Deuteronomio 29

Alianza del Señor con Israel en Moab

1 Éstos son los términos de la alianza que el Señor ordenó a Moisés hacer con los israelitas en el país de Moab, además de la alianza que ya había hecho con ellos en el monte Horeb.

2 Moisés reunió a todos los israelitas y les dijo:

«Ustedes han visto todo lo que el Señor hizo en Egipto al faraón, a sus funcionarios y a todo su país,

3 y son testigos de esas grandes pruebas, señales y maravillas.

4 Pero hasta ahora el Señor no les ha dado entendimiento ni les ha permitido comprender el significado de todo ello.

5 Durante cuarenta años yo los he guiado por el desierto, y en ese tiempo no se les ha gastado la ropa ni el calzado.

6 No han comido pan ni bebido vino, ni han tomado ninguna bebida fuerte, para que sepan que el Señor es el Dios de ustedes.

7 »Cuando llegamos a esta región, salieron a atacarnos Sihón, rey de Hesbón, y Og, rey de Basán, pero los derrotamos

8 y nos apoderamos de su país, y se lo dimos en propiedad a las tribus de Rubén y Gad y a la media tribu de Manasés.

9 Por lo tanto, cumplan los términos de esta alianza y pónganlos en práctica, para que les vaya bien en todo lo que hagan.

10 »Hoy están reunidos todos ustedes delante del Señor su Dios: los jefes de sus tribus, los ancianos, los oficiales, todos los hombres de Israel,

11 los niños, las mujeres y los extranjeros que viven entre ustedes, desde el leñador hasta el aguador,

12 para comprometerse bajo juramento en la alianza que el Señor su Dios hace hoy con ustedes.

13 Hoy queda establecido que ustedes son su pueblo y que él es su Dios, como ya se lo había prometido a Abraham, Isaac y Jacob, los antepasados de ustedes.

14 Pero no sólo con ustedes hace el Señor esta alianza y este juramento,

15 sino también con los que no están hoy aquí con nosotros delante de él.

16 Ustedes saben muy bien cómo hemos vivido en Egipto y de qué manera hemos tenido que pasar por las naciones que hemos encontrado en nuestro camino,

17 donde hemos visto los falsos dioses y los despreciables ídolos de madera, piedra, plata y oro, que esa gente adora.

18 Que no haya entre ustedes ni hombre ni mujer, ni familia ni tribu, que abandone hoy al Señor nuestro Dios por adorar a los dioses de esas naciones. Que ninguno de ustedes sea como una planta de raíz amarga y venenosa.

19 »Si después de haber escuchado los términos de este juramento, alguno de ustedes se cree demasiado bueno y piensa: “Todo me ha de salir bien, aunque haga yo lo que me dé la gana”, él será la causa de la ruina de todos.

20 El Señor no va a estar dispuesto a perdonarlo, sino que descargará su ira y su indignación sobre ese hombre, y caerán sobre él todas las maldiciones anunciadas en este libro, y el Señor borrará de la tierra su descendencia.

21 El Señor apartará de todas las tribus de Israel a ese hombre, y lo hará caer en desgracia, conforme a todas las maldiciones de la alianza que está escrita en este libro de la ley.

22 La generación futura, los descendientes de ustedes que han de venir después, así como los extranjeros que lleguen de países lejanos, verán las plagas y las enfermedades que el Señor enviará sobre esta tierra;

23 verán que todo el país no es más que azufre, sal y tierra quemada. No se podrá sembrar en esa tierra, ni nada podrá producir; ni siquiera una hierba podrá crecer en ella, tal como sucedió en la destrucción de las ciudades de Sodoma, Gomorra, Admá y Seboím, las cuales destruyó el Señor en su ira y furor.

24 »Entonces todo el mundo preguntará: “¿Por qué hizo esto el Señor con este país? ¿Por qué se encendió tanto su furor?”

25 Y la respuesta será: “Porque abandonaron la alianza que el Señor, el Dios de sus antepasados, hizo con ellos cuando los sacó de Egipto,

26 y se fueron a rendir culto e inclinarse ante otros dioses que no conocían ni nunca les dieron nada.

27 Por eso se enojó el Señor contra esta tierra, e hizo caer sobre ella todas las maldiciones escritas en este libro;

28 y los arrojó de su país con ira, furor y gran indignación, echándolos a otros países, como está sucediendo ahora.”

29 »Hay cosas que no sabemos: ésas pertenecen al Señor nuestro Dios; pero hay cosas que nos han sido reveladas a nosotros y a nuestros hijos para que las cumplamos siempre: todos los mandamientos de esta ley.

Deuteronomio 30

Condiciones para la restauración y la bendición

1 »Cuando les sobrevenga a ustedes todo lo que les he anunciado, la bendición y la maldición que les he dado a elegir, y reflexionen sobre ellas en las naciones donde el Señor su Dios los arroje,

2 si se vuelven al Señor y lo obedecen de todo corazón y con toda su alma, ustedes y los hijos de ustedes, como yo se lo ordeno ahora,

3 entonces el Señor su Dios cambiará la suerte de ustedes y les tendrá compasión. Los reunirá otra vez de entre los países donde antes los arrojó,

4 y aunque los desterrados de ustedes estén esparcidos por los lugares más lejanos del mundo, de allá los hará venir el Señor su Dios, y hasta allá irá a buscarlos.

5 El Señor los hará volver de nuevo al país que los antepasados de ustedes ocuparon, y ustedes volverán a ocuparlo; los hará prosperar y les dará más hijos que a sus antepasados.

6 Pondrá la marca de la alianza en el corazón de ustedes y en el de sus descendientes, para que lo amen con todo su corazón y con toda su alma, a fin de que tengan vida.

7 El Señor su Dios hará caer todas estas maldiciones sobre los enemigos de ustedes y sobre los que los persiguieron con odio,

8 y ustedes se volverán al Señor y lo obedecerán, y pondrán en práctica todos los mandamientos que yo les ordeno hoy.

