Colosenses 3

1 Por lo tanto, ya que ustedes han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas del cielo, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios.

2 Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra.

3 Pues ustedes murieron, y Dios les tiene reservado el vivir con Cristo.

4 Cristo mismo es la vida de ustedes. Cuando él aparezca, ustedes también aparecerán con él llenos de gloria.

Consecuencias de la unión con Cristo

5 Hagan, pues, morir todo lo que hay de terrenal en ustedes: que nadie cometa inmoralidades sexuales, ni haga cosas impuras, ni siga sus pasiones y malos deseos, ni se deje llevar por la avaricia (que es una forma de idolatría).

6 Por estas cosas viene el terrible castigo de Dios sobre aquellos que no lo obedecen;

7 y en su vida pasada ustedes las hacían.

8 Pero ahora dejen todo eso: el enojo, la pasión, la maldad, los insultos y las palabras indecentes.

9 No se mientan los unos a los otros, puesto que ya se han despojado de lo que antes eran y de las cosas que antes hacían,

10 y se han revestido de la nueva naturaleza: la del nuevo hombre, que se va renovando a imagen de Dios, su Creador, para llegar a conocerlo plenamente.

11 Ya no tiene importancia el ser griego o judío, el estar circuncidado o no estarlo, el ser extranjero, inculto, esclavo o libre, sino que Cristo es todo y está en todos.

12 Dios los ama a ustedes y los ha escogido para que pertenezcan al pueblo santo. Revístanse de sentimientos de compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia.

13 Sopórtense unos a otros, y perdónense si alguno tiene una queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.

14 Sobre todo revístanse de amor, que es el lazo de la perfecta unión.

15 Y que la paz de Cristo reine en sus corazones, porque con este propósito los llamó Dios a formar un solo cuerpo. Y sean agradecidos.

16 Que el mensaje de Cristo permanezca siempre en ustedes con todas sus riquezas. Instrúyanse y amonéstense unos a otros con toda sabiduría. Con corazón agradecido canten a Dios salmos, himnos y cantos espirituales.

17 Y todo lo que hagan o digan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él.

Deberes de la familia cristiana

18 Esposas, sométanse a sus esposos, pues éste es su deber como creyentes en el Señor.

19 Esposos, amen a sus esposas y no las traten con aspereza.

20 Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque esto agrada al Señor.

21 Padres, no hagan enojar a sus hijos, para que no se desanimen.

22 Esclavos, obedezcan en todo a quienes aquí en la tierra son sus amos, no solamente cuando ellos los estén mirando, para quedar bien con ellos, sino de corazón sincero, por temor al Señor.

23 Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor y no a los hombres.

24 Pues ya saben que, en recompensa, el Señor les dará parte en la herencia. Porque ustedes sirven a Cristo, que es su verdadero Señor.

25 Pero el que hace lo malo, recibirá el pago del mal que ha hecho, porque Dios juzga imparcialmente.

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Colosenses 4

1 Ustedes, amos, sean justos y razonables con sus esclavos. Acuérdense de que también ustedes tienen un Señor en el cielo.

Recomendaciones generales

2 Manténganse constantes en la oración, siempre alerta y dando gracias a Dios.

3 Oren también por nosotros, a fin de que el Señor nos abra las puertas para predicar el mensaje y anunciar el designio secreto de Cristo, pues por eso estoy preso.

4 Oren para que yo lo dé a conocer tan claramente como debo hacerlo.

5 Compórtense sabiamente con los no creyentes, y aprovechen bien el tiempo.

6 Su conversación debe ser siempre agradable y de buen gusto, y deben saber también cómo contestar a cada uno.

7 Nuestro querido hermano Tíquico, que ha sido un fiel ayudante y que ha servido al Señor conmigo, les llevará noticias mías.

8 Por esto lo envío a ustedes, para que les diga cómo estamos y los anime.

9 Con él va también Onésimo, nuestro querido y fiel hermano, que es uno de ustedes. Ellos les contarán todo lo que pasa por aquí.

10 Aristarco, mi compañero de cárcel, les manda saludos; y también Marcos, el primo de Bernabé. Ustedes ya tienen instrucciones respecto a Marcos; si va a visitarlos, recíbanlo bien.

