Daniel 4

La locura del rey Nabucodonosor

1 «Yo, el rey Nabucodonosor, deseo paz y prosperidad a los hombres de todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan la tierra.

2 Quiero que sepan ustedes las cosas tan maravillosas que el Dios altísimo ha hecho conmigo.

3 ¡Qué grandes son sus prodigios y milagros! Su reino durará por siempre, y su poder continuará de generación en generación.

4 »Yo, Nabucodonosor, vivía tranquilo en mi palacio y disfrutaba de una gran prosperidad.

5 Pero una noche, estando ya acostado, tuve un sueño que me espantó, y pensamientos y visiones que me llenaron de terror.

6 Entonces ordené que vinieran a verme todos los sabios de Babilonia, para que me explicaran el significado del sueño.

7 Vinieron todos los magos, adivinos, sabios y astrólogos de Babilonia, y yo les conté el sueño, pero no pudieron decirme lo que significaba.

8 Por último se presentó Daniel, llamado también Beltsasar en honor a mi dios, y cuya vida está guiada por el espíritu del Dios santo, y le conté mi sueño de la siguiente manera:

9 “Beltsasar, jefe de los adivinos, yo sé que el espíritu del Dios santo te guía, y que conoces todos los misterios. Escucha, pues, lo que he visto en mi sueño, y dime lo que significa.

10 Éstas son las visiones que tuve mientras estaba acostado:

»”‘En medio de la tierra había un árbol muy alto.

11 El árbol creció y se hizo muy grueso;

su copa tocaba el cielo, y se le podía ver

desde los puntos más lejanos de la tierra.

12 Eran tan hermosas sus hojas

y tan abundante su fruto,

que bastaba para alimentar a todos.

Las bestias del campo se ponían a su sombra,

en sus ramas hacían nidos las aves

y la vida de todo el mundo dependía de él.’

13 »”De repente vi en mis visiones un ángel centinela que bajaba del cielo,

14 y que en voz alta decía:

»”‘Echen abajo el árbol, córtenle las ramas,

quítenle las hojas, esparzan sus frutos.

Que huyan las bestias que están bajo su sombra

y las aves que están en sus ramas.

15 Pero dejen en la tierra el tronco y sus raíces;

sujétenlo con cadenas de hierro y de bronce,

y déjenlo entre la hierba del campo.

Que caiga el rocío sobre él,

y que comparta con las bestias la hierba del campo.

16 Que su mente se trastorne

y se vuelva como la de un animal,

y que ese mal le dure siete años.

17 Ésta es la sentencia que han dictado

los santos ángeles centinelas,

para que todos los hombres sepan

que el Dios altísimo tiene poder

sobre los reinos humanos,

que él da el gobierno a quien quiere dárselo

y hace jefe de una nación

al más humilde de los hombres.’

18 »”Éste es el sueño que yo, el rey Nabucodonosor, tuve. Ahora, Beltsasar, dime su significado, pues ninguno de los sabios de mi reino lo ha entendido; pero tú podrás interpretarlo, porque en ti está el espíritu del Dios santo.

19 »”Entonces Daniel, al que llamaban Beltsasar, se quedó un momento pensativo, horrorizado por los pensamientos que le venían a la mente. Pero yo, el rey, le dije: ‘Beltsasar, no te preocupes por el sueño que he tenido, ni por su explicación.’ Y Beltsasar contestó: ‘¡Ay, que todo lo que el sueño significa recaiga sobre los enemigos de Su Majestad!

20 El árbol alto y grueso que vio Su Majestad, el cual llegaba hasta el cielo y se podía ver desde los puntos más lejanos de la tierra,

21 que tenía hojas hermosas y fruto abundante que alcanzaba para alimentar a todos, a cuya sombra se arrimaban las bestias del campo y en cuyas ramas hacían su nido las aves,

22 ese árbol es Su Majestad, que ha crecido y se ha hecho poderoso. La grandeza de Su Majestad ha aumentado hasta alcanzar la altura del cielo, y su dominio se ha extendido sobre toda la tierra.

23 Su Majestad vio también que un santo ángel centinela bajaba del cielo y decía: Echen abajo el árbol y destrúyanlo, pero dejen en la tierra el tronco y sus raíces; sujétenlo con cadenas de hierro y de bronce, y déjenlo entre la hierba del campo. Que caiga el rocío sobre él, y que comparta con las bestias la hierba del campo durante siete años.

24 Esto significa la sentencia que el Dios altísimo ha dictado contra Su Majestad.

25 Y Su Majestad será separado de la gente y vivirá con los animales; comerá hierba, como los bueyes, y el rocío empapará su cuerpo. Así vivirá Su Majestad durante siete años, hasta que reconozca que el Dios altísimo tiene poder sobre todos los reinos humanos, y que es él quien pone como gobernante a quien él quiere.

26 La orden de que se dejara en la tierra el tronco y sus raíces, significa que se devolverá a Su Majestad el reino cuando Su Majestad haya reconocido que Dios es quien tiene el poder.

27 Por tanto, siga Su Majestad este consejo mío: actúe con rectitud y no peque más; ponga fin a sus maldades y ocúpese de ayudar a los pobres. Tal vez así pueda Su Majestad seguir viviendo en paz y prosperidad.’”»

28 Todas estas cosas anunciadas al rey Nabucodonosor, se cumplieron:

29 Un año después, mientras el rey se paseaba por la terraza de su palacio de Babilonia,

30 dijo: «¡Miren qué grande es Babilonia! Yo, con mi gran poder, la edifiqué como capital de mi reino, para dejar muestras de mi grandeza.»

31 Todavía estaba hablando el rey cuando se oyó una voz del cielo, que decía: «Oye esto, rey Nabucodonosor. Tu reino ya no te pertenece;

32 serás separado de la gente y vivirás con los animales; comerás hierba como los bueyes durante siete años, hasta que reconozcas que el Dios altísimo tiene poder sobre todas las naciones de la tierra, y que es él quien pone como gobernante a quien él quiere.»

33 En ese mismo instante se cumplió la sentencia anunciada, y Nabucodonosor fue separado de la gente; comió hierba, como los bueyes, y el rocío empapó su cuerpo, hasta que el pelo y las uñas le crecieron como si fueran plumas y garras de águila.

Curación de Nabucodonosor

34 «Cuando el tiempo de la sentencia se cumplió, yo, Nabucodonosor, miré al cielo y me sentí curado de mi locura; entonces bendije al Dios altísimo y alabé con estas palabras al que vive para siempre:

»“Su poder durará siempre;

su reino permanecerá de generación en generación.