9 Entonces el Señor les hará prosperar en todo lo que hagan, y en hijos, en crías de ganado y en cosechas; sí, el Señor su Dios volverá a complacerse en hacerles bien, como antes se complacía en hacerlo a los antepasados de ustedes,

10 si es que obedecen al Señor su Dios y cumplen sus mandamientos y leyes escritos en este libro de la ley, y se vuelven a él con todo su corazón y con toda su alma.

11 »Este mandamiento que hoy les doy no es demasiado difícil para ustedes, ni está fuera de su alcance.

12 No está en el cielo, para que se diga: “¿Quién puede subir al cielo por nosotros, para que nos lo traiga y nos lo dé a conocer, y lo pongamos en práctica?”

13 Tampoco está del otro lado del mar, para que se diga: “¿Quién cruzará el mar por nosotros, para que nos lo traiga y nos lo dé a conocer, y lo pongamos en práctica?”

14 Al contrario, el mandamiento está muy cerca de ustedes; está en sus labios y en su pensamiento, para que puedan cumplirlo.

15 »Miren, hoy les doy a elegir entre la vida y el bien, por un lado, y la muerte y el mal, por el otro.

16 Si obedecen lo que hoy les ordeno, y aman al Señor su Dios, y siguen sus caminos, y cumplen sus mandamientos, leyes y decretos, vivirán y tendrán muchos hijos, y el Señor su Dios los bendecirá en el país que van a ocupar.

17 Pero si no hacen caso de todo esto, sino que se dejan arrastrar por otros dioses para rendirles culto y arrodillarse ante ellos,

18 en este mismo momento les advierto que morirán sin falta, y que no estarán mucho tiempo en el país que van a conquistar después de haber cruzado el Jordán.

19 En este día pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ustedes, de que les he dado a elegir entre la vida y la muerte, y entre la bendición y la maldición. Escojan, pues, la vida, para que vivan ustedes y sus descendientes;

20 amen al Señor su Dios, obedézcanlo y séanle fieles, porque de ello depende la vida de ustedes y el que vivan muchos años en el país que el Señor juró dar a Abraham, Isaac y Jacob, antepasados de ustedes.»

Deuteronomio 31

Josué, sucesor de Moisés

1 Moisés habló de nuevo a todo Israel, y dijo lo siguiente:

2 «Yo tengo ciento veinte años, y ya no tengo fuerzas para andar de un lado para otro. Además, el Señor me ha dicho que no cruzaré el Jordán.

3 Pero el Señor su Dios marchará delante de ustedes, y al paso de ustedes destruirá estas naciones, para que ocupen su territorio. Josué irá al frente de ustedes, como jefe, tal como lo ha dicho el Señor.

4 El Señor hará con estas naciones lo mismo que hizo con Sihón y con Og, reyes de los amorreos, y con sus países, a los cuales destruyó.

5 Y cuando el Señor haga que estas naciones caigan en poder de ustedes, deben hacer con ellas todo lo que les he ordenado.

6 Tengan valor y firmeza; no tengan miedo ni se asusten cuando se enfrenten con ellas, porque el Señor su Dios está con ustedes y no los dejará ni los abandonará.»

7 Después llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel:

«Ten valor y firmeza, porque tú tienes que llevar esta gente al país que el Señor juró a los antepasados de ustedes que les daría, y tú serás quien los haga tomar posesión.

8 El Señor mismo irá delante de ti, y estará contigo; no te abandonará ni te desamparará; por lo tanto, no tengas miedo ni te acobardes.»

Lectura de la ley en el año del perdón de deudas

9 Moisés puso esta ley por escrito, y la entregó a los sacerdotes levitas encargados de llevar el arca de la alianza del Señor, y a todos los ancianos de Israel,

10 dándoles también esta orden:

«Cada siete años, al llegar el año del perdón de las deudas, durante la fiesta de las Enramadas,

11 cuando todos los israelitas se reúnan delante del Señor su Dios en el lugar que él haya escogido, se leerá esta ley en presencia de todos ellos.

12 Todo el pueblo deberá reunirse, tanto los hombres como las mujeres, y los niños y los extranjeros que vivan en sus ciudades, para que escuchen la lectura de la ley y aprendan a respetar al Señor su Dios, y pongan en práctica todo lo que se dice en ella.

13 Así los hijos de ustedes, que nada saben de ella, podrán también oírla y aprenderán a respetar al Señor su Dios durante toda su vida en el país que ustedes van a ocupar después de cruzar el Jordán.»

Últimas instrucciones del Señor a Moisés

14 Luego el Señor dijo a Moisés:

«Mira, ya se va acercando la hora de tu muerte; así que llama a Josué, y preséntense los dos en la tienda del encuentro, para que yo le dé mis órdenes.»

Moisés y Josué fueron a la tienda del encuentro,

15 y allí se les apareció el Señor en una columna de nube, la cual se colocó sobre la entrada de la tienda.

16 Entonces el Señor dijo a Moisés:

«Ya pronto vas a morir, y este pueblo se va a corromper con los dioses del país extranjero que va a ocupar; entonces me abandonará y romperá la alianza que he hecho con él.

17 Pero mi furor se encenderá contra ellos, y los abandonaré; no me preocuparé de ellos para nada, y serán tantos los males y aflicciones que les vendrán, que finalmente dirán: “¿No será que estamos sufriendo estos males porque nuestro Dios ya no está con nosotros?”

18 Pero cuando llegue ese momento, yo me apartaré de ellos aún más, por todo el mal que habrán hecho y por haber adorado a otros dioses.

19 »Ahora pues, escriban este cántico y enséñenselo a los israelitas, para que lo canten y me sirva de testimonio contra ellos.

20 Porque cuando yo los haya hecho entrar en la tierra que bajo juramento prometí a sus antepasados, tierra donde la leche y la miel corren como el agua, y cuando hayan comido hasta estar satisfechos y engordar, entonces se irán tras otros dioses y los adorarán, y a mí me despreciarán y romperán mi alianza.

21 Pero cuando les vengan muchos males y aflicciones, entonces este cántico será un testimonio contra ellos, pues sus descendientes lo recordarán y lo cantarán; porque ya desde antes de hacerlos entrar en el país que les he prometido, sé muy bien hacia dónde se inclinan sus pensamientos.»

