Proverbios 21

1 La mente del rey, en manos del Señor,

sigue, como los ríos, el curso que el Señor quiere.

2 Al hombre le parece bien todo lo que hace,

pero el Señor es quien juzga las intenciones.

3 Practica la rectitud y la justicia,

pues Dios prefiere eso a los sacrificios.

4 Ojos altivos, mente orgullosa;

la luz de los malvados es pecado.

5 Los planes bien meditados dan buen resultado;

los que se hacen a la ligera causan la ruina.

6 Las riquezas que se obtienen por medio de mentiras

son ilusión pasajera de los que buscan la muerte.

7 A los malvados los destruirá su propia violencia,

por no haber querido practicar la justicia.

8 La conducta del malvado es torcida e insegura;

las acciones del hombre honrado son limpias.

9 Más vale vivir en el borde de la azotea,

que en una amplia mansión con una mujer pendenciera.

10 El malvado sólo piensa en hacer el mal;

jamás mira con bondad a sus semejantes.

11 Del castigo al insolente, el imprudente aprende;

el sabio aprende con la sola explicación.

12 El Dios justo observa la casa del malvado,

y entrega a los malvados a la ruina.

13 El que no atiende a los ruegos del pobre

tampoco obtendrá respuesta cuando pida ayuda.

14 El regalo hecho con discreción

calma aun el enojo más fuerte.

15 Cuando se hace justicia, el justo se alegra,

y a los malhechores les llega la ruina.

16 El que no sigue una conducta prudente,

irá a parar entre los muertos.

17 El que se entrega al placer, el vino y los perfumes,

terminará en la pobreza.

18 El hombre falso y malvado

sufrirá en lugar del justo y honrado.

19 Vale más vivir en el desierto

que con una mujer irritable y pendenciera.

20 En casa del sabio hay riquezas y perfumes,

pero el necio gasta todo lo que tiene.

21 El que busca ser recto y leal,

encuentra vida y honor.

22 El sabio ataca una ciudad bien defendida,

y acaba con el poder en que ella confiaba.

23 El que tiene cuidado de lo que dice,

nunca se mete en aprietos.

24 Pedante, orgulloso e insolente se le llama

al que actúa con demasiada pedantería.

25 De deseos se muere el perezoso,

porque sus manos no quieren trabajar;

26 todo el día se lo pasa deseando.

El justo, en cambio, da sin tacañerías.

27 El Señor aborrece las ofrendas de los malvados,

porque las ofrecen con malas intenciones.

28 El testigo falso será destruido;

pero quien sabe escuchar, siempre podrá responder.

29 El malvado aparenta seguridad;

el honrado está seguro de su conducta.

30 Ante el Señor no hay sabiduría que valga,

ni inteligencia ni buenas ideas.

31 El hombre prepara el caballo para entrar en batalla,

pero el Señor es quien da la victoria.

Proverbios 22

1 Vale más tener buena fama y reputación,

que abundancia de oro y plata.

2 El rico y el pobre tienen algo en común:

a los dos los ha creado el Señor.

3 El prudente ve el peligro y lo evita;

el imprudente sigue adelante y sufre el daño.

4 La humildad y la reverencia al Señor

traen como premio riquezas, honores y vida.

5 El camino del malvado está lleno de trampas;

pero el que tiene cuidado de su propia vida, las evita.

6 Dale buena educación al niño de hoy,

y el viejo de mañana jamás la abandonará.

7 Entre los pobres, el rico es rey;

entre los deudores, el prestamista.

8 El que siembra maldad, cosechará calamidades;

¡el Señor lo destruirá con el cetro de su furia!

9 El que mira a otros con bondad, será bendecido

por compartir su pan con los pobres.

10 Despedido el insolente, se va la discordia

y se acaban los pleitos y las ofensas.

11 El rey aprecia al de corazón sincero,

y brinda su amistad al que habla con gracia.

12 El Señor vigila atentamente al sabio

y desmiente las afirmaciones del mentiroso.

13 Para no trabajar, el perezoso pretexta

que en la calle hay un león que lo quiere matar.