11 También los saluda Jesús, al que llaman el Justo. Éstos son los únicos entre los creyentes judíos que han trabajado conmigo por el reino de Dios, y han sido un gran consuelo para mí.

12 Les manda saludos Epafras, un siervo de Cristo Jesús; él es uno de ustedes, y siempre está rogando por ustedes en sus oraciones, para que se mantengan perfectamente firmes, entregados del todo a hacer la voluntad de Dios.

13 Yo soy testigo de lo mucho que Epafras se preocupa por ustedes y por los que están en Laodicea y en Hierápolis.

14 Lucas, el médico amado, los saluda, y también Demas.

15 Saluden a los hermanos que están en Laodicea. Saluden también a Ninfa y a la congregación que se reúne en su casa.

16 Después de haber leído ustedes esta carta, mándenla a la iglesia de Laodicea, para que también allí sea leída; y ustedes, a su vez, lean la carta que les llegue de allá.

17 Díganle esto a Arquipo: «Procura cumplir bien el servicio que te han encomendado en nombre del Señor.»

18 Yo, Pablo, les escribo este saludo de mi puño y letra. Recuerden que estoy preso. Que Dios derrame su gracia sobre ustedes.

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Filipenses 1

Saludo

1 Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, saludan a los que en la ciudad de Filipos pertenecen al pueblo santo por estar unidos a Cristo Jesús, es decir, a toda la comunidad con los que la presiden y los diáconos.

2 Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derramen su gracia y su paz sobre ustedes.

Acción de gracias

3 Cada vez que me acuerdo de ustedes doy gracias a mi Dios;

4 y cuando oro, siempre pido con alegría por todos ustedes;

5 pues ustedes se han hecho solidarios con la causa del evangelio, desde el primer día hasta hoy.

6 Estoy seguro de que Dios, que comenzó a hacer su buena obra en ustedes, la irá llevando a buen fin hasta el día en que Jesucristo regrese.

7 Es muy justo que yo piense así de todos ustedes, porque los llevo dentro de mi corazón y porque todos ustedes son solidarios conmigo de la bondad que Dios me ha mostrado, ya sea que esté yo en la cárcel o que me presente delante de las autoridades para defender y confirmar el anuncio del evangelio.

8 Pues Dios sabe cuánta nostalgia siento de todos ustedes, con el tierno amor que me infunde Cristo Jesús.

9 Pido en mi oración que su amor siga creciendo más y más todavía, y que Dios les dé sabiduría y entendimiento,

10 para que sepan escoger siempre lo mejor. Así podrán vivir una vida limpia, y avanzar sin tropiezos hasta el día en que Cristo vuelva;

11 pues ustedes presentarán una abundante cosecha de buenas acciones gracias a Jesucristo, para honra y gloria de Dios.

12 Hermanos, quiero que sepan que las cosas que a mí me han pasado han venido en realidad a ayudar al anuncio del evangelio.

13 Pues mi prisión ha servido para dar testimonio público de Cristo a la gente del palacio y a todos los demás.

14 Y al ver que estoy preso, la mayoría de los hermanos se han animado a anunciar el mensaje, sin miedo y con más confianza en el Señor.

15 Es verdad que algunos anuncian a Cristo por envidia y rivalidad, pero otros lo hacen con buena intención.

16 Algunos anuncian a Cristo por amor, sabiendo que Dios me ha puesto aquí para defender el evangelio;

17 pero otros lo hacen por interés personal, y no son sinceros, sino que quieren causarme más dificultades ahora que estoy preso.

18 Pero ¿qué importa? De cualquier manera, con sinceridad o sin ella, anuncian a Cristo; y esto me causa alegría.

Y todavía me alegraré más,

19 pues yo sé que todo esto será para mi salvación, gracias a las oraciones de ustedes y a la ayuda que me da el Espíritu de Jesucristo.

20 Pues espero firmemente que Dios no me dejará quedar mal, sino que, ahora como siempre, se mostrará públicamente en mí la grandeza de Cristo, tanto si sigo vivo como si muero.