35 Ante él nada son

los habitantes de la tierra.

Él actúa según su voluntad,

tanto en el cielo como en la tierra.

No hay nadie que pueda oponerse a su poder

ni preguntarle por qué actúa como actúa.”

36 »En aquel mismo momento recobré el juicio, el esplendor de mi reino, mi honor y mi grandeza. Mis consejeros y las altas personalidades de mi gobierno vinieron a buscarme, y me puse nuevamente al frente del gobierno de mi nación, llegando a tener un poder todavía mayor del que había tenido antes.

37 »Ahora pues, yo, Nabucodonosor, alabo, honro y glorifico al Rey del cielo, porque todo lo que hace es verdadero y justo, y puede humillar a los que se creen importantes.»

Daniel 5

La escritura en la pared

1 Belsasar, rey de Babilonia, invitó a un gran banquete a mil de las altas personalidades de la nación; y, durante la comida, el rey y sus invitados bebieron mucho vino.

2-3 Excitado por el vino, el rey Belsasar mandó traer las copas y tazones de oro y plata que su padre Nabucodonosor se había llevado del templo de Jerusalén. Las copas y tazones fueron traídos, y bebieron en ellos el rey, sus mujeres, sus concubinas y todos los demás asistentes al banquete.

4 Todos bebían vino y alababan a sus ídolos, hechos de oro, plata, bronce, hierro, madera y piedra.

5 En aquel momento apareció una mano de hombre que, a la luz de los candiles, comenzó a escribir con el dedo sobre la pared blanca de la sala. Al ver el rey la mano que escribía,

6 se puso pálido y, del miedo que le entró, comenzó a temblar de pies a cabeza.

7 Luego se puso a gritar y llamar a los adivinos, sabios y astrólogos de Babilonia, y les dijo:

—El que lea lo que ahí está escrito, y me explique lo que quiere decir, será vestido con ropas de púrpura, llevará una cadena de oro en el cuello y ocupará el tercer lugar en el gobierno de mi reino.

8 Todos los sabios que estaban al servicio del rey entraron en la sala, pero nadie pudo entender el significado de lo escrito ni explicárselo al rey.

9 Entonces le entró tanto miedo al rey Belsasar, que su cara se puso completamente pálida. Las personalidades del gobierno no sabían qué hacer,

10 pero la reina madre, atraída por los gritos de su hijo el rey y de los grandes personajes invitados, entró en la sala del banquete y dijo:

—¡Que viva Su Majestad para siempre! Y no se preocupe ni se ponga pálido,

11 que en su reino hay un hombre guiado por el espíritu del Dios santo. Cuando el padre de Su Majestad era rey, ese hombre demostró tener una mente clara, e inteligencia y sabiduría como la de los dioses. Por eso el rey Nabucodonosor, padre de Su Majestad, nombró a ese hombre jefe de todos los magos, adivinos, sabios y astrólogos de la nación,

12 ya que en Daniel, a quien el rey puso el nombre de Beltsasar, había un espíritu extraordinario e inteligencia y ciencia para entender el significado de los sueños, explicar el sentido de las palabras misteriosas y resolver los asuntos complicados. Llame Su Majestad a Daniel, y él le dará a conocer el significado de lo que está escrito en la pared.

13 Daniel fue llevado ante el rey, y el rey le preguntó:

—¿Eres tú Daniel, uno de aquellos prisioneros judíos que mi padre, el rey Nabucodonosor, trajo de Judea?

14 Me han dicho que el espíritu de Dios está en ti, que tienes una mente clara, y que eres muy inteligente y sabio.

15 Pues bien, los hombres más sabios de la nación han estado aquí para leer esas palabras y explicarme su significado, pero ni siquiera las entienden.

16 Sin embargo, he oído decir que tú puedes aclarar dudas y resolver cuestiones difíciles. Si tú puedes leer esas palabras y decirme lo que significan, haré que seas vestido con ropas de púrpura, que te pongan una cadena de oro en el cuello y que ocupes el tercer lugar en el gobierno de mi reino.

17 Entonces Daniel le contestó:

—Quédese Su Majestad con sus regalos, y ofrézcale a otro el honor de estar en su palacio. Yo le explicaré de todos modos a Su Majestad lo que quieren decir las palabras escritas en la pared.

18 «El Dios altísimo dio el reino, y también grandeza, gloria y honor, a Nabucodonosor, padre de Su Majestad.

19 Por el poder que le dio, gente de todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetaban y temblaban ante él. Y él mataba o dejaba vivir a quien él quería; a unos los ponía en alto y a otros los humillaba.

20 Pero cuando se llenó de soberbia, y actuó terca y orgullosamente, se le quitó el poder y la gloria que tenía como rey.

21 Fue apartado de la gente y se convirtió en una especie de animal; vivió con los asnos salvajes, comió hierba como los bueyes y el rocío empapó su cuerpo, hasta que reconoció que el Dios altísimo tiene poder sobre todos los reinos humanos, y que él da la dirección del gobierno a quien él quiere.

22 Y ahora Su Majestad, Belsasar, que es hijo de aquél y que sabe lo que le pasó, tampoco ha vivido con humildad.

23 Al contrario, Su Majestad se ha burlado del Señor del cielo mandando traerse a la mesa las copas y tazones del templo, y, junto con sus invitados, ha bebido vino en ellos y ha dado alabanza a dioses hechos de oro, plata, bronce, hierro, madera y piedra; dioses que no ven, ni oyen, ni saben nada. En cambio, no ha alabado al Dios en cuyas manos está la vida de Su Majestad y de quien depende todo lo que haga.

24 Por eso, él envió la mano que escribió esas palabras,

25 MENÉ, MENÉ, TEKEL y PARSÍN,

26 las cuales significan lo siguiente: MENÉ: Dios ha medido los días del reinado de Su Majestad, y le ha señalado su fin;

27 TEKEL: Su Majestad ha sido pesado en la balanza, y pesa menos de lo debido;

28 PARSÍN: el reino de Su Majestad ha sido dividido, y será entregado a medos y persas.»

29 En seguida el rey Belsasar ordenó que vistieran a Daniel con ropas de púrpura y que le pusieran una cadena de oro en el cuello, y comunicó a todos que, desde ese mismo instante, Daniel ocuparía el tercer lugar en el gobierno del reino.

30 Aquella misma noche mataron a Belsasar, rey de los caldeos,

31 y Darío de Media se apoderó del reino. Darío tenía entonces sesenta y dos años de edad.