14 Los labios de la adúltera son un pozo profundo

donde caen los que el Señor maldice.

15 La necedad es parte de las ideas juveniles,

pero se quita cuando se corrige con golpes.

16 El que para enriquecerse oprime al pobre

o le da al rico, terminará en la pobreza.

Los treinta dichos de los sabios

17 Presta toda tu atención a los dichos de los sabios;

concéntrate en lo que te enseño.

18 Te agradará guardarlos en tu memoria

y poder repetirlos todos juntos.

19 Hoy te los hago saber

para que pongas tu confianza en el Señor.

20 Yo te he escrito treinta dichos

que contienen consejos y conocimientos,

21 para enseñarte a conocer la verdad,

para que puedas dar un fiel informe a quien te pregunte.,

22 No abuses del pobre por ser pobre,

ni oprimas ante los jueces al indefenso,

23 pues el Señor saldrá en su defensa

y oprimirá a quienes los opriman.

24 No te hagas amigo ni compañero

de gente violenta y malhumorada,

25 no sea que aprendas sus malas costumbres

y te eches la soga al cuello.

26 Nunca te hagas responsable

de las deudas de otra persona,

27 pues si no tienes con qué pagar,

hasta la cama te quitarán.

28 No cambies de lugar los linderos

establecidos por tus antepasados.

29 El que hace bien su trabajo,

estará al servicio de reyes

y no de gente insignificante.

Proverbios 23

1 Cuando un gran señor te invite a comer,

piensa bien delante de quién te encuentras.

2 Aunque tengas mucha hambre,

controla tu apetito;

3 no codicies sus deliciosos manjares,

porque te puede estar engañando.

4 No te esfuerces por hacerte rico;

deja de preocuparte por eso.

5 Si te fijas bien, verás que no hay riquezas;

de pronto se van volando, como águilas,

como si les hubieran salido alas.

6 No te sientes a la mesa de un tacaño,

ni codicies sus deliciosos manjares,

7 que son como un pelo en la garganta:

él te invita a comer y beber,

pero no lo dice en serio;

8 vomitarás después lo que comiste

y de nada te habrán servido tus palabras amables.

9 No hables a oídos del necio,

pues se burlará de tus sabias palabras.

10 No cambies de lugar los linderos antiguos,

ni invadas el terreno de los huérfanos,

11 porque ellos tienen un poderoso libertador

que saldrá contra ti en su defensa.

12 Aplica tu mente y tus oídos

a la instrucción y a los conocimientos.

13 No dejes de corregir al joven,

que unos cuantos azotes no lo matarán;

14 por el contrario, si lo corriges,

lo librarás de la muerte.

15 Cuando alcances la sabiduría, hijo mío,

no habrá nadie más feliz que yo;

16 sentiré una profunda alegría

al oírte hablar como es debido.

17 No tengas envidia de los pecadores;

antes bien, honra siempre al Señor;

18 entonces tendrás un buen fin

y tu esperanza jamás será destruida.

19 Atiende bien, hijo mío, y aprende;

procura seguir el buen camino.

20 No te juntes con los borrachos

ni con los que comen demasiado,

21 pues los borrachos y los glotones acaban en la ruina,

y los perezosos se visten de harapos.

22 Atiende a tu padre, que te engendró;

no desprecies a tu madre cuando sea anciana.

23 Compra la verdad y la sabiduría,

la instrucción y el entendimiento, ¡y no los vendas!

24 El padre del hijo bueno y sabio

tiene razón para estar feliz y orgulloso;

25 ¡haz, pues, que tu padre y tu madre

se sientan felices y orgullosos!

26 Pon toda tu atención en mí, hijo mío,

y mira con buenos ojos mi ejemplo;

27 porque la mujer extraña, la prostituta, es como un pozo profundo y angosto;

28 se pone al acecho, como un ladrón,

y hace que muchos hombres se pierdan.

29 ¿Quién sufre? ¿Quién se queja?

¿Quién anda en pleitos y lamentos?

¿Quién es herido sin motivo?

¿Quién tiene turbia la mirada?

30 El que no abandona jamás el vino

y anda ensayando nuevas bebidas.

