Ezequiel 22

Crímenes de Jerusalén

1 El Señor se dirigió a mí, y me dijo:

2 «Tú, hombre, vas a dictar la sentencia contra la ciudad criminal. La acusarás de todas las cosas detestables que ha hecho,

3 y le dirás: “Esto dice el Señor: Ciudad que matas a tus habitantes y fabricas ídolos para contaminarte, ¡ya te va a llegar tu hora!

4 Con los asesinatos que has cometido te has hecho culpable, y con los ídolos que has fabricado te has contaminado; has hecho que tu hora se acerque y que haya llegado el fin de tus días. Así pues, yo voy a hacer que los pueblos te insulten, que todas las naciones se burlen de ti.

5 Los de cerca y los de lejos se burlarán de ti, ciudad famosa por tu idolatría y tu gran desorden.

6 Allí están los gobernantes de Israel, que viven en medio de ti y cometen todos los crímenes que pueden.

7 Tus habitantes no honran a su padre ni a su madre, maltratan a los extranjeros, explotan a los huérfanos y a las viudas.

8 No respetan mis lugares sagrados ni mis sábados.

9 Por causa de sus mentiras, algunos de tus habitantes son los culpables de que otros mueran; asisten a los banquetes que se celebran en los montes en honor de los ídolos, y hacen cosas detestables.

10 Algunos tienen relaciones sexuales con la esposa de su padre, o abusan de la mujer que está en su período de menstruación.

11 Hay quienes cometen adulterio con la mujer de su prójimo, o tienen relaciones vergonzosas con su nuera, o hacen violencia a una media hermana.

12 Algunos de tus habitantes se dejan comprar para matar a otros. Prestan dinero a usura e interés, explotan y hacen violencia a su prójimo, y se olvidan de mí. Yo, el Señor, lo afirmo.

13 »”Yo estoy muy enojado por tus explotaciones y asesinatos.

14 No pienses que vas a poder hacerme frente cuando yo tome medidas contra ti. Yo, el Señor, lo he dicho y lo voy a cumplir:

15 te esparciré por todas las naciones, te dispersaré por todos los países y te limpiaré totalmente de tu impureza;

16 me harás quedar mal a los ojos de las demás naciones, pero reconocerás que yo soy el Señor.”»

17 El Señor se dirigió a mí, y me dijo:

18 «El pueblo de Israel es para mí como el resto inservible que queda cuando se echa cobre, estaño, hierro, plomo o plata en el horno.

19 Por eso yo, el Señor, digo: Como todos ustedes se han convertido en un resto inservible, los voy a reunir en medio de Jerusalén.

20 Así como la plata, el cobre, el hierro, el plomo y el estaño se echan juntos en un horno, y se atiza el fuego para fundirlos, así yo, en mi ira terrible, los voy a reunir a ustedes y los pondré a fundir.

21 Sí, voy a atizar el fuego de mi ira, y los reuniré a ustedes para fundirlos en medio de la ciudad.

22 Así como se funde la plata en el horno, así serán fundidos ustedes en medio de la ciudad, y así reconocerán que yo, el Señor, he descargado mi ira contra ustedes.»

23 El Señor se dirigió a mí, y me dijo:

24 «Tú, hombre, dile a Israel: “Eres un país castigado con falta de lluvias y de agua,

25 un país con gobernantes como leones, que rugen y despedazan su presa; que en su territorio devoran a la gente, le roban sus tesoros y riquezas y dejan viudas a muchas mujeres.

26 Los sacerdotes de este país tuercen el sentido de mis enseñanzas y profanan las cosas que yo considero sagradas; no hacen ninguna distinción entre lo sagrado y lo profano, ni enseñan a otros a distinguir entre lo puro y lo impuro. No ponen atención a mis sábados, ni me honran.

27 Los jefes de este país son como lobos que despedazan su presa, listos a derramar sangre y a matar gente con tal de enriquecerse.

28 Los profetas ocultan la verdad, como quien blanquea una pared; dicen tener visiones, y anuncian cosas que resultan falsas. Aseguran que hablan en mi nombre, cuando en realidad yo no he hablado.

29 La gente del pueblo se dedica a la violencia y al robo; explotan al pobre y al necesitado, y cometen violencias e injusticias con los extranjeros.

30 Yo he buscado entre esa gente a alguien que haga algo en favor del país y que interceda ante mí para que yo no los destruya, pero no lo he encontrado.

31 Por eso he descargado mi castigo sobre ellos y los he destruido con el fuego de mi ira, para hacerlos responder por su conducta. Yo, el Señor, lo afirmo.”»

Ezequiel 23

Samaria y Jerusalén, dos hermanas pecadoras

1 El Señor se dirigió a mí, y me dijo:

2 «Había una vez dos mujeres, hijas de la misma madre.

3 Desde jóvenes, estas dos mujeres se entregaron a la prostitución; en Egipto dejaron que les manosearan los pechos, y perdieron su virginidad.

4 La mayor se llamaba Aholá (que representa a Samaria), y su hermana Oholibá (que representa a Jerusalén). Yo las tomé por esposas, y me dieron hijos e hijas.

5 Aholá me fue infiel y se apasionó por sus amantes, los guerreros asirios,

6 con sus uniformes de púrpura, todos ellos jefes y gobernadores, jóvenes apuestos, jinetes montados en sus caballos,

7 ¡lo más selecto de los asirios! Aholá se entregó a la prostitución con ellos, y hasta se apasionó por todos sus ídolos y se rebajó adorándolos.