Daniel 6

Daniel en el foso de los leones

1 El rey Darío decidió nombrar ciento veinte gobernadores regionales para que se encargaran de las distintas partes del reino.

2 Al frente de ellos puso tres supervisores, para que vigilaran la administración de los gobernadores, con el fin de que el rey no saliera perjudicado en nada. Uno de los supervisores era Daniel,

3 quien pronto se distinguió de los otros supervisores y jefes regionales por su gran capacidad; por eso el rey pensó en ponerlo al frente del gobierno de la nación.

4 Los supervisores y gobernadores buscaron entonces un motivo para acusarlo de mala administración del reino, pero como Daniel era un hombre honrado, no le encontraron ninguna falta; por lo tanto no pudieron presentar ningún cargo contra él.

5 Sin embargo, siguieron pensando en el asunto, y dijeron: «No encontraremos ningún motivo para acusar a Daniel, a no ser algo que tenga que ver con su religión.»

6 Así pues, los supervisores y gobernadores se pusieron de acuerdo para ir a hablar con el rey Darío, y cuando estuvieron en su presencia le dijeron:

—¡Que viva Su Majestad para siempre!

7 Todas las autoridades que gobiernan la nación han tenido una junta, en la que acordaron la publicación de un decreto real ordenando que, durante treinta días, nadie dirija una súplica a ningún dios ni hombre, sino sólo a Su Majestad. El que no obedezca, deberá ser arrojado al foso de los leones.

8 Por lo tanto, confirme Su Majestad el decreto, y fírmelo para que no pueda ser modificado, conforme a la ley de los medos y los persas, que no puede ser anulada.

9 Ante esto, el rey Darío firmó el decreto.

10 Y cuando Daniel supo que el decreto había sido firmado, se fue a su casa, abrió las ventanas de su dormitorio, el cual estaba orientado hacia Jerusalén, y se arrodilló para orar y alabar a Dios. Esto lo hacía tres veces al día, tal como siempre lo había hecho.

11 Entonces aquellos hombres entraron juntos en la casa de Daniel, y lo encontraron orando y alabando a su Dios.

12 En seguida fueron a ver al rey para hablarle del decreto, y le dijeron:

—Su Majestad ha publicado un decreto, según el cual, aquel que durante estos treinta días dirija una súplica a cualquier dios o a cualquier hombre que no sea Su Majestad, será arrojado al foso de los leones, ¿no es verdad?

—Así es —respondió el rey—. Y el decreto debe cumplirse conforme a la ley de los medos y los persas, que no puede ser anulada.

13 Entonces ellos siguieron diciendo:

—Pues Daniel, uno de esos judíos desterrados, no muestra ningún respeto por Su Majestad ni por el decreto publicado, ya que lo hemos visto hacer su oración tres veces al día.

14 Al oír esto, el rey quedó muy triste, y buscó la manera de salvar a Daniel. Hasta la hora de ponerse el sol hizo todo lo posible para salvarlo,

15 pero aquellos hombres se presentaron otra vez al rey y le dijeron:

—Su Majestad sabe bien que, según la ley de los medos y los persas, ninguna prohibición o decreto firmado por el rey puede ser anulado.

16 Entonces el rey ordenó que trajeran a Daniel y lo echaran al foso de los leones. Pero antes que se cumpliera la sentencia, el rey le dijo a Daniel:

—¡Que tu Dios, a quien sirves con tanta fidelidad, te salve!

17 En cuanto Daniel estuvo en el foso, trajeron una piedra y la pusieron sobre la boca del foso, y el rey la selló con su sello real y con el sello de las altas personalidades de su gobierno, para que también en el caso de Daniel se cumpliera estrictamente lo establecido por la ley.

18 Después el rey se fue a su palacio y se acostó sin cenar y sin entregarse a sus distracciones habituales; además, no pudo dormir en toda la noche.

19 Tan pronto como amaneció, se levantó y fue a toda prisa al foso de los leones.

20 Cuando el rey estuvo cerca, llamó con voz triste a Daniel, diciendo:

—Daniel, siervo del Dios viviente, ¿pudo tu Dios, a quien sirves con tanta fidelidad, librarte de los leones?

21 Y Daniel le respondió:

—¡Que viva Su Majestad para siempre!

22 Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones para que no me hicieran ningún daño, pues Dios sabe que soy inocente y que no he hecho nada malo contra Su Majestad.

23 Entonces el rey se alegró mucho y ordenó que sacaran del foso a Daniel. Cuando lo sacaron, no le encontraron ninguna herida, porque tuvo confianza en su Dios.

24 Después, por orden del rey, fueron traídos los hombres que habían acusado a Daniel, y junto con sus mujeres y sus hijos fueron echados al foso de los leones; y aún no habían llegado al fondo cuando ya los leones se habían lanzado sobre ellos y los habían despedazado.

25 Entonces el rey Darío escribió a la gente de todas las naciones y lenguas de la tierra, diciéndoles: «Deseo a ustedes paz y prosperidad,

26 y ordeno y mando que en todo mi imperio se respete y reverencie al Dios de Daniel.

»Porque él es el Dios viviente,

y permanece para siempre.

Su reino no será jamás destruido

ni su poder tendrá fin.

27 Él es el salvador y el libertador;

el que hace señales maravillosas

en el cielo y en la tierra.

Él ha salvado a Daniel

de las garras de los leones.»

28 Y Daniel siguió siendo una alta personalidad del gobierno en el reinado de Darío, y también en el reinado de Ciro, rey de Persia.

Daniel 7

La visión de los cuatro monstruos

1 Una noche, durante el primer año del reinado de Belsasar en Babilonia, Daniel tuvo un sueño y visiones. En cuanto se despertó, puso por escrito las cosas principales que había soñado. Esto es lo que escribió:

2 «Yo veía en mi sueño que los cuatro vientos soplaban y agitaban las aguas del gran mar.

3 De repente, cuatro enormes monstruos, diferentes uno del otro, salieron del mar.

4 El primero se parecía a un león, pero tenía alas de águila. Mientras yo lo estaba mirando, le arrancaron las alas, lo levantaron del suelo y lo apoyaron sobre sus patas traseras, poniéndolo de pie como un hombre, y su cerebro se convirtió en el de un ser humano.

5 »El segundo se parecía a un oso, alzado más de un lado que de otro, el cual tenía tres costillas entre los dientes; y oí que le decían: “¡Anda, come toda la carne que puedas!”