22 Aquel mismo día escribió Moisés el cántico, e hizo que los israelitas lo aprendieran.

23 A Josué, hijo de Nun, el Señor le dio la siguiente orden:

«Ten valor y firmeza, porque tú eres quien hará entrar a los israelitas en el país que les he prometido, y yo estaré a tu lado.»

24 Cuando Moisés terminó de escribir estas leyes en un libro,

25 dijo a los levitas encargados de llevar el arca de la alianza del Señor:

26 «Tomen este libro de la ley y pónganlo al lado del arca de la alianza del Señor su Dios, para que esté allí como testimonio contra ustedes.

27 Porque yo sé que ustedes son un pueblo rebelde y testarudo; y si hoy, que todavía vivo entre ustedes, se han rebelado contra el Señor, ¿qué será después de mi muerte?

28 Traigan aquí a todos los ancianos y jefes de sus tribus, para que yo les hable de estas cosas y ponga al cielo y a la tierra como testigos contra ellos.

29 Porque yo sé que después de mi muerte se van a corromper y van a dejar el camino que les he ordenado seguir; y sé también que en el futuro les sobrevendrá la desgracia, por hacer lo malo a los ojos del Señor y provocar con ello su enojo.»

Cántico de Moisés

30 Entonces Moisés pronunció este cántico, de principio a fin, ante todos los israelitas reunidos:

Deuteronomio 32

1 «Escucha, cielo, que voy a hablar;

atiende, tierra, a mis palabras.

2 »Mi enseñanza caerá como la lluvia,

mi discurso será como el rocío,

como llovizna sobre la hierba,

como gotas de agua sobre el pasto.

3 »Proclamaré el nombre del Señor:

¡reconozcan la grandeza del Dios nuestro!

4 Él es nuestro protector;

sus obras son perfectas,

sus acciones son justas.

Es el Dios de la verdad,

en él no hay injusticia;

¡él es justo y verdadero!

5 »Gente malvada y perversa,

que ha ofendido a Dios,

que son indignos de ser sus hijos:

6 ¿Así es como le pagan al Señor?

Pueblo necio y sin sabiduría,

¿no es él tu padre, tu creador?

¡Él te creó y te dio el ser!

7 »Vuelve atrás la mirada,

piensa en los tiempos pasados;

pide a tu padre que te lo diga,

y a los ancianos que te lo cuenten:

8 Hubo una vez en que el Altísimo

hizo reparto de hombres y naciones,

y fijó las fronteras de los pueblos.

Pero tomó en cuenta a los israelitas,

9 pues la herencia del Señor, la gente suya,

es el pueblo de Jacob.

10 Los encontró por el desierto,

por tierras secas y azotadas por el viento;

los envolvió en sus brazos, los instruyó

y los cuidó como a la niña de sus ojos.

11 Como águila que revolotea sobre el nido

y anima a sus polluelos a volar,

así el Señor extendió sus alas

y, tomándolos, los llevó a cuestas.

12 »El Señor los guió, y nadie más;

¡ningún dios extraño tuvo que ayudarlo!

13 Los llevó en marcha triunfal

por las regiones altas del país,

los alimentó con los frutos del campo,

de la roca les dio a beber miel

y del duro pedernal les dio aceite;

14 de sus ganados tuvieron leche y cuajada,

y comieron lo mejor de los corderos,

carneros de Basán y machos cabríos;

comieron el mejor grano de trigo

y bebieron el vino, la sangre de las uvas.

15 »Pero engordó Jesurún, y dio coces

(tanto engordó que brillaba de gordo),

y abandonó a Dios, su creador;

despreció a su protector y salvador.

16 Provocaron los celos y la ira de Dios

al adorar ídolos repugnantes;

17 ofrecieron sacrificios a demonios,

a dioses falsos que nunca antes conocieron;

dioses nuevos, recién llegados,

a los que jamás sus padres dieron culto.

18 »Olvidaste, Israel, a tu padre y protector;

olvidaste al Dios que te dio la vida.

19 Y Dios se enojó al ver esto,

y rechazó a sus hijos y a sus hijas;

20 y dijo: “Voy a volverles la espalda,

¡y a ver en qué van a parar!

Realmente son gente malvada,

hijos en los que no se puede confiar.

21 Me provocan a celos con un dios que no es dios,

me irritan con sus dioses ilusorios;

¡pues yo los provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo,

los haré enojar con un pueblo que no quiere entender!

22 Mi furor se ha encendido como un fuego,

y arderá hasta las regiones más profundas;

consumirá la tierra y sus frutos,

pondrá fuego a las bases de los montes.

23 Sobre ellos lanzaré todos los males,

contra ellos lanzaré todas mis flechas;

24 morirán de hambre y de fiebre;

una amarga peste los destruirá;

mandaré contra ellos fieras salvajes

y serpientes venenosas.

25 En las calles caerán sus hijos a filo de espada,

y en las casas reinará el espanto;

morirán muchachos y muchachas,

ancianos y niños de pecho.

26 »”Yo había pensado dispersarlos

y borrar de la tierra su memoria,

27 pero no quise soportar las burlas del enemigo;

no quise que se jactaran mis adversarios

y que dijeran: No fue el Señor quien hizo esto;

lo hicimos nosotros con nuestro poder.”

28 »Israel es un pueblo que ha perdido el juicio;

¡no tiene entendimiento!

29 Si fueran sabios, lo entenderían;

comprenderían en qué van a parar.

30 ¿Cómo es que uno solo hizo huir a mil?

¿Y cómo es que dos pusieron en fuga a diez mil?

¡Tan sólo porque el Señor, su protector,

decidió entregarlos al enemigo!

31 »Bien saben nuestros enemigos

que su protector no puede compararse al nuestro.

32 Ellos son cual viñedos corruptos,

descendientes de Sodoma y de Gomorra,

que producen uvas amargas y venenosas;

33 su vino es veneno de víboras,

¡veneno mortal de serpientes!

34 »“Todo esto me lo estoy reservando;

lo estoy guardando como un tesoro,

35 para el día en que me vengue y les dé su merecido,

para cuando llegue el momento de su caída.

Ya está cerca el día de su destrucción,

¡ya se les acerca la hora!”