8 Desde que estuvo en Egipto se volvió una prostituta, y jamás dejó de serlo. Desde que era joven, muchos se acostaron con ella y le quitaron su virginidad, convirtiéndola en una prostituta.

9 Por eso la entregué en manos de sus amantes, los asirios, por quienes ella se había apasionado,

10 y ellos la deshonraron; luego le quitaron a sus hijos e hijas, y a ella la mataron a filo de espada, ejecutando así la sentencia contra ella. Y su caso se hizo famoso entre las mujeres.

11 »Su hermana Oholibá vio esto, y sin embargo se entregó, más aún que su hermana, a la pasión y la prostitución.

12 También ella se apasionó por los asirios, todos ellos jefes y gobernadores, guerreros espléndidamente vestidos, jinetes montados a caballo, jóvenes apuestos.

13 Me di cuenta de que también ella se había manchado, y que había seguido el ejemplo de su hermana.

14-15 Pero ella fue aún más lejos en sus prostituciones: vio en las paredes imágenes de babilonios, grabadas y pintadas de rojo; todos ellos tenían aspecto de oficiales, a juzgar por sus cinturones y turbantes.

16 Al ver a estos babilonios, se apasionó por ellos y envió mensajeros a Babilonia;

17 y los babilonios vinieron y se acostaron con ella, y le hicieron el amor, manchándola con sus prostituciones. Tanto la mancharon que al fin sintió asco de ellos.

18 Entonces se entregó públicamente a la prostitución, mostrando su cuerpo desnudo, hasta que yo sentí asco de ella como antes lo había sentido de su hermana.

19 Pero se entregó más y más a la prostitución, recordando el tiempo de su juventud, cuando se prostituyó en Egipto

20 y se apasionó por sus amantes egipcios, que en sus impulsos sexuales se parecen a los asnos y los caballos.

21 »Tú, Oholibá, sentías nostalgia del libertinaje de tu juventud, cuando los egipcios te manoseaban los pechos.

22 Por eso yo, el Señor, digo: Voy a hacer que esos amantes tuyos, de los que ahora sientes asco, se vuelvan tus enemigos. De todas partes voy a lanzar contra ti

23 a los babilonios y a los caldeos, a los de Pecod, Soa y Coa, y a todos los asirios; todos ellos jóvenes apuestos, jefes y gobernadores, oficiales y guerreros; todos ellos gente de a caballo.

24 Vendrán contra ti, con gran número de carros y de ejércitos; te rodearán por todas partes, armados y con cascos y escudos, y yo les daré el derecho de juzgarte, y ellos te juzgarán según sus leyes.

25 Yo descargaré sobre ti el furor de mi ira, y ellos te tratarán con crueldad; te cortarán la nariz y las orejas, y a los que aún queden vivos los matarán a filo de espada. Te arrebatarán a tus hijos y a tus hijas, y al fin caerás devorada por el fuego.

26 Te quitarán tus vestidos y se apoderarán de tus joyas.

27 Así pondré fin a tu libertinaje y a la prostitución a que te entregaste en Egipto, y no volverás a ver a los egipcios ni a acordarte de ellos.

28 »Esto digo yo, el Señor: Voy a dejar que caigas en poder de las naciones que odias, y por las que sientes asco.

29 Ellas te tratarán con odio, se adueñarán de lo que has ganado con tu trabajo y te dejarán completamente desnuda; quedará al descubierto tu cuerpo, el cual entregaste a la prostitución. Tu libertinaje y tu prostitución

30 son la causa de lo que hoy te pasa, pues te entregaste a la prostitución con esas naciones y te rebajaste adorando sus ídolos.

31 Seguiste los pasos de tu hermana; por eso te daré a beber la misma copa que le di a ella.

32 »Esto digo yo, el Señor:

Beberás de la misma copa que tu hermana,

una copa grande, ancha y profunda,

llena de burla y desprecio,

33 llena de ruina y destrucción.

Es la copa de tu hermana Samaria,

con la que quedarás borracha y dolorida.

34 La beberás hasta el fondo,

y luego la harás pedazos

y te desgarrarás los pechos.

Yo, el Señor, he hablado;

yo he dado mi palabra.

35 »Por eso yo, el Señor, digo: Puesto que te has olvidado de mí y me has vuelto la espalda, tendrás que sufrir el castigo de tu libertinaje y de tus prostituciones.»

36 El Señor me dijo: «Y tú, hombre, ¿quieres pronunciar la sentencia contra Aholá y Oholibá? Entonces échales en cara sus acciones detestables.

37 Ellas me han sido infieles y tienen las manos manchadas de sangre. Me han sido infieles adorando a sus ídolos, y en honor de ellos han sacrificado en el fuego a sus propios hijos, los hijos que yo tuve con ellas.

38 Además, han hecho esto contra mí: en un mismo día profanaron mi santo templo y deshonraron mis sábados.

39 Y el mismo día que sacrificaron a sus hijos para honrar a sus ídolos, vinieron a mi santo templo y lo profanaron. ¡Esto es lo que han hecho, en mi propia casa!

40 »Enviaron mensajeros para hacer venir hombres de lejos, y ellos vinieron. Ellas dos se bañaron, se pintaron los ojos y se pusieron joyas para recibirlos;

41 se sentaron en una cama lujosa, con la mesa ya servida, y en ella pusieron el incienso y el aceite consagrados a mi servicio.