31 No te fijes en el vino.

¡Qué rojo se pone y cómo brilla en la copa!

¡Con qué suavidad se resbala!

32 Pero al final es como una serpiente

que muerde y causa dolor.

33 Te hará ver cosas extrañas,

y pensar y decir tonterías;

34 te hará sentir que estás en alta mar,

recostado en la punta del palo mayor,

35 y dirás:

«Me golpearon, y no lo sentí;

me azotaron, y no me di cuenta;

pero en cuanto me despierte

iré en busca de más vino.»

Proverbios 24

1 No tengas envidia de los malvados

ni ambiciones estar en su compañía,

2 porque sólo piensan en la violencia

y no hablan más que de hacer lo malo.

3 Con sabiduría se construye la casa,

y con inteligencia se ponen sus cimientos;

4 con conocimientos se llenan sus cuartos

de objetos valiosos y de buen gusto.

5 Vale más hombre sabio que hombre fuerte;

vale más el saber que el poder,

6 pues la guerra se hace con buenos planes

y la victoria depende de los muchos consejeros.

7 El necio no sabe qué decir ante el tribunal,

pues la sabiduría está fuera de su alcance.

8 Quien sólo piensa en hacer daño,

gana fama de malintencionado.

9 La intención del necio es el pecado;

¡no hay quien soporte al insolente!

10 Si te desanimas cuando estás en aprietos,

no son muchas las fuerzas que tienes.

11 Salva a los condenados a muerte;

libra del peligro a los que están por morir.

12 Pues aunque afirmes que no lo sabías,

el que juzga los motivos habrá de darse cuenta;

bien lo sabrá el que te vigila,

el que paga a cada uno según sus acciones.

13 Come, hijo mío, la dulce miel del panal;

prueba lo deliciosa que está.

14 Así de dulces te parecerán

la sabiduría y el conocimiento;

si los encuentras, tendrás un buen fin

y tu esperanza jamás será destruida.

15 No hagas planes malvados en contra del hombre honrado,

ni causes destrozos en la casa donde vive,

16 porque aunque caiga siete veces,

otras tantas se levantará;

pero los malvados se hundirán en la desgracia.

17 No te alegres ni hagas fiesta

por los tropiezos y caídas de tu enemigo,

18 porque al Señor no le agradará ver esto,

y entonces su enojo se apartará de él.

19 No te enojes por causa de los malvados

ni sientas envidia de los perversos,

20 porque el malvado no tendrá un buen fin:

¡el malvado se apagará como una lámpara!

21 Honra a Dios y al rey, hijo mío;

no te juntes con los enemigos,

22 porque su ruina llega en un instante

y nadie sabe el castigo que Dios y el rey pueden dar.,

23 También éstos son dichos de los sabios:

No está bien que en los tribunales

se discrimine a nadie.

24 Al que declara inocente al culpable,

los pueblos lo maldicen y las naciones lo desprecian;

25 pero a quienes lo castigan, les va bien

y la gente los cubre de bendiciones.

26 El que da buenas respuestas

es como si diera un beso en los labios.

27 Arregla tus negocios en la calle

y realiza tus tareas en el campo,

y luego podrás construir tu casa.

28 No declares sin razón contra tu prójimo

ni hagas afirmaciones falsas.

29 No pienses jamás en vengarte,

haciéndole al otro lo mismo que él te hizo.

30 Pasé por el campo del perezoso

y por el viñedo del hombre falto de seso:

31 y lo que vi fue un terreno lleno de espinos,

con su cerca de piedras derrumbada.

32 Al ver esto, lo grabé en mi mente;

lo vi y aprendí esta lección:

33 mientras tú sueñas y cabeceas,

y te cruzas de brazos para dormir mejor,

34 la pobreza vendrá y te atacará

como un vagabundo armado.

Proverbios 25

Segunda colección de dichos de Salomón

1 También éstos son dichos de Salomón, copiados por gente al servicio de Ezequías, rey de Judá:

2 Es gloria de Dios tener secretos,

y honra de los reyes penetrar en ellos.