6 »El tercero se parecía a un leopardo, pero con cuatro alas en la espalda; también vi que tenía cuatro cabezas y que se le entregaba el poder.

7 »El cuarto monstruo que vi en mis visiones era terrible, espantoso, y de una fuerza extraordinaria. Tenía grandes dientes de hierro; todo lo devoraba y destrozaba, y pisoteaba las sobras. Era un monstruo diferente de todos los que yo había visto en mi sueño, y tenía diez cuernos en la cabeza.

8 »Mientras yo estaba mirando los cuernos, vi que de entre ellos salía otro cuerno más pequeño, y entonces le arrancaron tres cuernos para dejar lugar al último que le había salido, el cual tenía ojos como los de un ser humano y una boca que hablaba con mucha arrogancia.

El juicio de Dios

9 »Seguí mirando,

hasta que fueron puestos unos tronos

y un Anciano se sentó.

Su vestido era blanco como la nieve,

y su cabello como lana limpia.

El trono y sus ruedas eran llamas de fuego,

10 y un río de fuego salía de delante de él.

Miles y miles le servían,

y millones y millones estaban de pie en su presencia.

El tribunal dio principio a la sesión,

y los libros fueron abiertos.

11 »Yo estaba mirando, atraído por las cosas tan arrogantes que el cuerno pequeño decía; y mientras estaba mirando, mataron al monstruo y lo despedazaron, y luego lo echaron al fuego para que se quemara.

12 También a los otros monstruos se les quitó el poder, pero los dejaron seguir viviendo hasta que les llegara su hora.

13 »Yo seguía viendo estas visiones en la noche. De pronto:

»Vi que venía entre las nubes

alguien parecido a un hijo de hombre,

el cual fue a donde estaba el Anciano;

y le hicieron acercarse a él.

14 Y le fue dado el poder, la gloria y el reino,

y gente de todas las naciones y lenguas le servían.

Su poder será siempre el mismo,

y su reino jamás será destruido.

15 »Yo, Daniel, sentí que el terror se apoderaba de mí; y muy preocupado por todo lo que había visto,

16 me acerqué a uno de los que estaban allí de pie, y le pedí que me explicara todo aquello. Él aceptó explicármelo, y me dijo:

17 “Estos cuatro monstruos son cuatro reyes que dominarán el mundo.

18 Pero después el reino será entregado al pueblo del Dios altísimo, y será suyo por toda la eternidad.”

19 »Yo quería saber más acerca del cuarto monstruo, que era tan diferente de los otros, pues su aspecto era horrible: tenía dientes de hierro y garras de bronce; todo lo devoraba y destrozaba, y pisoteaba las sobras.

20 También quería yo saber más acerca de sus diez cuernos, y del cuerno pequeño que tenía ojos y una boca que hablaba con mucha arrogancia, pues hasta parecía más grande que los otros cuernos, y tres cuernos habían caído para dejarle lugar.

21 Entonces vi que este cuerno luchaba contra el pueblo de Dios, y lo vencía,

22 hasta que llegó el Anciano e hizo justicia al pueblo del Dios altísimo, pues se había cumplido el tiempo para que el pueblo de Dios tomara posesión del reino.

23 Y dijo:

»“El cuarto monstruo será un cuarto reino

que habrá sobre la tierra,

diferente de todos los demás.

Devorará toda la tierra,

la pisoteará y la destrozará.

24 Los diez cuernos son diez reyes

que reinarán en ese reino.

Después de ellos subirá otro al poder,

que será muy diferente de los primeros

y que derribará a tres de estos reyes.

25 Insultará al Dios altísimo

e irá acabando con su pueblo;

tratará de cambiar la ley de Dios y las fiestas religiosas,

y el pueblo de Dios estará bajo su poder

durante tres años y medio.

26 Pero el tribunal celebrará un juicio,

y se le arrebatará el poder,

dejándolo completamente destruido.

27 Y el reino, el poder y la gloria

de todos los reinos de la tierra

serán dados al pueblo del Dios altísimo.

Su reino permanecerá para siempre,

y todos los pueblos de la tierra

le servirán y le obedecerán.”

28 »Éste es el final del relato. Y yo, Daniel, me quedé muy preocupado y me puse pálido; pero no dije nada a nadie sobre este asunto.»

Daniel 8

Visión del carnero y del chivo

1 «Durante el tercer año del reinado de Belsasar, yo, Daniel, tuve otra visión, además de la que antes había tenido.

2 Durante la visión, me parecía estar en la ciudadela de Susa, en la provincia de Elam, a orillas del río Ulai.

3 Miré a lo lejos, y vi un carnero que estaba a la orilla del río. Tenía dos cuernos altos, pero uno de ellos le había salido más tarde y era más alto que el otro.

4 Vi que el carnero embestía con sus cuernos hacia el oeste, el norte y el sur, y que ningún otro animal podía hacerle frente ni librarse de sus golpes. Hacía lo que mejor le parecía, y cada vez era más fuerte.

5 »Todavía estaba yo pensando en lo que había visto, cuando me di cuenta de que un chivo venía del oeste, corriendo tan deprisa que ni siquiera tocaba el suelo. Este chivo tenía un gran cuerno entre los ojos,

6 y cuando llegó cerca del carnero de dos cuernos, que yo había visto junto al río, lo embistió con todas sus fuerzas

7 y le rompió sus dos cuernos, sin que el carnero tuviera fuerzas para enfrentarse con él. Después el chivo derribó por tierra al carnero y lo pisoteó, sin que nadie pudiera salvarlo.

8 »El chivo se hacía cada vez más fuerte, pero en el momento en que más poder tenía, su gran cuerno se rompió, y en su lugar le salieron cuatro cuernos que apuntaban hacia los cuatro vientos.

9 De uno de ellos salió otro cuerno pequeño, que creció mucho hacia el sur, hacia el este y hacia la Tierra de la Hermosura.

10 Tanto creció que llegó hasta el ejército del cielo, derribó parte de las estrellas y las pisoteó,

11 y aun llegó a desafiar al jefe mismo de ese ejército; suprimió el sacrificio diario y profanó el lugar de adoración.

12 Perversamente hizo que su ejército acampara donde antes se ofrecía el sacrificio, y echó por los suelos la verdad. Hizo, en fin, todo cuanto quiso, y en todo tuvo éxito.

13 »Después oí que un ángel le preguntaba a otro ángel: “¿Cuándo va a terminar esto que se ve en el altar del sacrificio diario? ¿Cuánto va a durar el horrible pecado de entregar el santuario del Señor y los creyentes en él, para ser pisoteados?”