42 Se escuchaban los gritos de una multitud haciendo fiesta; eran hombres venidos del desierto, que adornaban a las mujeres poniéndoles brazaletes en los brazos y hermosas coronas en la cabeza.

43 Yo me decía: “Ahora van a servirse de estas prostitutas gastadas por los adulterios. ¡Nada menos que con ellas!

44 Vienen a Aholá y a Oholibá, mujeres libertinas, como quien va a las prostitutas.”

45 Pero los hombres justos dictarán contra ellas la sentencia que merecen las adúlteras y las asesinas. Porque adúlteras son, y tienen las manos manchadas de sangre.»

46 Esto dice el Señor: «Que se reúna el pueblo contra ellas, que las haga sentir pánico y las robe;

47 que el pueblo entero las mate a pedradas y las atraviese con sus espadas; que mate a sus hijos e hijas y queme sus casas.

48 Yo haré que desaparezca del país esta conducta infame. Así todas las mujeres aprenderán la lección y no seguirán su ejemplo inmoral.

49 En cuanto a esas dos, recibirán el castigo de su conducta inmoral y de sus pecados de idolatría. Y ustedes reconocerán que yo soy el Señor.»

Ezequiel 24

Imagen de la olla

1 El día diez del mes décimo del año noveno, el Señor se dirigió a mí, y me dijo:

2 «Anota esta fecha, la fecha de hoy, porque hoy el rey de Babilonia ha atacado Jerusalén.

3 Y recítale a este pueblo rebelde un poema que le sirva de ejemplo. Dile de mi parte:

»“Pon una olla al fuego y échale agua;

4 pon en ella pedazos de carne,

buenos pedazos de pierna y de lomo,

y también lo mejor de los huesos.

5 Toma luego una de las mejores ovejas,

y amontona leña debajo

para que hierva bien,

hasta que queden cocidos los huesos.

6 »”Porque el Señor dice:

¡Ay de la ciudad asesina!

Es como una olla enmohecida,

a la que el moho no se le quita.

Saca tú, uno a uno, los pedazos de carne,

hasta dejar la olla vacía.

7 La ciudad está llena de la sangre derramada;

y derramada, no sobre la tierra

para que el polvo la cubriera,

sino sobre la roca desnuda.

8 Pues yo voy a dejar la sangre allí,

sobre la roca desnuda,

de manera que no se pueda cubrir,

para que mi ira se encienda

y se haga justicia.

9 »”Porque el Señor dice:

¡Ay de la ciudad asesina!

Yo mismo voy a hacer una hoguera.

10 Y tú trae mucha leña, enciende el fuego

y cuece bien la carne,

hasta que se acabe el caldo y se quemen los huesos;

11 pon luego la olla vacía sobre el fuego,

hasta que el cobre se ponga al rojo vivo

y quede limpio de sus impurezas;

¡hasta que el moho desaparezca!

12 Sin embargo, tan enmohecido está

que no se limpia ni con fuego.

13 »”Jerusalén, yo he querido limpiarte de la impureza de tu libertinaje, pero no has quedado limpia. Sólo quedarás limpia cuando descargue mi ira sobre ti.

14 Yo, el Señor, lo he dicho, y así será. Yo mismo voy a hacerlo, y no dejaré de cumplirlo; no tendré compasión ni me arrepentiré. Te castigaré por tu conducta y tus acciones. Yo, el Señor, lo afirmo.”»

Muerte de la esposa de Ezequiel

15 El Señor se dirigió a mí, y me dijo:

16 «Voy a quitarte de un solo golpe a la persona que tú más quieres. Pero no te lamentes ni llores; no derrames lágrimas.

17 Sufre en silencio y no guardes luto como se hace por los muertos. No andes con la cabeza descubierta ni vayas descalzo; no te cubras la cara en señal de dolor ni comas el pan que se come en tales casos.»

18 Por la mañana estuve hablando con la gente, y por la tarde murió mi esposa; a la mañana siguiente hice lo que el Señor me había ordenado.

19 Entonces la gente del pueblo me dijo: «Explícanos qué quiere decir para nosotros eso que estás haciendo.»

20 Yo les dije: «El Señor se dirigió a mí, y me dijo:

21 “Dile al pueblo de Israel: Esto dice el Señor: Voy a profanar mi templo, que a ustedes tanto les gusta mirar y tanto quieren, y que es su orgullo y su fuerza; los hijos e hijas que ustedes dejaron en Jerusalén morirán asesinados.

22 Y diles: Ustedes harán lo mismo que yo he hecho: no podrán cubrirse la cara en señal de dolor, ni comer el pan que se come en tales casos.

23 No podrán llevar la cabeza descubierta ni los pies descalzos. No se lamentarán ni llorarán. Quedarán sin fuerzas por culpa de sus maldades, y se pondrán a lamentarse unos con otros.

24 Ezequiel será para ustedes un ejemplo, y todo lo que él hizo lo harán ustedes. Cuando esto suceda, reconocerán que yo soy el Señor.

25 »”Y ahora voy a quitarles a los israelitas su fortaleza, que es el templo, con cuya belleza se alegran tanto, y que tanto les gusta mirar y tanto quieren. También les quitaré a sus hijos e hijas.

26 Y en ese día, el que pueda escapar vendrá a darte la noticia.

27 Ese día dejarás de estar mudo, y podrás hablar con el que haya escapado. Servirás así de ejemplo al pueblo, y ellos reconocerán que yo soy el Señor.”»

