2 Tesalonicenses 1

Saludo

1 Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la comunidad de los creyentes de la ciudad de Tesalónica, que están unidos a Dios nuestro Padre y al Señor Jesucristo.

2 Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo derramen su gracia y su paz sobre ustedes.

Acción de gracias y petición

3 Hermanos, siempre tenemos que dar gracias a Dios por ustedes, como es justo que hagamos, porque la fe de ustedes está creciendo y el amor que cada uno tiene por los otros es cada vez mayor.

4 De modo que nosotros mismos hablamos de ustedes con satisfacción en las iglesias de Dios, por la fortaleza y la fe que ustedes muestran en medio de todas las persecuciones y aflicciones que sufren.

5 Esto es una señal del justo juicio de Dios y muestra que él los ha juzgado dignos de entrar en su reino, por el cual están sufriendo.

6 Pues es justo que Dios haga sufrir a quienes los hacen sufrir a ustedes,

7 y que a ustedes, los que sufren, les dé descanso lo mismo que a nosotros. Esto será en el día en que el Señor Jesús aparezca con sus ángeles poderosos, viniendo del cielo entre llamas de fuego.

8 Vendrá para castigar a los que no reconocen a Dios ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesús.

9 Éstos serán castigados con destrucción eterna, y serán arrojados lejos de la presencia del Señor y de su gloria y poder,

10 cuando el Señor venga en aquel día para ser honrado entre su pueblo santo y admirado por todos los creyentes; pues ustedes han creído en el testimonio que les dimos.

11 Con este fin oramos siempre por ustedes, pidiendo a nuestro Dios que los haga dignos del llamamiento que les hizo, y que cumpla por su poder todos los buenos deseos de ustedes y los trabajos que realizan movidos por su fe.

12 De esta manera, el nombre de nuestro Señor Jesús será honrado por causa de ustedes, y él los honrará conforme a la bondad de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.

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2 Tesalonicenses 2

Aclaraciones sobre el regreso del Señor

1 Ahora, hermanos, en cuanto al regreso de nuestro Señor Jesucristo y a nuestra reunión con él, les rogamos

2 que no cambien fácilmente de manera de pensar ni se dejen asustar por nadie que diga haber tenido una revelación del Espíritu, o haber recibido una enseñanza dada de palabra o por carta, según la cual nosotros habríamos afirmado que el día del regreso del Señor ya llegó.

3 No se dejen engañar de ninguna manera. Pues antes de aquel día tiene que venir la rebelión contra Dios, cuando aparecerá el hombre malvado, el que está condenado a la perdición.

4 Éste es el enemigo que se levanta contra todo lo que lleva el nombre de Dios o merece ser adorado, y llega incluso a instalar su trono en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios.

5 ¿No recuerdan que yo les hablaba de esto cuando aún estaba con ustedes?

6 Y ahora ustedes saben qué es lo que lo detiene, para que no aparezca antes de su debido tiempo.

7 Pues el plan secreto de la maldad ya está en marcha; sólo falta que sea quitado de en medio el que ahora lo está deteniendo.

8 Entonces aparecerá aquel malvado, a quien el Señor Jesús destruirá con el soplo de su boca y reducirá a la impotencia cuando regrese en todo su esplendor.

9 En cuanto a ese malvado, vendrá con la ayuda de Satanás; llegará con mucho poder, y con señales y milagros falsos.

10 Y usará toda clase de maldad para engañar a los que van a la condenación, porque no quisieron aceptar y amar la verdad para recibir la salvación.

11 Por eso, Dios deja que el error los engañe y que crean en la mentira,

12 a fin de que sean condenados todos los que no han querido creer en la verdad, sino que se complacen en la maldad.

La actitud de los cristianos

13 Pero nosotros siempre tenemos que dar gracias a Dios por ustedes, hermanos amados por el Señor, porque Dios los escogió para que fueran los primeros en alcanzar la salvación por medio del Espíritu que los hace santos y de la verdad en que han creído.