21 Porque para mí, seguir viviendo es Cristo, y morir, una ganancia.

22 Y si al seguir viviendo en este cuerpo, mi trabajo puede producir tanto fruto, entonces no sé qué escoger.

23 Me es difícil decidirme por una de las dos cosas: por un lado, quisiera morir para ir a estar con Cristo, pues eso sería mucho mejor para mí;

24 pero, por otro lado, a causa de ustedes es más necesario que siga viviendo.

25 Y como estoy convencido de esto, sé que me quedaré todavía con ustedes, para ayudarlos a seguir adelante y a tener más gozo en su fe.

26 Así me tendrán otra vez entre ustedes, y haré que aumente su orgullo en Cristo Jesús.

Vivir de acuerdo con el evangelio

27 Solamente esto: procuren que su manera de vivir esté de acuerdo con el evangelio de Cristo. Así, lo mismo si voy a verlos que si no voy, quiero recibir noticias de que ustedes siguen firmes y muy unidos, luchando todos juntos por la fe del evangelio,

28 sin dejarse asustar en nada por sus enemigos. Esto es una clara señal de que ellos van a la destrucción, y al mismo tiempo es señal de la salvación de ustedes. Y esto procede de Dios.

29 Pues por causa de Cristo, ustedes no sólo tienen el privilegio de creer en él, sino también de sufrir por él.

30 Ustedes y yo estamos en la misma lucha. Ya vieron antes cómo luché, y ahora tienen noticias de cómo sigo luchando.

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Filipenses 2

Armonía y humildad

1 Así que, si Cristo les ha dado el poder de animar, si el amor los impulsa a consolar a otros, si todos participan del mismo Espíritu, si tienen un corazón compasivo,

2 llénenme de alegría viviendo todos en armonía, unidos por un mismo amor, por un mismo espíritu y por un mismo propósito.

3 No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y que cada uno considere a los demás como mejores que él mismo.

4 Ninguno busque únicamente su propio bien, sino también el bien de los otros.

La humillación y la exaltación de Cristo

5 Tengan unos con otros la manera de pensar propia de quien está unido a Cristo Jesús,

6 el cual:

Aunque existía con el mismo ser de Dios,

no se aferró a su igualdad con él,

7 sino que renunció a lo que era suyo

y tomó naturaleza de siervo.

Haciéndose como todos los hombres

y presentándose como un hombre cualquiera,

8 se humilló a sí mismo,

haciéndose obediente hasta la muerte,

hasta la muerte en la cruz.

9 Por eso Dios le dio el más alto honor

y el más excelente de todos los nombres,

10 para que, ante ese nombre concedido a Jesús,

doblen todos las rodillas

en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra,

11 y todos reconozcan que Jesucristo es Señor,

para gloria de Dios Padre.

Hacer efectiva la salvación

12 Por tanto, mis queridos hermanos, así como ustedes me han obedecido siempre, y no sólo cuando he estado entre ustedes, obedézcanme más ahora que estoy lejos. Hagan efectiva su propia salvación con profunda reverencia;

13 pues Dios, según su bondadosa determinación, es quien hace nacer en ustedes los buenos deseos y quien los ayuda a llevarlos a cabo.

14 Háganlo todo sin murmuraciones ni discusiones,

15 para que nadie encuentre en ustedes culpa ni falta alguna, y sean hijos de Dios sin mancha en medio de esta gente mala y perversa. Entre ellos brillan ustedes como estrellas en el mundo,

16 manteniendo firme el mensaje de vida. Así, cuando venga Cristo, yo podré sentirme orgulloso de ustedes, sabiendo que no he corrido ni trabajado en vano.

17 Y aunque mi propia vida sea sacrificada para completar la ofrenda que ustedes hacen a Dios por su fe, yo me alegro y comparto esa alegría con todos ustedes.

18 Alégrense ustedes también, y tomen parte en mi alegría.

Timoteo

19 Confiado en el Señor Jesús, espero mandarles pronto a Timoteo, para alegrarme al recibir noticias de ustedes.

20 Porque no tengo a ningún otro que comparta tanto mis propios sentimientos y que de veras se preocupe por el bien de ustedes;

21 todos buscan su propio interés, y no el interés de Jesucristo.