3 La altura del cielo,

la profundidad de la tierra

y los pensamientos de los reyes,

son cosas en las que no es posible penetrar.

4 Aparta de la plata las impurezas,

y el platero producirá una copa;

5 aparta del servicio del rey al malvado,

y su trono se afirmará en la justicia.

6 No te des importancia ante el rey,

ni tomes el lugar de la gente importante;

7 vale más que te inviten a subir allí,

que ser humillado ante los grandes señores.

Lo que veas con tus propios ojos

8 no lo lleves en seguida a los tribunales,

porque otro testigo puede desmentirte

y al final no sabrás qué hacer.

9 Defiéndete de quien te acuse,

pero no descubras el secreto ajeno;

10 pues alguien puede oírte y ponerte en vergüenza,

y tu mala fama será cosa sin remedio.

11 Las palabras en el momento oportuno

son como manzanas de oro incrustadas en plata.

12 Como un anillo y un collar del oro más fino,

es la sabia reprensión en quien sabe recibirla.

13 El mensajero fiel es para el que lo envía

cual frescura de nieve en día caluroso,

pues da nuevos ánimos a su señor.

14 Nubes y viento y nada de lluvia,

es quien presume de dar y nunca da nada.

15 La paciencia calma el enojo;

las palabras suaves rompen la resistencia.

16 Si encuentras miel, no comas más de la cuenta,

no sea que de mucho comer la vomites.

17 Si visitas a tu amigo, no lo hagas con frecuencia,

no sea que se canse de ti y llegue a odiarte.

18 Mazo, espada, flecha puntiaguda,

¡eso es quien declara en falso contra su amigo!

19 Confiar en un traidor en momentos de angustia

es como andar con una pierna rota

o comer con un diente picado.

20 Cantar canciones al corazón afligido

es como echar vinagre en la llaga

o quitarse la ropa en tiempo de frío.

21 Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer;

y si tiene sed, dale de beber;

22 así harás que le arda la cara de vergüenza,

y el Señor te lo pagará.

23 Por el viento del norte viene la lluvia,

y por las malas lenguas las malas caras.

24 Más vale vivir en el borde de la azotea,

que en una amplia mansión con una mujer pendenciera.

25 Como agua fresca en garganta sedienta

así caen las buenas noticias de tierras lejanas.

26 Manantial de agua turbia y revuelta

es el inocente que tiembla ante el culpable.

27 No hace bien comer mucha miel,

pero es una honra investigar lo difícil.

28 Como ciudad sin muralla y expuesta al peligro,

así es quien no sabe dominar sus impulsos.

Proverbios 26

1 No le va bien la nieve al verano

ni la lluvia a la cosecha

ni los honores al necio.

2 Como gorrión perdido o golondrina sin nido,

la maldición sin motivo jamás llegará a su destino.

3 Al caballo hay que domarlo,

al asno hay que frenarlo

y al necio hay que azotarlo.

4 El que al necio no responde,

por necio no pasa.

5 El que al necio sabe responder,

como tal le hace parecer.

6 Confiar al necio un mensaje

es cortarse los pies y buscarse problemas.

7 No va lejos el cojo con sus piernas

ni el proverbio dicho por un necio.

8 Tan absurdo es atar la piedra a la honda

como dar honra a los necios.

9 Ni el borracho la espina siente,

ni el necio el proverbio entiende.

10 Arquero que apunta a todo el que pasa

es quien da al necio trabajo en su casa.

11 El perro vuelve a su vómito

y el necio a su necedad.

12 Más se puede esperar del necio

que de quien se cree muy sabio.

13 Para no trabajar, el perezoso pretexta

que en la calle hay un león al acecho.

14 La puerta gira en sus bisagras

y el perezoso gira en la cama.

15 El perezoso mete la mano en el plato,

pero luego es incapaz de llevársela a la boca.

16 El perezoso se cree más sabio

que siete personas que saben responder.

17 Meterse en pleitos ajenos

es agarrar a un perro por las orejas.

18 Como un loco que lanza

mortales flechas de fuego,

19 así es quien engaña a su amigo

y luego dice que todo era un juego.