14 Y la respuesta fue: “Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas. Después de eso, el santuario será purificado.”

15 «Mientras yo, Daniel, contemplaba esta visión y trataba de comprender su significado, apareció de repente delante de mí una figura parecida a un hombre,

16 y oí una voz humana que venía del río Ulai, la cual decía: “Gabriel, explícale a este hombre la visión.”

17 »Entonces él se me acercó. Yo me asusté, y me incliné hasta tocar el suelo con la frente, pero él me dijo: “Hijo de hombre, ten en cuenta que esta visión se refiere al final de los tiempos.”

18 »Mientras él me estaba hablando, yo me desmayé y quedé tendido en el suelo; pero él me tocó, hizo que me pusiera de pie,

19 y me dijo:

»“Voy a explicarte lo que va a pasar cuando termine el tiempo de la ira de Dios, pues la visión se refiere al tiempo del fin.

20 »”El carnero con dos cuernos representa a los reyes de Media y de Persia.

21 El chivo es el rey de Grecia, y el gran cuerno que tiene entre los ojos es el primer rey.

22 Los cuatro cuernos que salieron cuando el primer cuerno se rompió, significan que de esta nación saldrán cuatro reinos más, pero no con el poder del primero.

23 »”Cuando el dominio de estos reinos llegue a su fin

y las maldades hayan llegado al colmo,

un rey insolente y astuto ocupará el poder.

24 Llegará a ser poderoso,

pero no con su propio poder;

destruirá de manera increíble

y triunfará en todo lo que haga.

Destruirá a hombres poderosos

y también a muchos del pueblo de Dios.

25 Por su astucia,

sus engaños triunfarán.

Se llenará de orgullo,

y a mucha gente que vivía confiada

le quitará la vida a traición.

Hará frente al príncipe de príncipes,

pero será destruido por él.

26 »”La visión de las tardes y las mañanas te ha sido revelada, y es verdadera; pero tú manténla en secreto, pues se cumplirá cuando haya pasado mucho tiempo.”

27 »Yo, Daniel, sentí que me faltaban las fuerzas, y estuve enfermo varios días. Después me levanté y seguí atendiendo los asuntos del gobierno de la nación. Pero estaba yo muy preocupado por la visión que había tenido, pues no podía comprenderla.

Daniel 9

Daniel ora por su pueblo

1 »Darío, hijo de Asuero, de la raza de los medos, gobernaba el reino de los caldeos.

2 En el primer año de su reinado, yo, Daniel, estaba estudiando en el libro del profeta Jeremías acerca de los setenta años que debían pasar para que se cumpliera la ruina de Jerusalén, según el Señor se lo había dicho al profeta.

3 Y dirigí mis oraciones y súplicas a Dios el Señor, ayunando y vistiéndome con ropas ásperas, y sentándome en ceniza.

4 Oré al Señor mi Dios, y le hice esta confesión:

»“Señor, Dios grande y poderoso, que siempre cumples tus promesas y das pruebas de tu amor a los que te aman y cumplen tus mandamientos:

5 hemos pecado y cometido maldad; hemos hecho lo malo; hemos vivido sin tomarte en cuenta; hemos abandonado tus mandamientos y decretos.

6 No hemos hecho caso a tus siervos los profetas, los cuales hablaron en tu nombre a nuestros reyes, jefes y antepasados, y a todo el pueblo de Israel.

7 Tú, Señor, eres justo, pero nosotros los judíos nos sentimos hoy avergonzados; tanto los que viven en Jerusalén como los otros israelitas, los de cerca y los de lejos, que viven en los países adonde tú los arrojaste por haberse rebelado contra ti.

8 Nosotros, Señor, lo mismo que nuestros reyes, jefes y antepasados, nos sentimos avergonzados porque hemos pecado contra ti.

9 Pero de ti, Dios nuestro, es propio el ser compasivo y perdonar. Nosotros nos hemos rebelado contra ti

10 y no te hemos escuchado, Señor y Dios nuestro, ni hemos obedecido las enseñanzas que nos diste por medio de tus siervos los profetas.

11 Todo Israel desobedeció tus enseñanzas y se negó a obedecer tus órdenes; por eso han caído sobre nosotros la maldición y el juramento que están escritos en la ley de Moisés, tu siervo, porque hemos pecado contra ti.

12 Tú, al enviarnos una calamidad tan grande, has cumplido la amenaza que nos hiciste a nosotros y a los que nos gobernaron; pues jamás ha habido en el mundo nada comparable al castigo que ha caído sobre Jerusalén.

13 Todo este mal ha venido sobre nosotros, tal como está escrito en la ley de Moisés; pero nosotros no te hemos buscado, Señor y Dios nuestro, ni hemos abandonado nuestras maldades, ni hemos seguido tu verdad.

14 Por eso, Señor, has preparado este mal y lo has enviado sobre nosotros; porque tú, Señor y Dios nuestro, eres justo en todo lo que haces; pero nosotros no quisimos escucharte.

15 »”Señor y Dios nuestro, tú mostraste tu gran poder al sacar de Egipto a tu pueblo, haciendo así famoso tu nombre desde aquellos días hasta hoy; pero nosotros hemos pecado y hemos hecho lo malo.

16 Señor, sabemos que eres bondadoso. Por favor, aparta de Jerusalén tu ira y furor, porque ella es tu ciudad, tu monte santo. Toda la gente de las naciones vecinas se burla de Jerusalén y de tu pueblo, por culpa de nuestros pecados y de los de nuestros antepasados.

17 Dios nuestro, escucha la oración y las súplicas de este siervo tuyo; por tu nombre, Señor, mira con amor la triste situación en que ha quedado tu templo.

18 Atiende, Dios mío, y escucha; mira con atención nuestra ruina y la de la ciudad donde se invoca tu nombre. No te hacemos nuestras súplicas confiados en la rectitud de nuestra vida, sino en tu gran compasión.

19 ¡Señor, Señor! ¡Escúchanos, perdónanos! ¡Atiéndenos, Señor, y ven a ayudarnos! ¡Por ti mismo, Dios mío, y por tu ciudad y tu pueblo, que invocan tu nombre, no tardes!”

Profecía de las setenta semanas

20 »Yo seguí orando y confesando mis pecados y los de mi pueblo Israel, y presentando mis súplicas al Señor mi Dios por su monte santo.

21 Mientras yo oraba, Gabriel, que se me había aparecido antes en la visión, vino volando a donde yo estaba. Era casi la hora de ofrecer a Dios el sacrificio de la tarde.