22 Pero ustedes ya saben del buen comportamiento de Timoteo y de cómo ha servido conmigo en el anuncio del evangelio, ayudándome como si fuera mi hijo.

23 Así que espero enviárselo en cuanto yo sepa qué va a pasar conmigo;

24 aunque confío en el Señor que también yo mismo iré pronto.

Epafrodito

25 Igualmente me parece necesario mandarles al hermano Epafrodito, mi compañero de trabajo y de armas, al que ustedes mismos me enviaron para atender mis necesidades.

26 Él siente mucha nostalgia de todos ustedes, y está muy preocupado porque ustedes supieron que se encontraba enfermo.

27 Y es verdad que lo estuvo, y hasta a punto de morir; pero Dios tuvo compasión de él, y no sólo de él sino también de mí, para que no tuviera yo más tristezas de las que ya tengo.

28 Por eso se lo envío a toda prisa, para que ustedes se alegren de verlo otra vez y para que yo no esté tan triste.

29 Recíbanlo con toda alegría, como hermano en el Señor, y estimen siempre a los que son como él,

30 ya que estuvo a punto de morir por servir a Cristo. Puso en peligro su vida, y estuvo cerca de la muerte, por prestarme los servicios que ustedes no me podían prestar personalmente.

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Filipenses 3

Sobre la circuncisión y la ley

1 Por lo demás, hermanos míos, alégrense en el Señor. Para mí no es ninguna molestia repetir lo que ya les he escrito, y para ustedes es útil.

2 Cuídense de esa gente despreciable, de los malos trabajadores, de esos que mutilan el cuerpo;

3 porque los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que adoramos a Dios movidos por su Espíritu, y nos gloriamos de ser de Cristo Jesús, y no ponemos nuestra confianza en las cosas externas.

4 Aunque también yo tengo razones para confiar en tales cosas. Nadie tendría más razones que yo para confiar en ellas:

5 me circuncidaron a los ocho días de nacer, soy de raza israelita, pertenezco a la tribu de Benjamín, soy hebreo e hijo de hebreos. En cuanto a la interpretación de la ley judía, fui del partido fariseo;

6 era tan fanático, que perseguía a los de la iglesia; y en cuanto a la justicia que se basa en el cumplimiento de la ley, era irreprochable.

7 Pero todo esto, que antes valía mucho para mí, ahora, a causa de Cristo, lo tengo por algo sin valor.

8 Aún más, a nada le concedo valor si lo comparo con el bien supremo de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por causa de Cristo lo he perdido todo, y todo lo considero basura a cambio de ganarlo a él

9 y encontrarme unido a él; no con una justicia propia, adquirida por medio de la ley, sino con la justicia que se adquiere por la fe en Cristo, la que da Dios con base en la fe.

10 Lo que quiero es conocer a Cristo, sentir en mí el poder de su resurrección y la solidaridad en sus sufrimientos; haciéndome semejante a él en su muerte,

11 espero llegar a la resurrección de los muertos.

Todavía no hemos llegado a la meta

12 No quiero decir que ya lo haya conseguido todo, ni que ya sea perfecto; pero sigo adelante con la esperanza de alcanzarlo, puesto que Cristo Jesús me alcanzó primero.

13 Hermanos, no digo que yo mismo ya lo haya alcanzado; lo que sí hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante,

14 para llegar a la meta y ganar el premio celestial que Dios nos llama a recibir por medio de Cristo Jesús.

15 Todos los que ya poseemos una fe madura, debemos pensar de esta manera. Si en alguna cosa ustedes piensan de otro modo, Dios les hará ver esto también.

16 Pero, eso sí, debemos vivir de acuerdo con lo que ya hemos alcanzado.

Somos ciudadanos del cielo

17 Hermanos, sigan mi ejemplo y fíjense también en los que viven según el ejemplo que nosotros les hemos dado a ustedes.

18 Ya les he dicho muchas veces, y ahora se lo repito con lágrimas, que hay muchos que están viviendo como enemigos de la cruz de Cristo,

19 y su fin es la perdición. Su dios son sus propios apetitos, y sienten orgullo de lo que debería darles vergüenza. Sólo piensan en las cosas de este mundo.