Ezequiel 25

Contra los amonitas

1 El Señor se dirigió a mí, y me dijo:

2 «Tú, hombre, vuélvete hacia los amonitas y habla en mi nombre contra ellos.

3 Diles que escuchen la palabra que el Señor les dirige: “Ustedes dieron gritos de alegría al ver que mi templo era profanado, el país de Israel destruido y los habitantes de Judá llevados al destierro.

4 Pues bien, por eso los voy a entregar a ustedes al poder de los pueblos del oriente, para que ellos se apoderen de su tierra, y levanten campamentos, y establezcan ahí su habitación. Ellos se comerán las cosechas de ustedes y se beberán su leche.

5 Convertiré a Rabá en pastizal de camellos, y a Amón en campo de ovejas. Entonces reconocerán ustedes que yo soy el Señor.

6 »”Yo, el Señor, digo: Ustedes los amonitas han aplaudido y saltado de alegría, y han despreciado a Israel.

7 Por eso voy a levantar mi mano para castigarlos y entregarlos a las naciones, para que les quiten todo lo que tengan. Los voy a arrancar de entre los pueblos, los voy a hacer desaparecer de entre las naciones, los voy a destruir por completo. Entonces reconocerán que yo soy el Señor.”

Contra Moab

8 »Yo, el Señor, digo: Moab y Seír dicen que Judá es igual a todas las naciones.

9 Por eso voy a abrir una brecha en el costado de Moab, y voy a dejarlo de un extremo al otro sin ciudades, esas ciudades que son las joyas del país: Bet-jesimot, Baal-meón y Quiriataim.

10 Haré que los pueblos del oriente tomen posesión de su territorio, además del de los amonitas, de manera que entre las naciones nadie se acuerde más de los amonitas.

11 Ejecutaré la sentencia contra Moab, y entonces reconocerán que yo soy el Señor.

Contra Edom

12 »Yo, el Señor, digo: Edom se ha vengado de Judá, y con ello se ha hecho gravemente culpable.

13 Por eso yo, el Señor, digo: Voy a levantar mi mano para castigar a Edom y destruir a sus hombres y sus animales. Lo voy a dejar en ruinas. Desde Temán hasta Dedán, la gente morirá a filo de espada.

14 Me vengaré de Edom por medio de mi pueblo Israel; él tratará a Edom de acuerdo con mi ira y mi furor. Así sabrán lo que es mi venganza. Yo, el Señor, lo afirmo.

Contra los filisteos

15 »Yo, el Señor, digo: Los filisteos han tomado venganza, se han desquitado con corazón lleno de desprecio; como eternos enemigos de Israel, se han entregado a la destrucción.

16 Por eso yo, el Señor, digo: Voy a levantar la mano para castigar a los filisteos; voy a exterminar a los quereteos y voy a destruir a los que aún quedan en la costa.

17 Me vengaré de ellos terriblemente; los castigaré con ira. Y cuando haga esto, reconocerán que yo soy el Señor.»

Ezequiel 26

Profecía contra la ciudad de Tiro

1 El día primero del mes, en el año once, el Señor se dirigió a mí, y me dijo:

2 «Tiro ha dicho, a propósito de Jerusalén:

»“¡Ah, la puerta del comercio entre las naciones

está hecha pedazos!

¡Ahora ha llegado mi turno!

Yo me lleno de riquezas

mientras ella queda en ruinas.”

3 »Por eso yo, el Señor, digo:

Tiro, yo me declaro tu enemigo.

Haré que muchas naciones se levanten contra ti,

como levanta el mar sus olas,

4 y que destruyan tus murallas

y echen abajo tus torres.

Hasta el polvo barreré de su lugar,

y sólo dejaré una roca pelada.

5 En medio del mar quedará,

como un lugar para poner las redes a secar.

Yo, el Señor, lo afirmo.

Tiro será saqueada por las naciones,

6 y sus colonias en tierra firme

caerán a filo de espada.

Entonces reconocerán que yo soy el Señor.

7 »Yo, el Señor, digo:

Voy a hacer venir del norte

a Nabucodonosor, rey de Babilonia,

el rey más poderoso,

para que ataque a Tiro.

Vendrá con caballos, y carros, y jinetes,

y con muchas tropas reunidas.

8 A filo de espada destruirá

tus colonias en tierra firme;

construirá un muro alrededor de ti,

levantará rampas para atacarte

y lanzará contra ti soldados armados con escudos.

9 Atacará con arietes tus murallas

y a golpe de barra destrozará tus torres.

10 Cuando el rey de Babilonia entre por tus puertas

como se entra en una ciudad tomada por asalto,

serán tantos los caballos,

que te cubrirán con el polvo que levanten;

tus murallas temblarán

al estruendo de sus carros y caballería;

11 los cascos de sus caballos

pisotearán todas tus calles.

Matará a tu pueblo a filo de espada,

y echará por tierra tus fuertes columnas.

12 Te dejarán sin riquezas,

te robarán tus mercancías,

derribarán tus murallas

y echarán abajo tus lujosos palacios;

arrojarán al mar las piedras,

las vigas y hasta los escombros.

13 Así pondré fin al ruido de tus canciones,

y no se volverá a oír el sonido de tus arpas.

14 Te convertiré en una roca pelada,

en un lugar para poner las redes a secar,

y nunca más serás reconstruida.

Yo, el Señor, he hablado;

yo, el Señor, lo afirmo.