20 Sin leña se apaga el fuego,

y sin chismes se acaba el pleito.

21 Para hacer brasas, el carbón;

para hacer fuego, la leña;

y para entablar pleitos, el pendenciero.

22 Los chismes son como golosinas,

pero calan hasta lo más profundo.

23 Baño de plata sobre olla de barro

son las palabras suaves que llevan mala intención.

24 El que odia, lo disimula cuando habla,

pero en su interior hace planes malvados.

25 No le creas si te habla con ternura,

pues su mente está llena de maldad;

26 aunque trate de ocultar su odio,

su maldad se descubrirá ante todos.

27 El que cava una fosa, en ella cae;

al que hace rodar una roca, la roca lo aplasta.

28 El mentiroso odia la verdad,

el de suaves palabras provoca el desorden.

Proverbios 27

1 No presumas del día de mañana,

pues no sabes lo que el mañana traerá.

2 Deja que sean otros los que te alaben;

no está bien que te alabes tú mismo.

3 Las piedras y la arena son pesadas,

pero más pesado es el enojo del necio.

4 La ira es cruel, y el enojo destructivo,

pero los celos son incontrolables.

5 Vale más reprender con franqueza

que amar en secreto.

6 Más se puede confiar en el amigo que hiere

que en el enemigo que besa.

7 El que está lleno, hasta la miel desprecia;

al que tiene hambre, hasta lo amargo le sabe dulce.

8 Como ave que vaga lejos de su nido

es el que anda lejos del lugar donde nació.

9 Para alegrar el corazón, buenos perfumes;

para endulzar el alma, un consejo de amigos.

10 Nunca abandones a tus amigos

ni a los amigos de tu padre.

Nunca vayas con tus problemas

a la casa de tu hermano.

Más vale vecino cercano

que hermano lejano.

11 Sé sabio, hijo mío, y me harás feliz;

así podré responder a los que me ofendan.

12 El prudente ve el peligro y lo evita;

el imprudente sigue adelante y sufre el daño.

13 Al que salga fiador por un extraño,

quítale la ropa y tómasela en prenda.

14 Saludar al amigo a gritos y de madrugada,

es para él lo mismo que insultarlo.

15 Lo mismo es una mujer pendenciera

que una gotera constante en tiempo de lluvia.

16 Querer detenerla es querer detener el viento

o retener el aceite en la mano.

17 El hierro se afila con hierro,

y el hombre con otro hombre.

18 El que cuida de la higuera come los higos;

el que cuida de su amo recibe honores.

19 Así como las caras se reflejan en el agua,

así también los hombres se reflejan en su mente.

20 La muerte, el sepulcro y la codicia del hombre

jamás quedan satisfechos.

21 Al oro y la plata, el fuego los prueba;

al hombre lo prueban las alabanzas.

22 Al necio no se le quita lo necio

ni aunque lo muelas y lo remuelas.

23 Manténte al tanto de tus ovejas,

preocúpate por tus rebaños,

24 pues ni riquezas ni coronas

duran eternamente.

25 Cuando el pasto aparezca, y brote el verdor,

y se recoja la hierba de los montes,

26 de tus corderos tendrás lana para vestirte,

de tus cabritos dinero para comprar terrenos

27 y de tus cabras leche abundante

para alimentarte tú y tu familia

y todos los que estén a tu servicio.

Proverbios 28

1 El malvado huye aunque nadie lo persiga,

pero los justos viven confiados como el león.

2 Cuando el país anda mal, los gobernantes aumentan,

pero el buen dirigente sabe mantener el orden.

3 El malvado que oprime a los pobres

es como fuerte lluvia que destruye las cosechas.

4 Los que se apartan de la ley alaban al malvado;

los que la cumplen están en contra de él.

5 Los malvados no entienden nada de la justicia,

pero los que recurren al Señor lo entienden todo.

6 Más vale ser pobre y honrado

que rico y malintencionado.

7 El que cumple la ley de Dios es un hijo inteligente,

pero el que anda con glotones es la vergüenza de su padre.