20 En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y estamos esperando que del cielo venga el Salvador, el Señor Jesucristo,

21 que cambiará nuestro cuerpo miserable para que sea como su propio cuerpo glorioso. Y lo hará por medio del poder que tiene para dominar todas las cosas.

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Filipenses 4

1 Por eso, mis queridos hermanos, a quienes tanto deseo ver; ustedes, amados míos, que son mi alegría y mi premio, sigan así, firmes en el Señor.

Recomendaciones particulares

2 Ruego a Evodia, y también a Síntique, que se pongan de acuerdo como hermanas en el Señor.

3 Y a ti, mi fiel compañero de trabajo, te pido que ayudes a estas hermanas, pues ellas lucharon a mi lado en el anuncio del evangelio, junto con Clemente y los otros que trabajaron conmigo. Sus nombres ya están escritos en el libro de la vida.

Recomendaciones generales

4 Alégrense siempre en el Señor. Repito: ¡Alégrense!

5 Que todos los conozcan a ustedes como personas bondadosas. El Señor está cerca.

6 No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también.

7 Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús.

8 Por último, hermanos, piensen en todo lo verdadero, en todo lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo agradable, en todo lo que tiene buena fama. Piensen en toda clase de virtudes, en todo lo que merece alabanza.

9 Sigan practicando lo que les enseñé y las instrucciones que les di, lo que me oyeron decir y lo que me vieron hacer: háganlo así y el Dios de paz estará con ustedes.

10 Me alegro mucho en el Señor de que ustedes hayan vuelto a pensar en mí. No quiero decir que me hubieran olvidado, sino que no tenían la oportunidad de ayudarme.

11 No lo digo porque yo esté necesitado, pues he aprendido a contentarme con lo que tengo.

12 Sé lo que es vivir en la pobreza, y también lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a hacer frente a cualquier situación, lo mismo a estar satisfecho que a tener hambre, a tener de sobra que a no tener nada.

13 A todo puedo hacerle frente, gracias a Cristo que me fortalece.

14 Sin embargo, ustedes hicieron bien compartiendo mis dificultades.

15 Cuando partí de Macedonia, al comenzar a anunciar el evangelio, fueron ustedes, los de la iglesia de Filipos, los únicos con quienes tuve este intercambio de bienes.

16 Pues incluso estando yo en Tesalónica, más de una vez ustedes me enviaron ofrendas para mis necesidades.

17 No es que yo esté cobrándoles nada; lo que quiero es que ustedes lleguen a tener más en su cuenta delante de Dios.

18 Acuso recibo de todo, y hasta tengo de sobra. Con lo que me enviaron por medio de Epafrodito, tengo más que suficiente. Lo que me enviaron fue como una ofrenda de incienso perfumado, un sacrificio que Dios recibe con agrado.

19 Por lo tanto, mi Dios les dará a ustedes todo lo que les falte, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.

20 ¡Gloria para siempre a nuestro Dios y Padre! Amén.

Despedida

21 Saluden de mi parte a todos los que pertenecen al pueblo santo por Jesucristo. Los hermanos que están conmigo les mandan saludos.

22 También les mandan saludos todos los que pertenecen al pueblo santo, y especialmente los del servicio del emperador romano.

23 Que el Señor Jesucristo derrame su gracia sobre ustedes.

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Efesios 1

1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, saluda a quienes en la ciudad de Éfeso pertenecen al pueblo santo y como creyentes están unidos a Cristo Jesús.

2 Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derramen su gracia y su paz sobre ustedes.

Alabanza a Dios por su obra salvadora

3 Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues en Cristo nos ha bendecido en los cielos con toda clase de bendiciones espirituales.

4 Dios nos escogió en Cristo desde antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos y sin defecto en su presencia. Por su amor,

5 nos había destinado a ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, hacia el cual nos ordenó, según la determinación bondadosa de su voluntad.