14 Para esto los llamó Dios por medio del evangelio que nosotros anunciamos: para que lleguen a tener parte en la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

15 Así que, hermanos, sigan firmes y no se olviden de las tradiciones que les hemos enseñado personalmente y por carta.

16 Que nuestro Señor Jesucristo mismo, y Dios nuestro Padre, que nos ha amado y nos ha dado consuelo eterno y esperanza gracias a su bondad,

17 anime sus corazones y los mantenga a ustedes constantes en hacer y decir siempre lo bueno.

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2 Tesalonicenses 3

Se piden oraciones

1 Por último, hermanos, oren por nosotros, para que el mensaje del Señor llegue pronto a todas partes y sea recibido con estimación, como sucedió entre ustedes.

2 Oren también para que seamos librados de los hombres malos y perversos, porque no todos tienen fe.

3 Pero el Señor es fiel, y él los mantendrá a ustedes firmes y los protegerá del mal.

4 Y en el Señor tenemos confianza en que ustedes hacen y seguirán haciendo lo que les hemos ordenado.

5 Que el Señor los ayude a amar como Dios ama y a tener en el sufrimiento la fortaleza de Cristo.

El deber de trabajar

6 Hermanos, les ordenamos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se aparten de cualquier hermano que lleve una conducta indisciplinada y que no siga las tradiciones que recibieron de nosotros.

7 Pues ustedes saben cómo deben vivir para seguir nuestro ejemplo: nosotros no llevamos entre ustedes una conducta indisciplinada,

8 ni hemos comido el pan de nadie sin pagarlo. Al contrario, trabajamos y luchamos día y noche para no serle una carga a ninguno de ustedes.

9 Y ciertamente teníamos el derecho de pedirles a ustedes que nos ayudaran, pero trabajamos para darles el ejemplo que ustedes deben seguir.

10 Cuando estuvimos con ustedes, les dimos esta regla: El que no quiera trabajar, que tampoco coma.

11 Pero hemos sabido que algunos de ustedes llevan una conducta indisciplinada, muy ocupados en no hacer nada.

12 A tales personas les mandamos y encargamos, por la autoridad del Señor Jesucristo, que trabajen tranquilamente para ganarse la vida.

13 Pero ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien.

14 Si alguno no hace caso a lo que decimos en esta carta, fíjense en quién es y no se junten con él, para que le dé vergüenza.

15 Pero no lo tengan por enemigo, sino amonéstenlo como a hermano.

16 Y que el mismo Señor de la paz les dé la paz a ustedes en todo tiempo y en todas formas. Que el Señor esté con todos ustedes.

17 Yo, Pablo, les escribo este saludo de mi puño y letra. Así firmo todas mis cartas; así escribo.

18 Que nuestro Señor Jesucristo derrame su gracia sobre todos ustedes.

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1 Tesalonicenses 1

Saludo

1 Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la comunidad de los creyentes de la ciudad de Tesalónica, que están unidos a Dios el Padre y al Señor Jesucristo. Que Dios derrame su gracia y su paz sobre ustedes.

Acción de gracias a Dios

2 Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, y los recordamos en nuestras oraciones.

3 Continuamente recordamos qué activa ha sido su fe, qué servicial su amor, y qué fuerte en los sufrimientos su esperanza en nuestro Señor Jesucristo, delante de nuestro Dios y Padre.

4 Hermanos amados por Dios, sabemos que él los ha escogido.

5 Pues cuando nosotros les anunciamos el evangelio, no fue solamente con palabras, sino que lo hicimos también con demostraciones del poder de Dios y de la actividad del Espíritu Santo, y con una gran abundancia de gracias. Bien saben cómo nos portamos entre ustedes, buscando su propio bien.

6 Ustedes, por su parte, siguieron nuestro ejemplo y el ejemplo del Señor, y recibieron el mensaje con la alegría que el Espíritu Santo les daba en medio de grandes sufrimientos.