36 »El Señor saldrá en defensa de su pueblo

cuando vea que le faltan las fuerzas;

el Señor se compadecerá de sus siervos

cuando vea que ya no quedan ni débiles ni fuertes.

37 Entonces les dirá: “¿Dónde están sus dioses,

esos protectores en los que confiaban,

38 esos que comían la grasa de sus sacrificios

y bebían el vino que les ofrecían?

¡Que se levanten a ayudarlos!

¡Que vengan a protegerlos!

39 Yo soy el único Dios;

no hay otros dioses fuera de mí.

Yo doy la vida, y la quito;

yo causo la herida, y la curo.

¡No hay quien se libre de mi poder!

40 Levanto mi mano al cielo,

y juro por mi eternidad

41 que cuando afile mi brillante espada

y comience a impartir justicia,

me vengaré de mis enemigos.

¡Daré su merecido a los que me odian!

42 Empaparé en sangre mis flechas,

y mi espada acabará con ellos;

¡sangre de heridos y de prisioneros!,

¡de los jefes enemigos, de largas melenas!”

43 »¡Alégrense, naciones, con el pueblo de Dios!

¡Él vengará la muerte de sus siervos,

tomará venganza de sus enemigos

y perdonará a su país y a su pueblo!»

Últimas instrucciones de Moisés

44-45 Moisés se presentó ante todo el pueblo de Israel y, junto con Josué, hijo de Nun, pronunció este cántico de principio a fin.

46 Después dijo a los israelitas:

«Piensen bien en todo lo que hoy les he dicho, y ordenen a sus hijos que pongan en práctica todos los términos de esta ley.

47 Porque no es algo que ustedes puedan tomar a la ligera; esta ley es vida para ustedes, y por ella vivirán más tiempo en la tierra que está al otro lado del río Jordán, de la cual van a tomar posesión.»

Dios permite a Moisés ver la tierra prometida

48 Aquel mismo día el Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

49 «Ve a las montañas de Abarim y sube al monte Nebo, que está en territorio moabita, frente a Jericó, y mira desde allí la tierra de Canaán, la cual voy a dar en propiedad a los israelitas.

50 Allí, en ese monte al que vas a subir, morirás e irás a reunirte con los tuyos, tal como tu hermano Aarón, que murió en el monte Hor y fue a reunirse con los suyos.

51 Ustedes dos me fueron infieles delante de los israelitas, cuando estaban en las aguas de Meribá-cadés, en el desierto de Sin, pues no me honraron delante de ellos.

52 Por lo tanto, vas a contemplar desde lejos la tierra que voy a dar a los israelitas, pero no entrarás en ella.»

Deuteronomio 33

Moisés bendice a las tribus de Israel

1 Poco antes de morir, Moisés, hombre de Dios, bendijo a los israelitas

2 de la siguiente manera:

«El Señor viene del Sinaí;

desde Seír nos ha alumbrado.

Resplandeció desde los montes de Parán

y avanza desde Meribá-cadés;

en su derecha nos trae el fuego de la ley.

3 El Señor ama a su pueblo,

protege a los que se consagran a él;

ellos se rinden a sus pies

y reciben órdenes suyas.

4 Moisés nos dio la ley

como herencia de la comunidad de Jacob,

5 y hubo rey en Jesurún

al reunirse los jefes del pueblo,

al juntarse las tribus de Israel.»

6 Acerca de Rubén dijo:

«¡Viva Rubén! ¡Que no muera,

aunque sean pocos sus hombres!»

7 Acerca de Judá dijo:

«Señor, escucha la voz de Judá;

haz que se reúna con su pueblo.

Defiéndelo con tu poder;

ayúdalo contra sus enemigos.»

8 Acerca de Leví dijo:

«Tuyos son, Señor, el Tumim y el Urim;

tuyos y del hombre que te es fiel,

del que pusiste a prueba en Masá,

con quien reñiste en las aguas de Meribá,

9 el que dijo a sus padres: “Jamás los he visto”,

y a sus hermanos: “Los desconozco”,

y a sus hijos: “No sé quiénes son.”

Ellos cumplen tus palabras,

se han entregado a tu alianza por completo.

10 Instruyen a Jacob, a Israel,

en tus leyes y decretos;

colocan en tu altar, en tu presencia,

incienso y ofrendas de animales.

11 Bendice, Señor, sus esfuerzos,

y recibe con agrado su trabajo.

Rómpeles la espalda a sus enemigos,

y que no vuelvan a levantarse los que lo odian.»

12 Acerca de Benjamín dijo:

«El amado del Señor vive tranquilo;

el Altísimo lo protegerá siempre.

¡Vivirá bajo su protección!»

13 Acerca de José dijo:

«Que el Señor bendiga su tierra

con lo mejor del rocío de los cielos

y del agua que está en lo profundo de la tierra,

14 con las mejores cosechas del año

y los mejores frutos de los meses,

15 con lo principal de los montes antiguos,

con lo mejor de las alturas eternas,

16 con lo mejor de los frutos que llenan la tierra

y con la buena voluntad del que habita en la zarza.

Venga todo esto sobre José,

que fue escogido entre sus hermanos.

17 Es hermoso como el primer hijo de un toro,

poderoso como un búfalo,

y corneará a todos los pueblos

hasta los extremos de la tierra.

Tales son las multitudes de Efraín;

tales son los millares de Manasés.»

18 Acerca de Zabulón e Isacar dijo:

«Alégrate, Zabulón, por tus salidas,

y tú, Isacar, por tus tiendas de campaña.

19 Llamarán a las naciones al monte,

y allí ofrecerán los sacrificios requeridos;

disfrutarán de la riqueza de los mares

y de los tesoros ocultos de las playas.»,

20 Acerca de Gad dijo:

«¡Bendito el que le da grandes territorios!

Gad se tiende al acecho, como leona,

y desgarra brazos y cabeza.

21 Gad se quedó con la mejor parte,

con una tierra digna de capitanes.

Entró al frente del pueblo,

cumplió con lo que el Señor exigía

y actuó con justicia en Israel.»

22 Acerca de Dan dijo:

«Dan es un cachorro de león

que salta desde Basán.»