15 »Yo, el Señor, digo a Tiro: Los países del mar temblarán al oír el ruido de tu caída, entre los gemidos de los heridos y la matanza de tus habitantes.

16 Todos los reyes del mar bajarán de sus tronos, y se quitarán sus capas y sus vestidos bordados; llenos de terror se sentarán en el suelo, temblando a todas horas y espantados al verte.

17 Entonces te dedicarán este canto fúnebre:

»“¡Cómo fuiste destruida,

cómo desapareciste del mar, ciudad famosa!

¡Tú, con tu gente, fuiste poderosa en el mar

y sembraste el terror en todo el continente!

18 Ahora que has caído,

los países del mar tiemblan de miedo.

Ahora que has desaparecido,

las islas del mar se llenan de espanto.”

19 »Porque esto digo yo, el Señor: Te voy a dejar en ruinas, como las ciudades donde no vive nadie. Voy a hacer que te cubran las aguas profundas del mar,

20 y que te hundas hasta donde están los muertos, la gente que vivió en el pasado. Te arrojaré a lo más profundo de la tierra, al país de eternas ruinas, y vivirás entre los que ya han muerto. No volverás a tener habitantes, ni serás reconstruida en esta tierra de los que viven.

21 Te convertiré en algo terrible, y dejarás de existir. Te buscarán, y jamás volverán a encontrarte. Yo, el Señor, lo afirmo.»

Ezequiel 27

Canto fúnebre por la ciudad de Tiro

1 El Señor se dirigió a mí, y me dijo:

2 «Tú, hombre, entona este canto fúnebre

3 acerca de Tiro, la ciudad que está a la salida del mar y que comercia con las naciones, con muchos países del mar. Dile que así dice el Señor:

»“Tú, Tiro, presumes de ser

una nave bella y perfecta;

4 tu dominio se extiende hasta el corazón del mar,

tus constructores te hicieron la más hermosa.

5 Todos tus entablados los hicieron

con pinos traídos del monte Senir;

tu mástil lo hicieron de un cedro del Líbano;

6 tus remos los hicieron con robles de Basán;

tu cubierta la hicieron de cipreses

traídos de las costas de Chipre

e incrustados de marfil.

7 Tu vela, de lino bordado de Egipto,

te servía de bandera;

tu toldo era de telas moradas y rojas

traídas de las costas de Elisá.

8 Tus remeros eran hombres de Sidón y de Arvad,

tus pilotos eran expertos hombres tuyos.

9 Hombres veteranos de Guebal

reparaban tus daños hábilmente.

Marineros de todas las naves del mar

comerciaban con tus mercancías.

10 Hombres de Persia, Lidia y Libia

servían de guerreros en tu ejército;

te adornaban con sus escudos y sus cascos,

y te daban esplendor.

11 »”Gente de Arvad, junto con tu ejército, ocupaba tus murallas en derredor, y en tus torres había hombres de Gamad. Sus escudos colgaban a todo lo largo de tus muros, haciéndote aparecer más bella.

12 Era tanta tu riqueza, que Tarsis comerciaba contigo, y a cambio de tus mercancías te daba plata, hierro, estaño y plomo.

13 También Grecia, Tubal y Mésec comerciaban contigo, ofreciéndote en pago esclavos y objetos de bronce.

14 Los de Bet-togarmá te pagaban con caballos de trabajo y de montar, y con mulas.

15 Gente de Rodas comerciaba contigo. Hacías negocios con numerosos países del mar, que te pagaban con marfil y ébano.

16 Edom hacía comercio contigo, gracias a tus muchos productos: a cambio de tus mercancías te traían piedras de granate, telas teñidas de púrpura, bordados, telas de lino, corales y rubíes.

17 Igualmente comerciaban contigo Judá e Israel, y te pagaban con trigo de Minit, y con pasteles, miel, aceite y bálsamo.

18 Damasco te compraba gran cantidad de productos y de riquezas; te pagaba con vino de Helbón y lana de Sahar.

19 Desde Uzal te traían vino, hierro forjado, canela y caña aromática, a cambio de tus mercancías.

20 Dedán hacía contigo comercio de aparejos para montar.

21 Arabia y todos los jefes de Quedar eran clientes tuyos: te pagaban con corderos, carneros y chivos.

22 Comerciantes de Sabá y Raamá eran clientes tuyos, y te pagaban con los mejores perfumes, con piedras preciosas y oro.

23 Contigo hacían negocios Harán, Cané, Edén y los comerciantes de Sabá, de Asiria y de toda Media;

24 te vendían telas finas, mantos de color púrpura, bordados, tapices de varios colores y fuertes cuerdas trenzadas.

25 Las naves de Tarsis venían, una tras otra, trayéndote productos.

»”Eras como una nave en alta mar,

toda cargada de riquezas.

26 Tus remeros te llevaron por aguas profundas,

pero el viento del este te destrozó en alta mar.

27 Tu riqueza, tus mercancías y tus productos,

tus marineros y tus pilotos,

tus calafateadores, tus comerciantes,

tus guerreros y toda tu tripulación,

se irán al fondo del mar

el día en que te hundas.

28 A los gritos de tus marineros

temblarán las olas.

29 Los remeros bajarán de sus barcos;

los marineros y todos los pilotos

saltarán a tierra.

30 Levantarán la voz

y llorarán por ti amargamente.

Se echarán polvo en la cabeza

y se revolcarán en la ceniza.

31 Por ti se raparán la cabeza,

se vestirán de luto

y llorarán llenos de amargura.