22 Y me dijo:

»“Daniel, he venido ahora para hacerte entender estas cosas.

23 En cuanto comenzaste a orar, Dios te respondió. Yo he venido para darte su respuesta, porque Dios te quiere mucho. Ahora, pues, pon mucha atención a lo siguiente, para que entiendas la visión:

24 »”Setenta semanas han de pasar

sobre tu pueblo y tu ciudad santa

para poner fin a la rebelión y al pecado,

para obtener el perdón por la maldad

y establecer la justicia para siempre,

para que se cumplan la visión y la profecía

y se consagre el Santísimo.

25 Debes saber y entender esto:

Desde el momento en que se ordene

restaurar y reconstruir Jerusalén,

hasta la llegada del jefe consagrado,

han de pasar siete semanas,

y las calles y murallas reconstruidas de Jerusalén

durarán sesenta y dos semanas,

pero serán tiempos de mucha angustia.

26 Después de las sesenta y dos semanas

le quitarán la vida al jefe consagrado.

Jerusalén y el templo serán destruidos

por la gente de un rey que vendrá.

El fin llegará de pronto, como una inundación,

y hasta el fin seguirán la guerra y las destrucciones

que han sido determinadas.

27 Durante una semana más,

él hará un pacto con mucha gente,

pero a mitad de la semana

pondrá fin a los sacrificios y las ofrendas.

Y un horrible sacrilegio se cometerá

ante el altar de los sacrificios,

hasta que la destrucción determinada

caiga sobre el autor de estos horrores.”»

Daniel 10

Visión de Daniel junto al río Tigris

1 Durante el tercer año del reinado de Ciro de Persia, Daniel, llamado también Beltsasar, tuvo una revelación verdadera, pero de significado muy difícil de entender. Sin embargo, Daniel puso toda su atención en ello y pudo comprender el sentido de la revelación.

2 «En aquellos días, yo, Daniel, estuve muy triste durante tres semanas.

3 No comí alimentos exquisitos, ni probé carne ni vino, ni me puse ningún perfume hasta que pasaron esas tres semanas.

4 El día veinticuatro del primer mes del año, estaba yo a la orilla del gran río Tigris.

5 De pronto, me fijé y vi un hombre vestido con ropas de lino y un cinturón de oro puro.

6 Su cuerpo brillaba como el topacio, su cara resplandecía como un relámpago, sus ojos eran como antorchas encendidas, sus brazos y sus pies brillaban como el bronce, su voz parecía la de una multitud.

7 »Sólo yo pude ver la visión, pues los hombres que estaban conmigo no se dieron cuenta de nada, porque el miedo se apoderó de ellos y corrieron a esconderse.

8 Yo estaba solo cuando tuve esta gran visión. Me puse completamente pálido y sentí que me faltaban las fuerzas.

9 Cuando le oí hablar, caí desmayado y quedé tendido en el suelo.

10 En seguida, una mano me agarró y me levantó, hasta dejarme apoyado sobre mis manos y rodillas.

11 Luego me dijo: “Daniel, a quien Dios ama, escucha bien lo que te voy a decir: levántate; porque yo he sido enviado a ti.”

»Tan pronto como terminó de decir estas palabras, yo, tembloroso, me puse de pie.

12 Entonces me dijo: “No tengas miedo, Daniel, porque desde el primer día en que trataste de comprender las cosas difíciles y decidiste humillarte ante tu Dios, él escuchó tus oraciones. Por eso he venido yo.

13 El ángel príncipe del reino de Persia se me ha opuesto durante veintiún días; pero Miguel, uno de los ángeles príncipes más altos, vino en mi ayuda, pues yo me había quedado solo junto a los reyes de Persia.

14 Así que he venido a explicarte lo que va a pasarle a tu pueblo en el futuro, porque la visión que has tenido se refiere a ese tiempo.”

15 »Mientras me decía esto, yo estaba con la mirada fija en el suelo y sin decir una sola palabra.

16 De pronto, alguien parecido a un hijo de hombre me tocó los labios. Entonces le dije al que estaba ante mí: “Señor, esta visión me ha llenado de angustia y me ha dejado sin fuerzas.

17 ¿Cómo va a poder hablar contigo este siervo tuyo, si estoy completamente sin fuerzas y hasta me falta el aliento?”

18 »Aquel que parecía un hijo de hombre me volvió a tocar, me dio nuevas fuerzas

19 y me dijo: “No tengas miedo ni te preocupes. Dios te ama; ¡anímate y ten valor!”

»Mientras me hablaba, sentí que me iba reanimando, y dije: “Señor, háblame, pues me has devuelto las fuerzas.”

20 Entonces me dijo: “¿Sabes por qué he venido a verte? Pues porque ahora tengo que volver a luchar con el ángel príncipe de Persia. Y cuando haya terminado de luchar con él, vendrá el ángel príncipe de Grecia.

21 Ahora voy a decirte lo que está escrito en el libro de la verdad: En mi lucha contra ellos sólo tengo la ayuda de Miguel, el ángel príncipe de Israel.”

Daniel 11

1 »Yo también le animé y ayudé cuando Darío, el rey de Media, estaba en el primer año de su reinado.

2 Y ahora te voy a dar a conocer la verdad:

Los reyes del norte y del sur

»“Todavía gobernarán en Persia tres reyes, después de los cuales ocupará el poder un cuarto rey que será más rico que los otros tres. Y cuando por medio de sus riquezas haya alcanzado gran poder, pondrá todo en movimiento contra el reino de Grecia.

3 Pero después gobernará un rey muy guerrero, que extenderá su dominio sobre un gran imperio y hará lo que se le antoje.

4 Sin embargo, una vez establecido, su imperio será deshecho y repartido en cuatro partes. El poder de este rey no pasará a sus descendientes, ni tampoco el imperio será tan poderoso como antes lo fue, ya que quedará dividido y otros gobernarán en su lugar.

5 »”El rey del sur será muy poderoso, pero uno de sus generales llegará a ser más fuerte que él y extenderá su dominio sobre un gran imperio.

6 Al cabo de algunos años, los dos harán una alianza: el rey del sur dará a su hija en matrimonio al rey del norte, con el fin de asegurar la paz entre las dos naciones. Pero el plan fracasará, pues tanto ella como su hijo, su marido y sus criados, serán asesinados.

7 Sin embargo, un miembro de su familia atacará al ejército del norte y ocupará la fortaleza real, y sus tropas dominarán la situación.