7 De esta manera llegaron a ser un ejemplo para todos los creyentes en las regiones de Macedonia y Acaya.

8 Partiendo de ustedes, el mensaje del Señor se ha extendido, no sólo por Macedonia y Acaya, sino por todas partes, y se sabe de la fe que ustedes tienen en Dios, de manera que ya no es necesario que nosotros digamos nada.

9 Al contrario, ellos mismos hablan de nuestra llegada a ustedes y de cómo ustedes abandonaron los ídolos y se volvieron al Dios vivo y verdadero para servirle

10 y esperar que vuelva del cielo Jesús, el Hijo de Dios, al cual Dios resucitó. Jesús es quien nos salva del terrible castigo que viene.

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1 Tesalonicenses 2

Recuerdos

1 Ustedes mismos, hermanos, saben que nuestra visita a ustedes no fue en vano.

2 Más bien, aunque, como ya saben, antes habíamos sido insultados y maltratados en Filipos, Dios nos ayudó a anunciarles a ustedes su evangelio, con todo valor y en medio de una fuerte lucha.

3 Porque no estábamos equivocados en lo que predicábamos, ni tampoco hablábamos con malas intenciones ni con el propósito de engañar a nadie.

4 Al contrario, Dios nos aprobó y nos encargó el evangelio, y así es como hablamos. No tratamos de agradar a la gente, sino a Dios, que examina nuestros corazones.

5 Como ustedes saben, nunca los hemos halagado con palabras bonitas, ni hemos usado pretextos para ganar dinero. Dios es testigo de esto.

6 Nunca hemos buscado honores de nadie: ni de ustedes ni de otros.

7 Aunque muy bien hubiéramos podido hacerles sentir el peso de nuestra autoridad como apóstoles de Cristo, nos hicimos como niños entre ustedes. Como una madre que cría y cuida a sus propios hijos,

8 así también les tenemos a ustedes tanto cariño que hubiéramos deseado darles, no sólo el evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias vidas. ¡Tanto hemos llegado a quererlos!

9 Hermanos, ustedes se acuerdan de cómo trabajábamos y luchábamos para ganarnos la vida. Trabajábamos día y noche, a fin de no ser una carga para ninguno de ustedes mientras les anunciábamos el evangelio de Dios.

10 Ustedes son testigos, y Dios también, de que nos hemos portado de una manera santa, recta e irreprochable con ustedes los creyentes.

11-12 También saben que los hemos animado y consolado a cada uno de ustedes, como hace un padre con sus hijos. Les hemos encargado que se porten como deben hacerlo los que son de Dios, que los llama a tener parte en su propio reino y gloria.

13 Por esto, de nuestra parte, damos siempre gracias a Dios, pues cuando ustedes escucharon el mensaje de Dios que nosotros les predicamos, lo recibieron como mensaje de Dios y no como mensaje de hombres. Y en verdad es el mensaje de Dios, el cual produce sus resultados en ustedes los que creen.

14 Cuando ustedes, hermanos, sufrieron persecución a manos de sus paisanos, les pasó lo mismo que a las iglesias de Dios de los que pertenecen a Cristo Jesús en Judea, pues ellos también fueron perseguidos por sus paisanos los judíos.

15 Estos judíos mataron al Señor Jesús, como antes habían matado a los profetas, y nos echaron fuera a nosotros. No agradan a Dios, y están en contra de todos,

16 pues cuando queremos hablar a los que no son judíos, para que también se salven, no nos dejan hacerlo. De esta manera llenan siempre la medida de sus pecados. Pero para poner fin a eso, el terrible castigo de Dios ha venido sobre ellos.

Deseos de una nueva visita

17 Hermanos, cuando nos separamos de ustedes por algún tiempo, aunque no los veíamos, siempre los teníamos presentes en nuestro corazón y deseábamos mucho ir a verlos.