32 Por ti entonarán un canto fúnebre,

en el que dirán con tristeza:

¿Quién podía compararse a Tiro,

la ciudad que estaba en el mar?

33 Cuando llegaban del mar tus mercancías,

satisfacías a muchas naciones.

Con la abundancia de tus riquezas y productos

enriquecías a los reyes de la tierra.

34 Ahora estás deshecha por el mar,

hundida en el fondo del agua.

Tus productos y toda tu tripulación

se fueron contigo al fondo.

35 Todos los habitantes de los países del mar

están aterrados por ti;

sus reyes están espantados,

se les ve el miedo en la cara.

36 Los comerciantes de los otros países

se quedan asustados al verte.

Te has convertido en algo terrible;

para siempre has dejado de existir.”»

Ezequiel 28

Profecía contra el rey de Tiro

1 El Señor se dirigió a mí, y me dijo:

2 «Tú, hombre, dile al rey de Tiro:

»“Esto dice el Señor:

Tu corazón se llenó de orgullo,

y te creíste un dios

sentado en el trono de los dioses

y rodeado por el mar.

Pero tú no eres un dios, sino un hombre

que cree tener la inteligencia de un dios.

3 ¿Acaso eres más sabio que Danel?

¿Acaso ningún secreto te es desconocido?

4 Con tu sabiduría y tu habilidad

has conseguido muchas riquezas,

has llenado tus cofres de oro y plata.

5 Con tu gran habilidad para el comercio

has aumentado tus riquezas,

y las riquezas te han vuelto orgulloso.

6 Por eso, el Señor dice:

Ya que crees tener la inteligencia de un dios,

7 voy a hacer que vengan extranjeros contra ti,

gente de lo más cruel,

que sacará la espada para atacarte,

a ti, tan hermoso y tan sabio,

y que dejará tu esplendor por el suelo.

8 Te hundirán en el abismo,

y tendrás una muerte violenta en alta mar.

9 ¿Y seguirás creyendo que eres un dios,

cuando estés ante tus verdugos?

¡En manos de los que te maten

no serás más que un simple hombre!

10 Morirás a manos de extranjeros,

como mueren los paganos.

Yo, el Señor, he hablado;

yo he dado mi palabra.”»

Canto fúnebre por el rey de Tiro

11 El Señor se dirigió a mí, y me dijo:

12 «Tú, hombre, entona un canto fúnebre al rey de Tiro, y dile:

»“Esto dice el Señor:

Tú eras modelo de perfección,

lleno de sabiduría y de perfecta belleza.

13 Estabas en Edén, el jardín de Dios,

adornado de toda clase de piedras preciosas:

rubí, crisólito, jade,

topacio, cornalina, jaspe,

zafiro, granate y esmeralda;

tus joyas y aretes eran de oro,

preparados desde el día en que fuiste creado.

14 Te dejé al cuidado de un ser alado,

estabas en el monte santo de Dios

y caminabas entre las estrellas.

15 Tu conducta fue perfecta

desde el día en que fuiste creado

hasta que apareció en ti la maldad.

16 Con la abundancia de tu comercio

te llenaste de violencia y de pecado.

Entonces te eché de mi presencia;

te expulsé del monte de Dios,

y el ser alado que te protegía

te sacó de entre las estrellas.

17 Tu belleza te llenó de orgullo;

tu esplendor echó a perder tu sabiduría.

Yo te arrojé al suelo,

te expuse al ridículo

en presencia de los reyes.

18 Tantos pecados cometiste

y tanto te corrompiste con tu comercio,

que llegaste a profanar tus templos.

Entonces hice brotar en medio de ti

un fuego que te devorara.

Todos pueden verte ahora en el suelo,

convertido en cenizas.

19 Todas las naciones que te conocen

se espantan al verte.

Te has convertido en algo terrible;

¡para siempre has dejado de existir!”»

Profecía contra Sidón

20 El Señor se dirigió a mí, y me dijo:

21 «Tú, hombre, vuélvete hacia Sidón y habla en mi nombre contra ella.

22 Dile:

»“Esto dice el Señor:

Yo me declaro tu enemigo, Sidón;

en medio de ti voy a ser glorificado.

Y cuando ejecute la sentencia contra ti

y demuestre así mi santidad,

se reconocerá que yo soy el Señor.

23 »”Enviaré contra ti enfermedades,

y la sangre correrá por tus calles;

tus habitantes caerán muertos,

atacados a espada por todos lados.

Entonces se reconocerá que yo soy el Señor.

24 »”Israel no volverá a sufrir

las espinas punzantes y dolorosas

del desprecio de los pueblos que lo rodean.

Entonces se reconocerá que yo soy el Señor.”

25 »Yo, el Señor, digo: Reuniré al pueblo de Israel de entre las naciones donde está disperso, y mostraré mi santidad a la vista de las naciones. Israel se establecerá en su propio país, el país que di a Jacob, mi siervo.

26 Allí vivirán seguros y tranquilos, y construirán casas y plantarán viñedos. Yo ejecutaré la sentencia contra todos los vecinos que desprecian al pueblo de Israel. Entonces se reconocerá que yo soy el Señor, el Dios de Israel.»

Ezequiel 29

Profecía contra Egipto

1 El día doce del mes décimo del año décimo, el Señor se dirigió a mí, y me dijo:

2 «Tú, hombre, dirígete ahora al faraón, rey de Egipto, y habla en mi nombre contra él y contra todo Egipto.