8 Además, se llevará a Egipto a sus dioses, a sus imágenes hechas de metal fundido, junto con otros valiosos objetos de oro y plata. Después de algunos años sin guerra entre las dos naciones,

9 el rey del norte tratará de invadir el sur, pero se verá obligado a retirarse.

10 »”Pero los hijos del rey del norte se prepararán para la guerra y organizarán un gran ejército. Uno de ellos se lanzará con sus tropas a la conquista del sur, destruyéndolo todo como si fuera un río desbordado; después volverá a atacar, llegando hasta la fortaleza del rey del sur.

11 La invasión del ejército del norte enojará tanto al rey del sur, que éste saldrá a luchar contra el gran ejército enemigo y lo derrotará por completo.

12 El triunfo obtenido y el gran número de enemigos muertos lo llenará de orgullo, pero su poder no durará mucho tiempo.

13 El rey del norte volverá a organizar un ejército, más grande que el anterior, y después de algunos años volverá a atacar al sur con un ejército numeroso y perfectamente armado.

14 »”Cuando esto suceda, muchos se rebelarán contra el rey del sur. Entre ellos habrá algunos hombres malvados de Israel, tal como fue mostrado en la visión, pero fracasarán.

15 El rey del norte vendrá y construirá una rampa alrededor de una ciudad fortificada, y la conquistará. Ni los mejores soldados del sur podrán detener el avance de las tropas enemigas.

16 El invasor hará lo que se le antoje con los vencidos, sin que nadie pueda hacerle frente, y se quedará en la Tierra de la Hermosura destruyendo todo lo que encuentre a su paso.

17 Además, se preparará para apoderarse de todo el territorio del sur; para ello, hará una alianza con ese rey y le dará a su hija como esposa, con el fin de destruir su reino, pero sus planes fracasarán.

18 Después atacará a las ciudades de las costas, y muchas de ellas caerán en su poder; pero un general pondrá fin a esta vergüenza, poniendo a su vez en vergüenza al rey del norte.

19 Desde allí, el rey se retirará a las fortalezas de su país; pero tropezará con una dificultad que le costará la vida, y nunca más se volverá a saber de él.

20 »”Su lugar será ocupado por otro rey, que enviará un cobrador de tributos para enriquecer su reino; pero al cabo de pocos días lo matarán, aunque no en el campo de batalla.

21 »”Después de él reinará un hombre despreciable, a quien no le correspondería ser rey, el cual ocultará sus malas intenciones y tomará el poder por medio de engaños.

22 Destruirá por completo a las fuerzas que se le opongan, y además matará al jefe de la alianza.

23 Engañará también a los que hayan hecho una alianza de amistad con él y, a pesar de disponer de poca gente, vencerá.

24 Cuando nadie se lo espere, entrará en las tierras más ricas de la provincia y hará lo que no hizo ninguno de sus antepasados: repartirá entre sus soldados los bienes y riquezas obtenidas en la guerra. Planeará sus ataques contra las ciudades fortificadas, aunque sólo por algún tiempo.

25 »”Animado por su poder y su valor, atacará al rey del sur con el apoyo de un gran ejército. El rey del sur responderá con valor, y entrará en la guerra con un ejército grande y poderoso; pero será traicionado, y no podrá resistir los ataques del ejército enemigo.

26 Los mismos que él invitaba a comer en su propia mesa, le prepararán la ruina, pues su ejército será derrotado y muchísimos de sus soldados morirán.

27 Entonces los dos reyes, pensando sólo en hacerse daño, se sentarán a comer en la misma mesa y se dirán mentiras el uno al otro, pero ninguno de los dos logrará su propósito porque todavía no será el momento.

28 El rey del norte regresará a su país con todas las riquezas capturadas en la guerra, y entonces se pondrá en contra de la santa alianza; llevará a cabo sus planes, y después volverá a su tierra.

29 Cuando llegue el momento señalado, lanzará de nuevo sus tropas contra el sur; pero en esta invasión no triunfará como la primera vez.

30 Su ejército será atacado por tropas del oeste traídas en barcos, y dominado por el pánico emprenderá la retirada. Entonces el rey del norte descargará su odio sobre la santa alianza, valiéndose de los que renegaron de la alianza para servirle a él.

31 »”Sus soldados profanarán el templo y las fortificaciones, suspenderán el sacrificio diario y pondrán allí el horrible sacrilegio.

32 El rey tratará de comprar con halagos a los que renieguen de la alianza, pero el pueblo que ama a su Dios se mantendrá firme y hará frente a la situación.

33 Los sabios del pueblo instruirán a mucha gente, pero luego los matarán a ellos, y los quemarán, y les robarán todo lo que tengan, y los harán esclavos en tierras extranjeras. Esto durará algún tiempo.

34 Cuando llegue el momento de las persecuciones, recibirán un poco de ayuda, aunque muchos se unirán a ellos sólo por conveniencia propia.

35 También serán perseguidos algunos de los que instruían al pueblo, para que, puestos a prueba, sean purificados y perfeccionados, hasta que llegue el momento final que ya ha sido señalado.

36 »”El rey del norte hará todo lo que se le antoje. Será tal su orgullo que se creerá superior a todos los dioses, y dirá terribles ofensas contra el verdadero Dios; y todo le saldrá bien, hasta que Dios le envíe su castigo; porque lo que Dios ha de hacer, lo hará.

37 Este rey no tomará en cuenta a los dioses de sus antepasados, ni a los dioses adorados por las mujeres, ni a ningún otro dios, porque se creerá superior a todos ellos.

38 Sin embargo, adorará al dios de las fortalezas; honrará a este dios que sus antepasados no adoraron, y le ofrecerá oro, plata, piedras preciosas y objetos de gran valor.

39 Para defender las fortificaciones usará gente que adora a un dios extranjero; y a todos los que adoren a este rey, él les hará grandes honores, los pondrá en puestos importantes y les dará tierras como recompensa.

40 »”Cuando llegue el momento final, el rey del sur atacará al rey del norte; pero éste saldrá a su encuentro y, como una tormenta, se lanzará contra el sur, inundando todo el país con carros de guerra, tropas de caballería y muchos barcos.

41 También entrará en la Tierra de la Hermosura y matará a muchísima gente; pero se salvarán los habitantes de Edom y Moab, y la mayor parte del territorio de Amón.

42 Su ejército ocupará otros países, y ni siquiera Egipto se librará.

43 Se llevará los tesoros de oro y plata, y todos los objetos preciosos de Egipto; luego les llegará su turno a Libia y Etiopía.