23 Acerca de Neftalí dijo:

«Neftalí es bien visto por el Señor,

cuenta con múltiples bendiciones suyas,

¡es dueño del lago hasta su extremo sur!»

24 Acerca de Aser dijo:

«Sea bendito Aser entre los hijos de Jacob,

y bien querido por sus hermanos.

Que empape sus pies en aceite;

25 que tengan sus puertas cerrojos de hierro y bronce,

y que dure su fuerza tanto como su vida.

26 »Nada es comparable al Dios de Jesurún,

que cabalga con majestad sobre las nubes del cielo

para venir en tu ayuda.

27 El Dios eterno es tu refugio,

su eterno poder es tu apoyo;

hizo huir de tu presencia al enemigo

y a ti te ordenó destruirlo.

28 Israel vivirá confiado,

sus descendientes vivirán en paz.

En sus tierras habrá trigales y viñedos,

y nunca les faltará lluvia del cielo.

29 Dichoso tú, Israel,

¿quién se te puede comparar?

El Señor mismo te ha salvado;

él te protege y te ayuda,

¡él es tu espada victoriosa!

Tus enemigos se rendirán ante ti,

y tú aplastarás su orgullo.»

Deuteronomio 34

Muerte y sepultura de Moisés

1 Moisés subió del desierto de Moab al monte Nebo, a la cumbre del monte Pisgá, que está frente a Jericó. Desde allí el Señor le hizo contemplar toda la región de Galaad hasta el territorio de Dan,

2 las regiones de Neftalí, Efraín y Manasés, todo el territorio de Judá hasta el mar Mediterráneo,

3 el Négueb, el valle del Jordán y la llanura de Jericó, ciudad de las palmeras, hasta Sóar.

4 Y el Señor le dijo:

«Éste es el país que yo juré a Abraham, Isaac y Jacob que daría a sus descendientes. He querido que lo veas con tus propios ojos, aunque no vas a entrar en él.»

5 Y así Moisés, el siervo de Dios, murió en la tierra de Moab, tal como el Señor lo había dicho,

6 y fue enterrado en un valle de la región de Moab, frente a Bet-peor, en un lugar que hasta la fecha nadie conoce.

7 Murió a los ciento veinte años de edad, habiendo conservado hasta su muerte buena vista y buena salud.

8 Los israelitas lloraron a Moisés durante treinta días en el desierto de Moab, cumpliendo así los días de llanto y luto por su muerte.

9 Y Josué, hijo de Nun, recibió de Moisés sabiduría, pues Moisés puso sus manos sobre él; así que los israelitas le obedecieron e hicieron como el Señor había ordenado a Moisés.

10 Sin embargo, nunca más hubo en Israel otro profeta como Moisés, con quien el Señor hablara cara a cara,

11 o que hiciera todos los prodigios y maravillas que el Señor le mandó hacer en Egipto contra el faraón, sus funcionarios y todo su país,

12 o que le igualara en poder y en los hechos grandes e importantes que hizo a la vista de todo Israel.

Números 1

Censo de Israel en el Sinaí

1 El día primero del segundo mes del segundo año, cuando hacía poco más de un año que los israelitas habían salido de Egipto, el Señor se dirigió a Moisés en el desierto de Sinaí, en la tienda del encuentro con Dios, y le dijo:

2 «Hagan un censo de todos los israelitas, por clanes y familias, para saber el nombre y número exacto de todos los hombres

3 de veinte años para arriba, aptos para la guerra. Regístrenlos según el orden militar, con la ayuda de Aarón

4 y de un jefe de familia por cada tribu.

5 Éstos son los nombres de los jefes que deberán ayudarles:

»Por la tribu de Rubén: Elisur, hijo de Sedeúr.

6 »Por la de Simeón: Selumiel, hijo de Surisadai.

7 »Por la de Judá: Nahasón, hijo de Aminadab.

8 »Por la de Isacar: Natanael, hijo de Suar.

9 »Por la de Zabulón: Eliab, hijo de Helón.

10 »Por las tribus de los hijos de José: Elisamá, hijo de Amihud, por la de Efraín; y Gamaliel, hijo de Pedasur, por la de Manasés.

11 »Por la tribu de Benjamín: Abidán, hijo de Guidoní.

12 »Por la de Dan: Ahiézer, hijo de Amisadai.

13 »Por la de Aser: Paguiel, hijo de Ocrán.

14 »Por la de Gad: Eliasaf, hijo de Reuel.

15 »Por la de Neftalí: Ahirá, hijo de Enán.»

16 Éstos fueron los jefes de tribu escogidos de entre la comunidad israelita para representar a sus propios clanes.

17-18 El día primero del segundo mes del año, Moisés y Aarón reunieron a estos hombres expresamente designados por Dios, lo mismo que a todo el pueblo, e hicieron el censo de todos los israelitas, anotando en orden de clanes y familias el nombre de cada uno de ellos y el número total de hombres de veinte años para arriba,

19 tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Este censo se hizo en el desierto de Sinaí.

20-21 Una vez hecho el censo por tribus, clanes y familias, y anotados ya el nombre de cada uno y el número total de hombres mayores de veinte años, el resultado fue el siguiente:

De la tribu de Rubén, el hijo mayor de Israel, se contaron cuarenta y seis mil quinientos hombres aptos para la guerra.

22-23 De la tribu de Simeón se contaron cincuenta y nueve mil trescientos.

24-25 De la tribu de Gad se contaron cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta.

26-27 De la tribu de Judá se contaron setenta y cuatro mil seiscientos.

28-29 De la tribu de Isacar se contaron cincuenta y cuatro mil cuatrocientos.

30-31 De la tribu de Zabulón se contaron cincuenta y siete mil cuatrocientos.

32-35 De los descendientes de José se contaron cuarenta mil quinientos de la tribu de Efraín y treinta y dos mil doscientos de la tribu de Manasés.

36-37 De la tribu de Benjamín se contaron treinta y cinco mil cuatrocientos.

38-39 De la tribu de Dan se contaron sesenta y dos mil setecientos.

40-41 De la tribu de Aser se contaron cuarenta y un mil quinientos.

42-43 De la tribu de Neftalí se contaron cincuenta y tres mil cuatrocientos.