6 Esto lo hizo para que alabemos siempre a Dios por su gloriosa bondad, con la cual nos bendijo mediante su amado Hijo.

7-8 En Cristo, gracias a la sangre que derramó, tenemos la liberación y el perdón de los pecados. Pues Dios ha hecho desbordar sobre nosotros las riquezas de su generosidad, dándonos toda sabiduría y entendimiento,

9 y nos ha hecho conocer el designio secreto de su voluntad. Él en su bondad se había propuesto realizar en Cristo este designio,

10 e hizo que se cumpliera el término que había señalado. Y este designio consiste en que Dios ha querido unir bajo el mando de Cristo todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra.

11 En Cristo, Dios nos había escogido de antemano para que tuviéramos parte en su herencia, de acuerdo con el propósito de Dios mismo, que todo lo hace según la determinación de su voluntad.

12 Y él ha querido que nosotros seamos los primeros en poner nuestra esperanza en Cristo, para que todos alabemos su glorioso poder.

13 Gracias a Cristo, también ustedes que oyeron el mensaje de la verdad, la buena noticia de su salvación, y abrazaron la fe, fueron sellados como propiedad de Dios con el Espíritu Santo que él había prometido.

14 Este Espíritu es el anticipo que nos garantiza la herencia que Dios nos ha de dar, cuando haya completado nuestra liberación y haya hecho de nosotros el pueblo de su posesión, para que todos alabemos su glorioso poder.

Oración por los creyentes

15 Por esto, como sé que ustedes tienen fe en el Señor Jesús y amor para con todo el pueblo santo,

16 no dejo de dar gracias a Dios por ustedes, recordándolos en mis oraciones.

17 Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, al glorioso Padre, que les conceda el don espiritual de la sabiduría y se manifieste a ustedes, para que puedan conocerlo verdaderamente.

18 Pido que Dios les ilumine la mente, para que sepan cuál es la esperanza a la que han sido llamados, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da al pueblo santo,

19 y cuán grande y sin límites es su poder, el cual actúa en nosotros los creyentes. Este poder es el mismo que Dios mostró con tanta fuerza y potencia

20 cuando resucitó a Cristo y lo hizo sentar a su derecha en el cielo,

21 poniéndolo por encima de todo poder, autoridad, dominio y señorío, y por encima de todo lo que existe, tanto en este tiempo como en el venidero.

22 Sometió todas las cosas bajo los pies de Cristo, y a Cristo mismo lo dio a la iglesia como cabeza de todo.

23 Pues la iglesia es el cuerpo de Cristo, de quien ella recibe su plenitud, ya que Cristo es quien lleva todas las cosas a su plenitud.

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Efesios 2

Dios nos libró de la muerte por medio de Cristo

1 Antes ustedes estaban muertos a causa de las maldades y pecados

2 en que vivían, pues seguían los criterios de este mundo y hacían la voluntad de aquel espíritu que domina en el aire y que anima a los que desobedecen a Dios.

3 De esa manera vivíamos también todos nosotros en otro tiempo, siguiendo nuestros malos deseos y cumpliendo los caprichos de nuestra naturaleza pecadora y de nuestros pensamientos. A causa de eso, merecíamos con toda razón el terrible castigo de Dios, igual que los demás.

4 Pero Dios es tan misericordioso y nos amó con un amor tan grande,

5 que nos dio vida juntamente con Cristo cuando todavía estábamos muertos a causa de nuestros pecados. Por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación.

6 Y en unión con Cristo Jesús nos resucitó, y nos hizo sentar con él en el cielo.

7 Hizo esto para demostrar en los tiempos futuros su generosidad y su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

8 Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes la salvación por medio de la fe. No es esto algo que ustedes mismos hayan conseguido, sino que es un don de Dios.

9 No es el resultado de las propias acciones, de modo que nadie puede gloriarse de nada;

10 pues es Dios quien nos ha hecho; él nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, siguiendo el camino que él nos había preparado de antemano.

Todos formamos un solo pueblo

11 Así pues, ustedes, que no son judíos, y a quienes llaman «no circuncidados» los judíos (que circuncidan al hombre en el cuerpo, y a sí mismos se llaman «circuncidados»),

12 recuerden que en otro tiempo estaban sin Cristo, separados de la nación de Israel, y no tenían parte en las alianzas ni en la promesa de Dios. Vivían en este mundo, sin Dios y sin esperanza.