8 El que amontona riquezas cobrando intereses,

las amontona para el que se compadece de los pobres.

9 Si alguno no quiere atender la ley de Dios,

tampoco Dios soportará sus oraciones.

10 El que lleva a los buenos por mal camino,

caerá en su propia trampa;

pero los hombres intachables recibirán lo mejor.

11 El rico se cree muy sabio,

pero el pobre e inteligente puede ponerlo a prueba.

12 Cuando triunfan los justos, se hace gran fiesta;

cuando triunfan los malvados, la gente se esconde.

13 Al que disimula el pecado, no le irá bien;

pero el que lo confiesa y lo deja, será perdonado.

14 Feliz el hombre que honra siempre al Señor;

pero el terco caerá en la desgracia.

15 Igual que un león rugiente o un oso voraz

es el malvado que gobierna a un pueblo pobre.

16 El gobernante insensato aumenta la opresión;

pero el que no es codicioso tendrá larga vida.

17 El que ha cometido un asesinato

no parará hasta caer en la tumba:

¡que nadie intente detenerlo!

18 El hombre honrado será puesto a salvo,

pero el perverso caerá en la desgracia.

19 Al que cultiva su campo, hasta le sobra comida;

al que anda con ociosos, lo que le sobra es pobreza.

20 Quien es digno de confianza, será alabado;

quien tiene ansias de riquezas, no quedará sin castigo.

21 No está bien discriminar a nadie;

hasta por un pedazo de pan se puede pecar.

22 El ambicioso tiene prisa por ser rico,

y no sabe que sobre él vendrá la pobreza.

23 Con el tiempo, más se aprecia

al que critica que al que alaba.

24 Amigo de criminales

es quien roba a sus padres y alega que no ha pecado.

25 El que mucho ambiciona, provoca peleas;

pero el que confía en el Señor, prospera.

26 Sólo un necio confía en sus propias ideas;

el que actúa con sabiduría saldrá bien librado.

27 Al que ayuda al pobre, nada le faltará;

pero al que le niega su ayuda, mucho se le maldecirá.

28 Cuando triunfan los malvados, la gente se esconde;

cuando les llega su fin, predominan los justos.

Proverbios 29

1 El que se pone terco cuando lo reprenden,

pronto será destruido sin remedio.

2 Cuando predominan los justos, la gente se alegra;

cuando los malvados gobiernan, la gente sufre.

3 El hijo sabio hace feliz a su padre;

el que anda con prostitutas derrocha el dinero.

4 El rey que hace justicia, afirma a su país;

el que sólo exige impuestos, lo arruina.

5 El que siempre alaba a su amigo,

en realidad le está tendiendo una trampa.

6 La trampa del malvado son sus propios pecados;

pero el hombre honrado vive alegre y feliz.

7 El justo toma en cuenta los derechos del pobre,

pero al malvado nada le importa.

8 Los alborotadores agitan a una ciudad;

los sabios saben calmar los ánimos.

9 El sabio que entabla pleito contra un necio,

se enoja, recibe burlas y no arregla nada.

10 Los asesinos y desalmados

odian a muerte al hombre honrado.

11 El necio da rienda suelta a sus impulsos,

pero el sabio acaba por refrenarlos.

12 El gobernante que hace caso de mentiras

corrompe a todos sus servidores.

13 El oprimido y el opresor tienen algo en común:

el Señor les ha dado la vista a ambos.

14 El rey que gobierna a los pobres con lealtad,

afirma su trono para siempre.

15 A golpes y reprensiones se aprende,

pero el hijo consentido avergüenza a su madre.

16 Si los malvados abundan, abunda el pecado;

pero los hombres honrados los verán fracasar.

17 Corrige a tu hijo y te hará vivir tranquilo,

y te dará muchas satisfacciones.

18 Donde no hay dirección divina, no hay orden;

¡feliz el pueblo que cumple la ley de Dios!

19 Con palabras no se corrige al esclavo,

porque entiende pero no hace caso.

20 Más se puede esperar de un necio

que de quien habla sin pensar.

21 El que consiente a su esclavo desde pequeño,

al final tendrá que lamentarlo.