44 Éste fue el resultado del censo que hicieron Moisés, Aarón y los doce jefes israelitas que representaban a sus respectivas tribus y familias:

45 los israelitas de veinte años para arriba, aptos para la guerra,

46 fueron seiscientos tres mil quinientos cincuenta en total.

Nombramiento de los levitas

47 Los levitas no fueron contados entre las tribus de sus antepasados,

48 porque el Señor le había dicho a Moisés:

49 «Cuando hagas el censo de los israelitas, no cuentes entre ellos a la tribu de Leví.

50 A los levitas deberás ponerlos a cargo del servicio del santuario de la alianza, de todos sus utensilios y de todo lo que corresponde al santuario. Ellos se ocuparán de transportar el santuario y sus utensilios, y de todo lo relacionado con su servicio. También deberán acampar alrededor del santuario,

51 y cuando haya que transportarlo, ellos serán quienes lo desarmen y quienes lo instalen de nuevo cuando tengan que acampar. Toda persona ajena que se acerque al santuario, será condenada a muerte.

52 Los demás israelitas acamparán a la manera militar, cada uno en su propio campamento y bajo su propia bandera.

53 Los levitas, por su parte, acamparán alrededor del santuario de la alianza, y cuidarán de él, para que el Señor no se enoje contra los israelitas.»

54 Los israelitas lo hicieron todo tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés.

Números 2

Orden del campamento

1 El Señor se dirigió a Moisés y Aarón, y les dijo:

2 «Los israelitas deberán acampar a cierta distancia alrededor de la tienda del encuentro, cada uno bajo su propia bandera y con los distintivos de su propia familia.

3 »Al este acamparán los ejércitos que marchan bajo la bandera de Judá. El ejército de la tribu de Judá tiene como jefe a Nahasón, hijo de Aminadab,

4 y según el censo se compone de setenta y cuatro mil seiscientos hombres.

5 Junto a ellos acampará el ejército de la tribu de Isacar, que tiene como jefe a Natanael, hijo de Suar,

6 y que según el censo se compone de cincuenta y cuatro mil cuatrocientos hombres.

7 También acampará con ellos el ejército de la tribu de Zabulón, que tiene como jefe a Eliab, hijo de Helón,

8 y que según el censo se compone de cincuenta y siete mil cuatrocientos hombres.

9 De esta manera el campamento de Judá se compondrá de tres ejércitos, con un total de ciento ochenta y seis mil cuatrocientos hombres, que marcharán al frente de los israelitas.

10 »Al sur acamparán los ejércitos que marchan bajo la bandera de Rubén. El ejército de la tribu de Rubén tiene como jefe a Elisur, hijo de Sedeúr,

11 y según el censo se compone de cuarenta y seis mil quinientos hombres.

12 Junto a ellos acampará el ejército de la tribu de Simeón, que tiene como jefe a Selumiel, hijo de Surisadai,

13 y que según el censo se compone de cincuenta y nueve mil trescientos hombres.

14 También acampará con ellos el ejército de la tribu de Gad, que tiene como jefe a Eliasaf, hijo de Reuel,

15 y que según el censo se compone de cuarenta y cinco mil seiscientos cincuenta hombres.

16 De esta manera el campamento de Rubén se compondrá de tres ejércitos, con un total de ciento cincuenta y un mil cuatrocientos cincuenta hombres, que marcharán en segundo lugar.

17 »Los levitas marcharán en seguida, entre los cuatro campamentos, llevando con ellos la tienda del encuentro. Los cuatro campamentos marcharán uno tras otro, en el orden en que hayan acampado y bajo su propia bandera.

18 »Al oeste acamparán los ejércitos que marchan bajo la bandera de Efraín. El ejército de la tribu de Efraín tiene como jefe a Elisamá, hijo de Amihud,

19 y según el censo se compone de cuarenta mil quinientos hombres.

20 Junto a ellos acampará el ejército de la tribu de Manasés, que tiene como jefe a Gamaliel, hijo de Pedasur,

21 y que según el censo se compone de treinta y dos mil doscientos hombres.

22 También acampará con ellos el ejército de la tribu de Benjamín, que tiene como jefe a Abidán, hijo de Guidoní,

23 y que según el censo se compone de treinta y cinco mil cuatrocientos hombres.

24 De esta manera el campamento de Efraín se compondrá de tres ejércitos, con un total de ciento ocho mil cien hombres, que marcharán en tercer lugar.

25 »Al norte acamparán los ejércitos que marchan bajo la bandera de Dan. El ejército de la tribu de Dan tiene como jefe a Ahiézer, hijo de Amisadai,

26 y según el censo se compone de sesenta y dos mil setecientos hombres.

27 Junto a ellos acampará el ejército de la tribu de Aser, que tiene como jefe a Paguiel, hijo de Ocrán,

28 y que según el censo se compone de cuarenta y un mil quinientos hombres.

29 También acampará con ellos el ejército de la tribu de Neftalí, que tiene como jefe a Ahirá, hijo de Enán,

30 y que según el censo se compone de cincuenta y tres mil cuatrocientos hombres.

31 De esta manera el campamento de Dan se compondrá de tres ejércitos, con un total de ciento cincuenta y siete mil seiscientos hombres, que cerrarán la marcha tras su bandera.»

32 El censo de las familias israelitas dio como resultado un ejército de seiscientos tres mil quinientos cincuenta hombres.

33 Pero, tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés, los levitas no fueron contados en el censo.

34 Los israelitas lo hicieron todo tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés: cada cual acampó bajo su propia bandera y marchó con su propio clan y su propia familia.

Números 3

Deberes de los levitas

1 Por el tiempo en que el Señor habló a Moisés en el monte Sinaí, los descendientes de Aarón y de Moisés eran éstos:

2 Los hijos de Aarón: Nadab, que era el mayor, Abihú, Eleazar e Itamar.

3 Los cuatro fueron consagrados y ordenados para oficiar como sacerdotes,

4 pero Nadab y Abihú murieron delante del Señor porque en el desierto de Sinaí le ofrecieron un fuego extraño. Ellos no tuvieron hijos. Entonces Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio bajo la vigilancia de Aarón, su padre.