44 Pero recibirá noticias del este y del norte, que le dejarán alarmado; entonces saldrá furioso, con la idea de hacer una gran matanza,

45 y establecerá su campamento real entre el mar y el santo monte de la Hermosura. Pero allí mismo llegará la hora de su muerte, y no habrá nadie que lo ayude.

Daniel 12

La hora final

1 »”En ese momento aparecerá Miguel, el gran ángel protector que defiende a tu pueblo.

»”Será un momento angustioso,

un momento como no ha habido otro

desde que existen las naciones.

Cuando ese momento llegue,

se salvarán todos los de tu pueblo

que tienen su nombre escrito en el libro.

2 Muchos de los que duermen en la tumba, despertarán:

unos para vivir eternamente,

y otros para la vergüenza y el horror eternos.

3 Los hombres sabios,

los que guiaron a muchos por el camino recto,

brillarán como la bóveda celeste;

¡brillarán por siempre, como las estrellas!

4 »”Pero tú, Daniel, guarda estas cosas en secreto y sella el libro hasta el tiempo del fin. Mucha gente andará de acá para allá, buscando aumentar sus conocimientos.”

5 »Yo, Daniel, vi que otros dos hombres estaban de pie, uno a cada lado del río.

6 Y uno de ellos le preguntó al hombre vestido con ropas de lino, que estaba sobre las aguas del río: “¿Cuándo van a terminar estas cosas tan extraordinarias?”

7 El hombre vestido de lino levantó sus manos al cielo y, jurando en el nombre del Dios viviente, dijo: “Dentro de tres tiempos y medio, cuando deje de ser destrozado el poder del pueblo de Dios, entonces terminarán todas estas cosas.”

8 »Yo escuché lo que decía, pero no entendí nada. Entonces le pregunté: “Señor, ¿qué va a pasar después de todo esto?”

9 Y él me contestó: “Sigue tu camino, Daniel, pues estas cosas deben ser mantenidas en secreto hasta que llegue el momento final.

10 Muchos pasarán por los sufrimientos anunciados, y saldrán de ellos purificados y perfeccionados. Los malvados seguirán cometiendo maldades, sin entender lo que pasa, pero los hombres sabios lo comprenderán todo.

11 Mil doscientos noventa días pasarán desde el momento en que se suspenda el sacrificio diario y se ponga el horrible sacrilegio en el templo del Señor.

12 Feliz aquel que espere confiado hasta que hayan pasado mil trescientos treinta y cinco días.

13 Pero tú, Daniel, camina hacia tu fin y reposa, que en los últimos días te levantarás para recibir tu recompensa.”»

Ezequiel 1

Visión del trono de Dios

1-3 Yo, el sacerdote Ezequiel, hijo de Buzí, estaba un día a orillas del río Quebar, en Babilonia, entre los que habían sido llevados al destierro. En esto se abrió el cielo, y vi a Dios en una visión. Era el día cinco del mes cuarto del año treinta, cinco años después que el rey Joaquín había sido llevado al destierro. El Señor puso su mano sobre mí.

4 Entonces vi que del norte venía un viento huracanado; de una gran nube salía un fuego como de relámpagos, y en su derredor había un fuerte resplandor. En medio del fuego brillaba algo semejante al metal bruñido,

5 y en el centro mismo había algo parecido a cuatro seres con aspecto humano.

6 Cada uno de ellos tenía cuatro caras y cuatro alas;

7 sus piernas eran rectas, con pezuñas como de becerro, y brillaban como bronce muy pulido.

8-9 Además de sus cuatro caras y sus cuatro alas, estos seres tenían manos de hombre en sus cuatro costados, debajo de sus alas. Las alas se tocaban unas con otras. Al andar, no se volvían, sino que caminaban de frente.

10 Las caras de los cuatro seres tenían este aspecto: por delante, su cara era la de un hombre; a la derecha, la de un león; a la izquierda, la de un toro; y por detrás, la de un águila.

11 Las alas se extendían hacia arriba. Dos de ellas se tocaban entre sí, y con las otras dos se cubrían el cuerpo.

12 Todos caminaban de frente, y no se volvían al andar. Iban en la dirección en que el poder de Dios los llevaba.

13 El aspecto de los seres era como de carbones encendidos, o como de algo parecido a antorchas que iban y venían en medio de ellos; el fuego era resplandeciente, y de él salían relámpagos.

14 Los seres iban y venían rápidamente, como si fueran relámpagos.

15 Miré a aquellos seres y vi que en el suelo, al lado de cada uno de ellos, había una rueda.

16 Las cuatro ruedas eran iguales y, por la manera en que estaban hechas, brillaban como el topacio. Parecía como si dentro de cada rueda hubiera otra rueda.

17 Podían avanzar en cualquiera de las cuatro direcciones, sin tener que volverse.

18 Vi que las cuatro ruedas tenían sus aros, y que en su derredor estaban llenas de reflejos.

19 Cuando aquellos seres avanzaban, también avanzaban las ruedas con ellos, y cuando los seres se levantaban del suelo, también se levantaban las ruedas.

20 Los seres se movían en la dirección en que el poder de Dios los impulsaba, y las ruedas se levantaban junto con ellos, porque las ruedas formaban parte viva de los seres.

21 Cuando los seres se movían, se movían también las ruedas, y cuando ellos se detenían, las ruedas también se detenían; y cuando los seres se levantaban del suelo, también las ruedas se levantaban con ellos, porque las ruedas formaban parte viva de los seres.

22 Por encima de sus cabezas se veía una especie de bóveda, brillante como el cristal.

23 Debajo de la bóveda se extendían rectas las alas de aquellos seres, tocándose unas con otras. Con dos de ellas se cubrían el cuerpo.

24 Y oí también el ruido que hacían las alas cuando avanzaban: era como el ruido del agua de un río crecido, como la voz del Todopoderoso, como el ruido de un gran ejército. Cuando se detenían, bajaban las alas.

25 Y salió un ruido de encima de la bóveda que estaba sobre la cabeza de ellos.

26 Encima de la bóveda vi algo como un trono que parecía de zafiro, y sobre aquella especie de trono había alguien que parecía un hombre.

27 De lo que parecía ser su cintura para arriba, vi que brillaba como metal bruñido rodeado de fuego, y de allí para abajo vi algo semejante al fuego. En su derredor había un resplandor

28 parecido al arco iris cuando aparece entre las nubes en un día de lluvia. De esta manera se me presentó la gloria del Señor. Al verla, me incliné hasta tocar el suelo con la frente.