18 Intentamos ir; por lo menos yo, Pablo, quise hacerlo varias veces, pero Satanás nos lo impidió.

19 Pues, ¿quién es nuestra esperanza, nuestra alegría y nuestro motivo de orgullo delante de nuestro Señor Jesús, cuando él regrese? Si no lo son ustedes, ningún otro lo será.

20 Sí, ustedes son nuestra gloria y nuestra alegría.

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1 Tesalonicenses 3

Envío de Timoteo

1 Entonces, no pudiendo resistir más, decidimos quedarnos solos en Atenas

2 y enviar a nuestro hermano Timoteo, que es colaborador de Dios en el anuncio del evangelio de Cristo. Lo enviamos para que fuera a afirmarlos y animarlos en su fe,

3 y para que ninguno se dejara confundir por estas dificultades. Pues ustedes mismos saben que tenemos que sufrir estas cosas.

4 Además, cuando todavía estábamos con ustedes, les advertimos que íbamos a tener aflicciones; y así sucedió, como ya saben.

5 Por eso, yo en particular, no pudiendo resistir más, mandé preguntar cómo andaban ustedes en cuanto a su fe, pues tenía miedo de que el tentador les hubiera puesto una tentación y que nuestro trabajo hubiera resultado en vano.

6 Pero ahora Timoteo ha vuelto de Tesalónica, y nos ha traído buenas noticias de la fe y el amor que ustedes tienen. Nos dice que siempre se acuerdan de nosotros con cariño, y que tienen tantos deseos de vernos como nosotros los tenemos de verlos a ustedes.

7 Por esto, hermanos, en medio de todas nuestras dificultades y aflicciones, hemos recibido mucho consuelo al saber que ustedes siguen firmes en su fe.

8 El saber que ustedes están firmes en el Señor, nos reaviva.

9 ¿Cómo podremos dar suficientes gracias a nuestro Dios por ustedes y por el mucho gozo que a causa de ustedes tenemos delante de él?

10 Día y noche suplicamos a Dios que nos permita verlos personalmente y completar lo que todavía falte en su fe.

Oración

11 Deseamos que Dios mismo nuestro Padre, y nuestro Señor Jesús, nos ayuden para que podamos ir a visitarlos.

12 Y que el Señor los haga crecer y tener todavía más amor los unos para con los otros y para con todos, como nosotros los amamos a ustedes.

13 Que los haga firmes en sus corazones, santos e irreprochables delante de Dios nuestro Padre cuando regrese nuestro Señor Jesús con todo su pueblo santo. Amén.

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1 Tesalonicenses 4

La vida que agrada a Dios

1 Ahora, hermanos, les rogamos y encargamos esto en el nombre del Señor Jesús: que sigan ustedes progresando cada día más en la manera de comportarse que aprendieron de nosotros para agradar a Dios, como ya lo están haciendo.

2 Ustedes conocen las instrucciones que les dimos por la autoridad del Señor Jesús.

3 Lo que Dios quiere es que ustedes lleven una vida santa, que nadie cometa inmoralidades sexuales

4 y que cada uno sepa dominar su propio cuerpo en forma santa y respetuosa,

5 no con pasión y malos deseos como las gentes que no conocen a Dios.

6 Que nadie abuse ni engañe en este asunto a su prójimo, porque el Señor castiga duramente todo esto, como ya les hemos advertido.

7 Pues Dios no nos ha llamado a vivir en impureza, sino en santidad.

8 Así pues, el que desprecia estas enseñanzas no desprecia a ningún hombre, sino a Dios, que les ha dado a ustedes su Espíritu Santo.

9 En cuanto al amor entre hermanos, no tienen necesidad de que les escribamos, porque Dios mismo les ha enseñado a amarse unos a otros.

10 Pues así hacen ustedes con todos los hermanos que viven en toda Macedonia. Pero les rogamos, hermanos, que su amor aumente todavía más.

11 Procuren vivir tranquilos y ocupados en sus propios asuntos, trabajando con sus manos como les hemos encargado,

12 para que los respeten los de fuera y ustedes no tengan que depender de nadie.

El regreso del Señor

13 Hermanos, no queremos que se queden sin saber lo que pasa con los muertos, para que ustedes no se entristezcan como los otros, los que no tienen esperanza.

14 Así como creemos que Jesús murió y resucitó, así también creemos que Dios va a resucitar con Jesús a los que murieron creyendo en él.

15 Por esto les decimos a ustedes, como enseñanza del Señor, que nosotros, los que quedemos vivos hasta la venida del Señor, no nos adelantaremos a los que murieron.

16 Porque se oirá una voz de mando, la voz de un arcángel y el sonido de la trompeta de Dios, y el Señor mismo bajará del cielo. Y los que murieron creyendo en Cristo, resucitarán primero;

17 después, los que hayamos quedado vivos seremos llevados, juntamente con ellos, en las nubes, para encontrarnos con el Señor en el aire; y así estaremos con el Señor para siempre.

18 Anímense, pues, unos a otros con estas palabras.

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1 Tesalonicenses 5

1 En cuanto a las fechas y los tiempos, hermanos, no necesitan que les escribamos.

2 Ustedes saben muy bien que el día del regreso del Señor llegará cuando menos se lo espere, como un ladrón que llega de noche.

3 Cuando la gente diga: «Todo está en paz y tranquilo», entonces vendrá de repente sobre ellos la destrucción, como le vienen los dolores de parto a una mujer que está encinta; y no podrán escapar.

4 Pero ustedes, hermanos, no están en la oscuridad, para que el día del regreso del Señor los sorprenda como un ladrón.

5 Todos ustedes son de la luz y del día. No somos de la noche ni de la oscuridad;

6 por eso no debemos dormir como los otros, sino mantenernos despiertos y en nuestro sano juicio.

7 Los que duermen, duermen de noche, y los que se emborrachan, se emborrachan de noche;

8 pero nosotros, que somos del día, debemos estar siempre en nuestro sano juicio. Debemos protegernos, como con una coraza, con la fe y el amor, y cubrirnos, como con un casco, con la esperanza de la salvación.

9 Porque Dios no nos destinó a recibir el castigo, sino a alcanzar la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo.

10 Jesucristo murió por nosotros, para que, ya sea que sigamos despiertos o que nos durmamos con el sueño de la muerte, vivamos juntamente con él.

11 Por eso, anímense y fortalézcanse unos a otros, tal como ya lo están haciendo.

Actitudes propias de los cristianos

12 Hermanos, les rogamos que tengan respeto a los que trabajan entre ustedes, los dirigen en las cosas del Señor y los amonestan.

13 Deben estimarlos y amarlos mucho, por el trabajo que hacen. Vivan en paz unos con otros.

14 También les encargamos, hermanos, que reprendan a los indisciplinados, que animen a los que están desanimados, que ayuden a los débiles y que tengan paciencia con todos.

15 Tengan cuidado de que ninguno pague a otro mal por mal. Al contrario, procuren hacer siempre el bien, tanto entre ustedes mismos como a todo el mundo.

16 Estén siempre contentos.

17 Oren en todo momento.

18 Den gracias a Dios por todo, porque esto es lo que él quiere de ustedes como creyentes en Cristo Jesús.

19 No apaguen el fuego del Espíritu.

20 No desprecien el don de profecía.

21 Sométanlo todo a prueba y retengan lo bueno.

22 Apártense de toda clase de mal.

23 Que Dios mismo, el Dios de paz, los haga a ustedes perfectamente santos, y les conserve todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sin defecto alguno, para la venida de nuestro Señor Jesucristo.

24 El que los llama es fiel, y cumplirá todo esto.

25 Hermanos, oren también por nosotros.

26 Saluden a todos los hermanos con un beso santo.

27 Les encargo, por la autoridad del Señor, que lean esta carta a todos los hermanos.

28 Que nuestro Señor Jesucristo derrame su gracia sobre ustedes.

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Colosenses 1

Saludo

1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, junto con el hermano Timoteo,

2 saluda a los del pueblo santo que están en Colosas, fieles hermanos en Cristo. Que Dios nuestro Padre derrame su gracia y su paz sobre ustedes.

Acción de gracias

3 Siempre que oramos por ustedes damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo.

4 Pues hemos recibido noticias de su fe en Cristo Jesús y del amor que tienen a todo el pueblo santo,

5 animados por la esperanza de lo que a ustedes se les ha reservado en el cielo. De esto ya oyeron hablar al escuchar el mensaje de la verdad contenido en el evangelio

6 que llegó hasta ustedes. Este mensaje está creciendo y dando fruto en todas partes del mundo, igual que ha sucedido entre ustedes desde que oyeron hablar de la bondad de Dios y reconocieron su verdad.

7 Esto les enseñó nuestro querido Epafras, quien ha trabajado con nosotros y en quien ustedes tienen un fiel servidor de Cristo.

8 Él nos ha traído noticias de ustedes y del amor que el Espíritu les inspira.

9 Por esto nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos dejado de orar por ustedes y de pedir a Dios que los haga conocer plenamente su voluntad y les dé toda clase de sabiduría y entendimiento espiritual.

10 Así podrán portarse como deben hacerlo los que son del Señor, haciendo siempre lo que a él le agrada, dando frutos de toda clase de buenas obras y creciendo en el conocimiento de Dios.

11 Pedimos que él, con su glorioso poder, los haga fuertes; así podrán ustedes soportarlo todo con mucha fortaleza y paciencia, y con alegría

12 darán gracias al Padre, que los ha capacitado a ustedes para recibir en la luz la parte de la herencia que él dará al pueblo santo.

13 Dios nos libró del poder de las tinieblas y nos llevó al reino de su amado Hijo,

14 por quien tenemos la liberación y el perdón de los pecados.

15 Cristo es la imagen visible de Dios, que es invisible; es su Hijo primogénito, anterior a todo lo creado.

16 En él Dios creó todo lo que hay en el cielo y en la tierra, tanto lo visible como lo invisible, así como los seres espirituales que tienen dominio, autoridad y poder. Todo fue creado por medio de él y para él.

17 Cristo existe antes que todas las cosas, y por él se mantiene todo en orden.

18 Además, Cristo es la cabeza de la iglesia, que es su cuerpo. Él, que es el principio, fue el primero en resucitar, para tener así el primer puesto en todo.

19 Pues en Cristo quiso residir todo el poder divino,

20 y por medio de él Dios reconcilió a todo el universo ordenándolo hacia él, tanto lo que está en la tierra como lo que está en el cielo, haciendo la paz mediante la sangre que Cristo derramó en la cruz.

Consecuencias de la obra salvadora

21 Ustedes antes eran extranjeros y enemigos de Dios en sus corazones, por las cosas malas que hacían,

22 pero ahora Cristo los ha reconciliado mediante la muerte que sufrió en su existencia terrena. Y lo hizo para tenerlos a ustedes en su presencia, santos, sin mancha y sin culpa.

23 Pero para esto deben permanecer firmemente basados en la fe, sin apartarse de la esperanza que tienen por el mensaje del evangelio que oyeron. Éste es el mensaje que se ha anunciado en todas partes del mundo, y que yo, Pablo, ayudo a predicar.

24 Ahora me alegro de lo que sufro por ustedes, porque de esta manera voy completando, en mi propio cuerpo, lo que falta de los sufrimientos de Cristo por la iglesia, que es su cuerpo.

25 Dios ha hecho de mí un servidor de la iglesia, por el encargo que él me dio, para bien de ustedes, de anunciar en todas partes su mensaje,

26 es decir, el designio secreto que desde hace siglos y generaciones Dios tenía escondido, pero que ahora ha manifestado al pueblo santo.

27 A ellos Dios les quiso dar a conocer la gloriosa riqueza que ese designio encierra para todas las naciones. Y ese designio secreto es Cristo, que está entre ustedes y que es la esperanza de la gloria que han de tener.