5 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

6 «Llama a los de la tribu de Leví, para que se pongan a las órdenes del sacerdote Aarón y le sirvan.

7 Estarán al servicio de Aarón y de todo el pueblo, ante la tienda del encuentro, y se encargarán del servicio del santuario.

8 Cuidarán también de los utensilios de la tienda del encuentro, y estarán al servicio de los israelitas en todos los oficios del santuario.

9 Aparta a los levitas de los demás israelitas, para que se dediquen especialmente a servir a Aarón y a sus descendientes,

10 y deja en manos de Aarón y sus descendientes las funciones del sacerdocio. Si alguien oficia como sacerdote sin serlo, será condenado a muerte.»

Los levitas, propiedad del Señor

11 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

12 «De entre los israelitas he escogido a los levitas, a cambio del primer hijo de cada familia. Ellos me pertenecen,

13 porque a mí me pertenece todo primer hijo. Cuando hice morir a todos los hijos mayores de los egipcios, reservé para mí los hijos mayores de los israelitas y las primeras crías de sus animales. Por lo tanto, me pertenecen. Yo soy el Señor.»

Censo de los levitas

14 El Señor se dirigió a Moisés en el desierto de Sinaí, y le dijo:

15 «Haz un censo de los levitas por orden de familias y clanes, y registra a todos los levitas varones de un mes de edad para arriba.»

16 Y Moisés hizo el censo, tal como el Señor se lo había ordenado.

17 Los hijos de Leví fueron Guersón, Quehat y Merarí.

18 Los descendientes de Guersón, por orden de clanes, fueron Libní y Simí.

19 Los descendientes de Quehat, por orden de clanes, fueron Amram, Ishar, Hebrón y Uziel.

20 Los descendientes de Merarí, por orden de clanes, fueron Mahli y Musí.

Todos estos fueron los clanes de Leví por orden de familias.

21 Los clanes de Guersón eran los de Libní y Simí.

22 El total de sus varones registrados de un mes de edad para arriba, fue de siete mil quinientos.

23 Estos clanes acampaban al oeste, detrás del santuario.

24 El jefe de las familias descendientes de Guersón era Eliasaf, el hijo de Lael.

25 En la tienda del encuentro ellos se encargaban del cuidado del santuario, de la tienda, de su cubierta de pieles, de la cortina que está a la entrada de la tienda,

26 de las cortinas del patio, de la cortina que está a la entrada del patio que rodea el santuario y el altar, y de las cuerdas correspondientes.

27 Los clanes de Quehat eran los de Amram, Ishar, Hebrón y Uziel,

28 y el total de varones registrados de un mes de edad para arriba, fue de ocho mil trescientos. Estos clanes estaban al cuidado del santuario

29 y acampaban al lado sur del santuario.

30 El jefe de estos clanes era Elisafán, hijo de Uziel.

31 Estos clanes tenían bajo su cuidado el arca de la alianza, la mesa, el candelabro, los altares, los objetos sagrados necesarios para el servicio religioso, el velo y todos los utensilios correspondientes.

32 El jefe principal de los levitas era Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, y estaba encargado de vigilar a los que cuidaban el santuario.

33 Los clanes de Merarí eran los de Mahli y Musí.

34 El total de sus varones registrados de un mes de edad para arriba, fue de seis mil doscientos.

35 Su jefe era Suriel, hijo de Abihail, y acampaban al lado norte del santuario.

36 Los descendientes de Merarí tenían bajo su cuidado las tablas del santuario, con sus travesaños, sus postes, sus bases y todos sus utensilios,

37 lo mismo que los postes que rodeaban el patio, con sus bases, sus estacas y sus cuerdas.

38 Por el lado oriental, frente al santuario y delante de la tienda del encuentro, acampaban Moisés y Aarón y los hijos de Aarón, los cuales cuidaban el santuario en nombre de los demás israelitas. Si alguien oficiaba como sacerdote sin serlo, era condenado a muerte.

39 Cuando Moisés y Aarón hicieron el censo de los levitas por orden de clanes, tal como el Señor se lo había ordenado, resultó que los varones de un mes de edad para arriba eran veintidós mil en total.

Rescate de los hijos mayores

40 El Señor dijo a Moisés:

«Haz un censo de los hijos mayores de los israelitas, de un mes de edad para arriba, y registra sus nombres.

41 Luego, a cambio de los hijos mayores de los israelitas, resérvame a los levitas. Yo soy el Señor. De la misma manera, a cambio de las primeras crías del ganado de los israelitas, resérvame el ganado de los levitas.»

42 Moisés hizo el censo de los hijos mayores de los israelitas, tal como el Señor se lo había ordenado,

43 y todos los varones registrados de un mes de edad para arriba fueron veintidós mil doscientos setenta y tres.

44 Y el Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

45 «Toma a los levitas a cambio de los hijos mayores de los israelitas, y el ganado de los levitas a cambio del ganado de los israelitas, pues los levitas me pertenecen. Yo soy el Señor.

46 Pero los hijos mayores de los israelitas son más numerosos que los levitas; así que, para rescatar a esos doscientos setenta y tres hijos mayores que hay de más,

47 pide una contribución de cinco monedas de plata por persona, según el peso oficial del santuario, que es la moneda de plata de once gramos,

48 y entrega ese dinero a Aarón y a sus hijos como rescate por ellos.»

49 Moisés recogió el dinero del rescate por los hijos mayores israelitas que había de más,

50 y recogió mil trescientas sesenta y cinco monedas de plata, conforme al peso oficial del santuario.

51 Después entregó este dinero a Aarón y a sus hijos, tal como el Señor se lo había ordenado.

Números 4

Oficios de los levitas

1 El Señor se dirigió a Moisés y Aarón, y les dijo:

2 «Haz un censo, por orden de clanes y familias, de los levitas descendientes de Quehat

3 que estén entre los treinta y los cincuenta años de edad, y que sean aptos para el servicio de la tienda del encuentro.

4 »El trabajo de los descendientes de Quehat es muy sagrado, y consiste en lo siguiente:

5 Cuando el pueblo tenga que ponerse en camino, Aarón y sus hijos quitarán el velo que está a la entrada del Lugar santísimo y con él cubrirán el arca de la alianza.