3 Dile:

»“Esto dice el Señor:

Yo me declaro tu enemigo,

faraón, rey de Egipto,

monstruo gigantesco que estás echado en tu río

y dices: El Nilo es mío, yo lo hice.

4 Voy a ponerte ganchos en el hocico,

y haré que los peces de tu río

se peguen a tus escamas.

¡De tu río te sacaré

con todos los peces pegados a tus escamas!

5 Te arrojaré al desierto,

junto con todos los peces de tu río;

caerás en campo abierto,

y nadie te recogerá para enterrarte.

Haré que te devoren las fieras salvajes

y las aves del cielo.

6 Todos los habitantes de Egipto reconocerán

que yo soy el Señor.

El pueblo de Israel buscó tu apoyo,

pero fuiste como una caña:

7 cuando te tomaron entre sus manos,

tú te quebraste y les heriste el costado;

cuando quisieron apoyarse en ti,

tú te rompiste y los hiciste caer.

8 »”Por eso yo, el Señor, digo: Egipto, voy a hacer que te ataquen con espadas, y que maten a tus hombres y tus animales.

9 Quedarás convertido en un desierto, y la gente reconocerá que yo soy el Señor. Tú dijiste: El Nilo es mío, yo lo hice.

10 Pues bien, yo me declaro enemigo tuyo y de tu río. Voy a convertirte en un desierto espantoso y desolado, desde Migdol hasta Asuán, hasta la frontera con Etiopía.

11 Ni hombres ni animales pasarán por allí. Durante cuarenta años nadie vivirá allí.

12 Yo te convertiré, Egipto, en el país más desolado; durante cuarenta años tus ciudades quedarán en ruinas, en peor estado que otras ciudades en ruinas, y desterraré a tus habitantes y los dispersaré entre los demás países y naciones.

13 »”Yo, el Señor, digo: Después de los cuarenta años, reuniré a los egipcios de los países adonde los había dispersado.

14 Haré que los prisioneros egipcios vuelvan y se instalen en el sur de Egipto, en su lugar de origen, donde formarán un reino sin importancia.

15 Será el reino menos importante de todos, y no volverá a levantarse por encima de las demás naciones. Lo haré tan pequeño que no podrá dominar a otros países;

16 y el pueblo de Israel no volverá a confiar en Egipto, pues esto les hará ver lo equivocados que estaban cuando fueron allá a buscar ayuda. Entonces reconocerán que yo soy el Señor.”»

17 El día primero del mes primero del año veintisiete, el Señor se dirigió a mí, y me dijo:

18 «Nabucodonosor, el rey de Babilonia, ha lanzado su ejército a una gran campaña contra Tiro; tanto que a todos se les ha pelado la cabeza y se les han llagado los hombros; pero ni él ni su ejército han sacado ningún provecho de esa campaña contra Tiro.

19 Por eso yo, el Señor, digo: Voy a hacer que Nabucodonosor se apodere de Egipto, y que le quite sus riquezas y todo lo que tenga; con lo que le robe tendrá para pagar a su ejército.

20 Voy a hacer que Nabucodonosor se apodere de Egipto en pago de la campaña que lanzó contra Tiro, porque ha trabajado para mí. Yo, el Señor, lo afirmo.

21 »En ese tiempo haré que aumente la fuerza del pueblo de Israel, y que tú, Ezequiel, puedas hablarles abiertamente. Entonces reconocerán que yo soy el Señor.»

Ezequiel 30

Castigo de Egipto

1 El Señor se dirigió a mí, y me dijo:

2 «Tú, hombre, habla en nombre mío y di:

»“Esto dice el Señor:

Griten por el día

3 que ya se acerca;

¡se acerca el día del Señor!

¡Será un día nublado,

un día terrible para las naciones!

4 Vendrá la guerra contra Egipto.

Y cuando allí maten a muchos,

y les roben sus riquezas,

y destruyan Egipto hasta sus cimientos,

Etiopía se pondrá a temblar.

5 Caerán también en la guerra

los soldados de Etiopía y de Libia,

de Lidia, de toda Arabia, de Cub y de otros pueblos,

y de los demás países aliados.

6 »”Esto dice el Señor:

Los que apoyen a Egipto

morirán en la guerra,

desde Migdol hasta Asuán.

El orgulloso poder de Egipto

quedará humillado.

Yo, el Señor, doy mi palabra.”

7 »Egipto será el país más desolado de todos, y sus ciudades las más arruinadas.

8 Cuando yo haga que el país se incendie y queden destruidos todos los que le ayudan, entonces reconocerán que yo soy el Señor.

9 »Cuando llegue el día del castigo de Egipto, enviaré mensajeros por mar para que alarmen a la gente despreocupada de Etiopía, la cual se llenará de terror. Ese día está a punto de llegar.

10 »Yo, el Señor, digo: Me voy a valer de Nabucodonosor, rey de Babilonia, para destruir la riqueza de Egipto.

11 El irá con su ejército, que es gente de lo más cruel, a destruir el país. Atacarán a Egipto con sus espadas, y dejarán el país lleno de muertos.

12 Haré que el Nilo se seque, y pondré el país en manos de gente malvada; por medio de esos extranjeros dejaré en ruinas el país y todo lo que hay en él. Yo, el Señor, he hablado.

13 »Yo, el Señor, digo:

Voy a destruir los ídolos

y a terminar con los falsos dioses de Menfis.

Egipto no volverá a tener quien lo gobierne,

y llenaré de terror el país.