13 Pero ahora, unidos a Cristo Jesús por la sangre que él derramó, ustedes que antes estaban lejos están cerca.

14 Cristo es nuestra paz. Él hizo de judíos y de no judíos un solo pueblo, destruyó el muro que los separaba y anuló en su propio cuerpo la enemistad que existía.

15 Puso fin a la ley que consistía en mandatos y reglamentos, y en sí mismo creó de las dos partes un solo hombre nuevo. Así hizo la paz.

16 Él puso fin, en sí mismo, a la enemistad que existía entre los dos pueblos, y con su muerte en la cruz los reconcilió con Dios, haciendo de ellos un solo cuerpo.

17 Cristo vino a traer buenas noticias de paz a todos, tanto a ustedes que estaban lejos de Dios como a los que estaban cerca.

18 Pues por medio de Cristo, los unos y los otros podemos acercarnos al Padre por un mismo Espíritu.

19 Por eso, ustedes ya no son extranjeros, ya no están fuera de su tierra, sino que ahora comparten con el pueblo santo los mismos derechos, y son miembros de la familia de Dios.

20 Ustedes son como un edificio levantado sobre los fundamentos que son los apóstoles y los profetas, y Jesucristo mismo es la piedra principal.

21 En Cristo, todo el edificio va levantándose en todas y cada una de sus partes, hasta llegar a ser, en el Señor, un templo santo.

22 En él también ustedes se unen todos entre sí para llegar a ser un templo en el cual Dios vive por medio de su Espíritu.

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Efesios 3

La misión de Pablo en la iglesia

1 Por esta razón yo, Pablo, estoy preso por causa de Cristo Jesús para bien de ustedes, los que no son judíos.

2 Pues ya sin duda sabrán que Dios me ha encargado anunciar a ustedes lo que él, en su bondad, ha dispuesto.

3 Por revelación he conocido el designio secreto de Dios, como ya les escribí brevemente.

4 Al leerlo, pueden darse cuenta de que conozco este designio secreto realizado en Cristo,

5 que no se dio a conocer a nadie en otros tiempos, pero que ahora Dios ha revelado a sus santos apóstoles y profetas por medio de su Espíritu.

6 El designio secreto es éste: que por el evangelio Dios llama a todas las naciones a participar, en Cristo Jesús, de la misma herencia, del mismo cuerpo y de la misma promesa que el pueblo de Israel.

7 Y yo he sido puesto al servicio de este mensaje por la bondad y la misericordia que Dios ha tenido conmigo, quien ha mostrado así su gran poder.

8 Yo soy menos que el más pequeño de todos los que pertenecen al pueblo santo; pero él me ha concedido este privilegio de anunciar a los no judíos la buena noticia de las incontables riquezas de Cristo.

9 Y me ha encargado hacerles ver a todos cuál es la realización de ese designio que Dios, creador de todas las cosas, había mantenido secreto desde la eternidad.

10 De esta manera ahora, por medio de la iglesia, todos los poderes y autoridades en el cielo podrán conocer la sabiduría de Dios, que se muestra en tan variadas formas.

11 Dios hizo esto de acuerdo con el plan eterno que llevó a cabo en Cristo Jesús nuestro Señor.

12 Y en Cristo tenemos libertad para acercarnos a Dios, con la confianza que nos da nuestra fe en él.

13 Por eso les ruego que no se desanimen a causa de lo que por ustedes estoy sufriendo, porque esto es más bien un honor para ustedes.

Oración y alabanza a Dios

14 Por esta razón me pongo de rodillas delante del Padre,

15 de quien recibe su nombre toda familia, tanto en el cielo como en la tierra.

16 Pido al Padre que de su gloriosa riqueza les dé a ustedes, interiormente, poder y fuerza por medio del Espíritu de Dios,

17 que Cristo viva en sus corazones por la fe, y que el amor sea la raíz y el fundamento de sus vidas.