6 Encima le pondrán una cubierta de pieles finas, y sobre eso extenderán una tela morada de una sola pieza, y le pondrán los palos para transportarlo.

7 Extenderán también una tela morada sobre la mesa de la Presencia, y sobre ella colocarán los platos, los cucharones, las copas y las jarras para las ofrendas de vino, lo mismo que el pan que se ofrece continuamente.

8 Encima de todo eso extenderán una tela roja, y lo cubrirán con una cubierta de pieles finas, y le pondrán los palos para transportarlo.

9 Luego tomarán una tela morada y cubrirán con ella el candelabro, las lámparas, las tenazas, los platillos y todos los vasos que se utilizan para el aceite.

10 Todo eso lo envolverán con una cubierta de pieles finas y lo pondrán sobre unos palos para transportarlo.

11 »También extenderán una tela morada sobre el altar de oro, lo envolverán con una cubierta de pieles finas y le pondrán palos para transportarlo.

12 Luego recogerán los utensilios usados en el servicio del santuario y los pondrán en una tela morada, los envolverán en una cubierta de pieles finas y los llevarán también sobre unos palos.

13 Deben limpiar de grasa y ceniza el altar, y cubrirlo después con una tela de púrpura.

14 Encima pondrán todo lo que se usa para los oficios religiosos en el altar: los braseros, los tenedores, las palas, los tazones; en fin, todos los utensilios del altar. A todo eso le pondrán una cubierta de pieles finas y los palos para transportarlo.

15 Cuando Aarón y sus hijos hayan terminado de envolver todos los objetos sagrados, y estén ya listos para ponerse en camino, podrán venir los descendientes de Quehat para transportar todas estas cosas. Pero no deben tocar nada sagrado con las manos, para que no mueran. Todas estas cosas de la tienda del encuentro son las que deben transportar los descendientes de Quehat.

16 Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, deberá encargarse del aceite para las lámparas, del incienso perfumado, de los cereales para las ofrendas que siempre me deben ofrecer, y del aceite de consagrar. También tendrá que cuidar del santuario y de todo lo que hay en él, lo mismo que de los objetos sagrados correspondientes.»

17 El Señor se dirigió a Moisés y Aarón, y les dijo:

18 «No permitan que los clanes de Quehat desaparezcan de entre los levitas.

19 Para que ellos no sean castigados con la muerte por tocar las cosas sagradas, deberán hacer lo siguiente: Aarón y sus hijos se encargarán de decir a cada uno de ellos lo que ha de hacer y lo que le toca llevar.

20 Así ellos no tendrán que entrar en ningún momento a ver las cosas sagradas, y tampoco morirán.»

21 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

22 «Haz también un censo, por orden de clanes y familias, de los descendientes de Guersón

23 que estén entre los treinta y los cincuenta años de edad, y que sean aptos para el servicio de la tienda del encuentro.

24 »El trabajo de los descendientes de Guersón será el siguiente:

25 Deberán transportar las cortinas del santuario, la tienda del encuentro, la cubierta de pieles finas que se le pone encima, la cortina de la entrada a la tienda del encuentro,

26 las cortinas del patio, la cortina para la entrada del patio que rodea el santuario y el altar, las cuerdas correspondientes y todos los utensilios que necesitan para su oficio y para su trabajo.

27 Aarón y sus hijos dirigirán a los descendientes de Guersón en los trabajos que han de hacer y en las cosas que han de transportar. Ustedes los harán responsables de lo que ellos hayan de hacer.

28 Éste es el servicio que los clanes de los descendientes de Guersón han de prestar en la tienda del encuentro, bajo la dirección de Itamar, hijo del sacerdote Aarón.

29 »Haz también un censo de los descendientes de Merarí, por orden de clanes y familias.

30 Registra a todos los que tengan entre treinta y cincuenta años de edad, es decir, que sean aptos para el servicio de la tienda del encuentro.

31 Su trabajo en relación con la tienda del encuentro será el de transportar las tablas del santuario, los travesaños, los postes, las bases,

32 los postes del patio que rodea el santuario, con sus bases, estacas y cuerdas y todo lo que necesitan para su trabajo. Tú deberás decirle a cada uno exactamente qué cosas ha de transportar.

33 Éste es el trabajo, en relación con la tienda del encuentro, que estará a cargo de los clanes descendientes de Merarí y que se hará bajo la dirección de Itamar, hijo del sacerdote Aarón.»

34 Moisés, Aarón y los jefes del pueblo hicieron el censo, por orden de clanes y familias, de los descendientes de Quehat

35 que estaban entre los treinta y los cincuenta años de edad, y que eran aptos para el servicio de la tienda del encuentro,

36 y los hombres registrados fueron dos mil setecientos cincuenta en total.

37 Éste fue el número de los descendientes de Quehat que podían prestar servicio en la tienda del encuentro, según el censo que hicieron Moisés y Aarón y conforme a la orden que el Señor había dado a Moisés.

38 Los descendientes de Guersón, por orden de clanes y familias,

39 que estaban entre los treinta y los cincuenta años de edad y que eran aptos para el servicio de la tienda del encuentro,

40 fueron dos mil seiscientos treinta.

41 Éste fue el número de los descendientes de Guersón que podían prestar servicio en la tienda del encuentro, según el censo que hicieron Moisés y Aarón por orden del Señor.

42 Los descendientes de Merarí, por orden de clanes y familias,

43 que estaban entre los treinta y los cincuenta años de edad y que eran aptos para el servicio de la tienda del encuentro,

44 fueron tres mil doscientos.

45 Éste fue el número de los descendientes de Merarí que podían prestar servicio en la tienda del encuentro, según el censo que hicieron Moisés y Aarón y conforme a la orden que el Señor había dado a Moisés.

46 El número total de levitas contados por Moisés, Aarón y los jefes de Israel, por orden de clanes y familias,

47 que estaban entre los treinta y los cincuenta años de edad y que eran aptos para el servicio de la tienda del encuentro,

48 fue de ocho mil quinientos ochenta.

49 Este censo se hizo según la orden que el Señor había dado a Moisés, y a cada uno se le dijo lo que tenía que hacer y lo que le tocaba llevar, tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés.