Dios, el Todopoderoso,

me tiene acobardado.

17 ¡Ojala la noche me hiciera desaparecer

y me envolviera la oscuridad!

Leave a comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *

4 × 4 =