18 Y que así puedan comprender con todo el pueblo santo cuán ancho, largo, alto y profundo es el amor de Cristo.

19 Pido, pues, que conozcan ese amor, que es mucho más grande que todo cuanto podemos conocer, para que lleguen a colmarse de la plenitud total de Dios.

20 Y ahora, gloria sea a Dios, que puede hacer muchísimo más de lo que nosotros pedimos o pensamos, gracias a su poder que actúa en nosotros.

21 ¡Gloria a Dios en la iglesia y en Cristo Jesús, por todos los siglos y para siempre! Amén.

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Efesios 4

Conservar la unidad

1 Por esto yo, que estoy preso por la causa del Señor, les ruego que se porten como deben hacerlo los que han sido llamados por Dios, como lo fueron ustedes.

2 Sean humildes y amables; tengan paciencia y sopórtense unos a otros con amor;

3 procuren mantener la unidad que proviene del Espíritu Santo, por medio de la paz que une a todos.

4 Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como Dios los ha llamado a una sola esperanza.

5 Hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo;

6 hay un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, actúa por medio de todos y está en todos.,

7 Pero cada uno de nosotros ha recibido los dones que Cristo le ha querido dar.

8 Por eso, la Escritura dice:

«Subió al cielo llevando consigo a los cautivos,

y dio dones a los hombres.»

9 ¿Y qué quiere decir eso de que «subió»? Pues quiere decir que primero bajó a esta tierra.

10 Y el que bajó es el mismo que también subió a lo más alto del cielo, para llenarlo todo.

11 Y él mismo concedió a unos ser apóstoles y a otros profetas, a otros anunciar el evangelio y a otros ser pastores y maestros.

12 Así preparó a los del pueblo santo para un trabajo de servicio, para la edificación del cuerpo de Cristo

13 hasta que todos lleguemos a estar unidos por la fe y el conocimiento del Hijo de Dios, y alcancemos la edad adulta, que corresponde a la plena madurez de Cristo.

14 Ya no seremos como niños, que cambian fácilmente de parecer y que son arrastrados por el viento de cualquier nueva enseñanza hasta dejarse engañar por gente astuta que anda por caminos equivocados.

15 Más bien, profesando la verdad en el amor, debemos crecer en todo hacia Cristo, que es la cabeza del cuerpo.

16 Y por Cristo el cuerpo entero se ajusta y se liga bien mediante la unión entre sí de todas sus partes; y cuando cada parte funciona bien, todo va creciendo y edificándose en amor.

La nueva vida en Cristo

17 Esto, pues, es lo que les digo y les encargo en el nombre del Señor: que ya no vivan más como los paganos, los cuales viven de acuerdo con sus equivocados criterios

18 y tienen oscurecido el entendimiento. Ellos no gozan de la vida que viene de Dios, porque son ignorantes a causa de lo insensible de su corazón.

19 Se han endurecido y se han entregado al vicio, cometiendo sin freno toda clase de cosas impuras.

20 Pero ustedes no conocieron a Cristo para vivir así,

21 pues ciertamente oyeron el mensaje acerca de él y aprendieron a vivir como él lo quiere, según la verdad que está en Jesús.

22 Por eso, deben ustedes renunciar a su antigua manera de vivir y despojarse de lo que antes eran, ya que todo eso se ha corrompido, a causa de los deseos engañosos.

23 Deben renovarse espiritualmente en su manera de juzgar,

24 y revestirse de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad.

Aplicaciones concretas

25 Por lo tanto, ya no mientan más, sino diga cada uno la verdad a su prójimo, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo.

26 Si se enojan, no pequen; que el enojo no les dure todo el día.

27 No le den oportunidad al diablo.

28 El que robaba, deje de robar y póngase a trabajar, realizando un buen trabajo con sus manos para que tenga algo que dar a los necesitados.

29 No digan malas palabras, sino sólo palabras buenas que edifiquen la comunidad y traigan beneficios a quienes las escuchen.

30 No hagan que se entristezca el Espíritu Santo de Dios, con el que ustedes han sido sellados para distinguirlos como propiedad de Dios el día en que él les dé la liberación definitiva.

31 Alejen de ustedes la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad.

32 Sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, como Dios los perdonó a ustedes en Cristo.

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