22 El que es violento e impulsivo,

provoca peleas y comete muchos errores.

23 Al que es orgulloso se le humilla,

pero al que es humilde se le honra.

24 El cómplice del ladrón es enemigo de sí mismo,

pues aunque oye maldiciones no confiesa.

25 El miedo a los hombres es una trampa,

pero el que confía en el Señor estará protegido.

26 Muchos buscan el favor del gobernante,

pero sólo el Señor hace justicia.

27 Los hombres honrados no soportan a los malvados,

y los malvados no soportan a los honrados.

Proverbios 30

1 Dichos de Agur, hijo de Jaqué de Masá. Agur habló a Itiel y a Ucal de la siguiente manera:

2 Soy el más estúpido de los hombres,

no hay en mí entendimiento humano.

3 No he adquirido sabiduría,

ni sé nada acerca del Santísimo.

4 ¿Quién ha subido y bajado del cielo?

¿Quién puede contener el viento en su puño?

¿Quién envuelve al mar en su capa?

¿Quién estableció los límites de la tierra?

¡No me digas que sabes su nombre,

y aun el nombre de su hijo!

5 El Señor protege a los que en él confían;

todas sus promesas son dignas de confianza.

6 No añadas nada a lo que él diga;

de lo contrario, te puede reprender

y te hará quedar como mentiroso.

7 Sólo dos cosas te he pedido, oh Dios;

concédemelas antes de que muera:

8 aleja de mí la falsedad y la mentira,

y no me hagas rico ni pobre;

dame sólo el pan necesario,

9 porque si me sobra, podría renegar de ti

y decir que no te conozco;

y si me falta, podría robar

y ofender así tu divino nombre.

10 No hables mal del esclavo delante de su amo,

pues te puede maldecir y sufrirás las consecuencias.

11 Hay quienes maldicen a su padre

y no bendicen a su madre.

12 Hay quienes se creen muy limpios,

y no se han limpiado de sus impurezas.

13 Hay quienes se creen importantes,

y miran a otros con altanería.

14 Hay quienes tienen espadas en vez de dientes

y puñales en vez de muelas,

para acabar por completo

con la gente pobre del país.

15 Dos hijas tiene la sanguijuela,

que sólo saben pedir.

Hay tres cosas, y hasta cuatro,

que nunca se satisfacen:

16 el sepulcro,

la mujer estéril,

la tierra falta de agua

y el fuego insatisfecho.

17 El que mira a su padre con desprecio

y se burla de su madre anciana,

merece que los cuervos le saquen los ojos

y que las águilas lo devoren.

18 Hay tres cosas, y hasta cuatro,

que me asombran y no alcanzo a comprender:

19 el camino del águila en el cielo,

el camino de la víbora en las rocas,

el camino de un barco en alta mar

y el camino del hombre en la mujer.

20 La mujer infiel hace lo siguiente:

come, se limpia la boca

y afirma que no ha hecho nada malo.

21 Hay tres tipos de gente, y hasta cuatro,

que son insoportables y hacen temblar a un país:

22 el esclavo que llega a ser rey,

el tonto que tiene comida de sobra,

23 la mujer despreciada que encuentra marido

y la esclava que toma el lugar de su señora.

24 Hay cuatro animalitos en la tierra

que son más sabios que los sabios:

25 las hormigas, gran ejército sin fuerza

que asegura su comida en el verano;

26 los tejones, grupo no muy numeroso

que vive entre las peñas;

27 las langostas, que sin tener rey

marchan en orden perfecto;

28 las lagartijas, que caben en un puño

y llegan hasta el palacio del rey.

29 Hay tres valientes, y hasta cuatro,

que tienen un paso airoso:

30 el león, el animal más terrible,

que no huye ante nada ni ante nadie;

31 el gallo orgulloso, el macho cabrío

y el rey que marcha al frente de su ejército.

32 Si tontamente te has dado importancia

y has hecho planes malvados, ponte a pensar

33 que si bates la leche, obtendrás mantequilla,

si te suenas fuerte, te sangrará la nariz,

y si irritas a otro, acabarás en una pelea.