14 Convertiré en ruinas el sur de Egipto, pondré fuego a Soan

y ejecutaré la sentencia contra Tebas.

15 »Descargaré mi ira sobre Sin, la fortaleza de Egipto, y destruiré la riqueza de Tebas.

16 Pondré fuego a Egipto, y Sin se retorcerá de dolor; se abrirán boquetes en las murallas de Tebas, y Menfis será atacada en pleno día.

17 Los jóvenes de On y de Bubastis morirán en la guerra, y a los demás habitantes se los llevarán presos.

18 Cuando yo destruya el poder de Egipto y acabe con la fuerza de la cual estaba tan orgulloso, el sol se oscurecerá en Tafnes, una nube cubrirá a Egipto, y a los habitantes de sus ciudades se los llevarán presos.

19 Yo ejecutaré la sentencia contra Egipto, y entonces reconocerán que yo soy el Señor.»

20 El día siete del mes primero del año once, el Señor se dirigió a mí, y me dijo:

21 «Yo le he roto el brazo al faraón, rey de Egipto, y nadie se lo ha curado ni vendado para que recobre su fuerza y pueda volver a empuñar la espada.

22 Por eso yo, el Señor, digo: Yo me declaro enemigo del faraón, el rey de Egipto. Voy a romperle los dos brazos, el bueno y el que ya tenía roto, y haré que se le caiga la espada de la mano.

23 Voy a dispersar a los egipcios entre las demás naciones, a esparcirlos por los diversos países.

24 Y voy a dar fuerza a los brazos del rey de Babilonia, y a ponerle mi espada en la mano. Voy a romperle al faraón los brazos, y él se quejará al sentirse herido delante de su enemigo.

25 Daré fuerzas a los brazos del rey de Babilonia y se las quitaré a los brazos del faraón. Cuando yo ponga mi espada en la mano del rey de Babilonia y él la levante contra Egipto, reconocerán que yo soy el Señor.

26 Dispersaré a los egipcios entre los demás pueblos y naciones, y entonces reconocerán que yo soy el Señor.»

Ezequiel 31

El faraón comparado a un cedro

1 El día primero del mes tercero del año once, el Señor se dirigió a mí, y me dijo:

2 «Di al faraón, rey de Egipto, y a toda su gente:

»“¿Con qué se puede comparar tu grandeza?

3 Pareces un ciprés o un cedro del Líbano,

con hermosas ramas que dan sombra al bosque,

tan alto que su punta llega a las nubes.

4 La lluvia y el agua del suelo

le ayudaron a crecer;

se formaron ríos alrededor

de donde estaba plantado;

sus corrientes regaron

todos los árboles de la región.

5 Como tenía tanta agua,

creció más que los otros árboles del bosque;

sus ramas aumentaron

y se extendieron mucho.

6 Aves de todas clases

hacían nidos en sus ramas;

animales salvajes de toda especie

daban a luz debajo de ellas.

A su sombra podían vivir

naciones numerosas.

7 Era un árbol magnífico, inmenso,

con ramas muy largas,

pues sus raíces estaban

junto a aguas abundantes.

8 Ningún cedro del jardín de Dios

se podía comparar a él;

ningún pino tenía ramas como las suyas,

ningún castaño tenía tantas hojas,

ningún árbol del jardín de Dios

se le igualaba en belleza.

9 Yo lo hice bello y con mucho ramaje;

los demás árboles del Edén, jardín de Dios,

le tenían envidia.

10 »”Pues bien, esto dice el Señor: El árbol llegó a ser tan alto que su punta llegaba a las nubes; tanto creció que se llenó de orgullo.

11 Por eso yo lo he desechado; voy a dejarlo caer en poder de un jefe extranjero, que lo tratará como merece su maldad.

12 Los más crueles extranjeros van a cortarlo y dejarlo abandonado; sus ramas caerán rotas por todas las montañas, valles y cañadas del país, y todos los pueblos que vivían bajo su sombra huirán y lo abandonarán.

13 Aves de todas clases vendrán a vivir en el árbol caído, y animales salvajes de toda especie se echarán en sus ramas.

14 Y ya ningún árbol, aunque esté junto al agua, volverá a crecer tanto, ni aunque esté bien regado volverá a alcanzar las nubes con su punta ni subirá a tanta altura. Todos están condenados a morir, a bajar a ese mundo bajo tierra y reunirse con los que ya están en el sepulcro.

15 »”Yo, el Señor, digo: Cuando el árbol baje al reino de la muerte, haré que de tristeza se seque el mar profundo; detendré los ríos y las corrientes de agua; por él haré que el monte Líbano se cubra de tristeza y que todos los árboles del campo se marchiten.

16 Cuando yo lo haga bajar al reino de la muerte para reunirlo con los que ya han muerto, el ruido de su caída hará temblar a las naciones. Y en ese mundo bajo tierra sentirán consuelo los árboles del Edén, los más hermosos y mejor regados del monte Líbano.

17 También ellos bajarán, como él, al reino de la muerte, a juntarse con los que murieron en batalla. Los que vivían a su sombra, se dispersarán entre las naciones.

18 Ninguno de los árboles del Edén podía compararse a él en esplendor y altura; y, sin embargo, bajará con los demás árboles del Edén a ese mundo bajo tierra, para vivir entre paganos, entre gente que murió en batalla.

»”El árbol es el faraón y toda su gente. Yo, el Señor, lo afirmo.”»