28 Nosotros anunciamos a Cristo, aconsejando y enseñando a todos en toda sabiduría, para presentarlos perfectos en Cristo.

29 Para esto trabajo y lucho con toda la fuerza y el poder que Cristo me da.

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Colosenses 2

1 Pues quiero que sepan que estoy luchando duramente por ustedes, por los de Laodicea y por todos los que no me han visto personalmente.

2 Lucho para que ellos reciban ánimo en su corazón, para que permanezcan unidos en amor y enriquecidos con un perfecto entendimiento que les permita comprender el designio secreto de Dios, que es Cristo mismo;

3 pues en él están encerradas todas las riquezas de la sabiduría y del conocimiento.

4 Esto se lo digo a ustedes para que nadie los engañe con palabras seductoras.

5 Pues aunque no estoy presente entre ustedes en persona, lo estoy en espíritu, y me alegra ver que tienen orden y que se mantienen firmes en su fe en Cristo.

6 Por eso, habiendo recibido a Jesucristo como su Señor, deben comportarse como quienes pertenecen a Cristo,

7 con profundas raíces en él, firmemente basados en él por la fe, como se les enseñó, y dando siempre gracias a Dios.

8 Tengan cuidado: no se dejen llevar por quienes los quieren engañar con teorías y argumentos falsos, pues ellos no se apoyan en Cristo, sino en las tradiciones de los hombres y en los poderes que dominan este mundo.

9 Porque toda la plenitud de Dios se encuentra visiblemente en Cristo,

10 y en él Dios los hace experimentar todo su poder, pues Cristo es cabeza de todos los seres espirituales que tienen poder y autoridad.

11 En él también, ustedes han sido circuncidados, no con una circuncisión hecha por los hombres, sino con la circuncisión hecha por Dios al unirlos a Cristo y despojarlos de su naturaleza pecadora.

12 Al ser bautizados, ustedes fueron sepultados con Cristo, y fueron también resucitados con él, porque creyeron en el poder de Dios, que lo resucitó.

13 Ustedes, en otro tiempo, estaban muertos espiritualmente a causa de sus pecados y por no haberse despojado de su naturaleza pecadora; pero ahora Dios les ha dado vida juntamente con Cristo, en quien nos ha perdonado todos los pecados.

14 Dios anuló el documento de deuda que había contra nosotros y que nos obligaba; lo eliminó clavándolo en la cruz.

15 Dios despojó de su poder a los seres espirituales que tienen potencia y autoridad, y por medio de Cristo los humilló públicamente llevándolos como prisioneros en su desfile victorioso.

16 Por tanto, que nadie los critique a ustedes por lo que comen o beben, o por cuestiones tales como días de fiesta, lunas nuevas o sábados.

17 Todo esto no es más que la sombra de lo que ha de venir, pero la verdadera realidad es Cristo.

18 No dejen que los condenen esos que se hacen pasar por muy humildes y que dan culto a los ángeles, que pretenden tener visiones y que se hinchan de orgullo a causa de sus pensamientos humanos.

19 Ellos no están unidos a la cabeza, la cual hace crecer todo el cuerpo al alimentarlo y unir cada una de sus partes conforme al plan de Dios.

La solidaridad con Cristo

20 Ustedes han muerto con Cristo y ya no están sujetos a los poderes que dominan este mundo. ¿Por qué, pues, viven como si todavía fueran del mundo, sometidos a reglas tales

21 como: «No toques eso, no comas aquello, no lo tomes en tus manos»?

22 Todas estas reglas tienen que ver con cosas que se acaban con el uso, y sólo son mandatos y enseñanzas de hombres.

23 Es verdad que tales cosas pueden parecer sabias, porque exigen cierta religiosidad y humildad y duro trato del cuerpo, pero son cosas que no honran a nadie, pues sólo sirven para satisfacer los deseos puramente humanos.

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